domingo, 16 de mayo de 2021

CHARLA EN MADRID EL PRÓXIMO VIERNES 21 SOBRE CINE. SOBRE LO AUDIOVISUAL, LA MANIPULACIÓN DE LAS MENTES Y LA RESISTENCIA CULTURAL

 


 

 

Hablar de la sociedad, la política, la historia y la vida a través del cine. Esta ha sido la idea directriz que hay detrás las reseñas cinematográficas incluidas en mi segundo libro “Crónicas de un Occidente Enfermo”.

Y es también la idea que inspira la conferencia el próximo viernes 21, en colaboración con la asociación cultural OHKA. Hemos escogido ocho de estas películas para hablar brevemente de ellas, acompañando la exposición con escenas significativas de cada una, para concluir con un cambio de impresiones e ideas sobre todos los temas tocados.

No se trata de propinar al auditorio una serie de críticas de cine, por así decir en forma de píldoras, lo cual sería garantía segura de una conferencia soporífera y una invitación a pasar la tarde del viernes de cualquier otra manera. La idea es más sencilla: enfocar ciertos aspectos de estas películas, iluminar ángulos oscuros, motivar al oyente para que las vea porque todas valen la pena de una u otra manera, aun las indecentes y manipuladoras.

Y naturalmente hablar de las cosas de hoy a través del arte cinematográfico, que en su mejor expresión no es solamente entretenimiento. Todo ello desde un punto de vista personal, ciertamente. No voy a analizar cada película sino enfocar la atención sobre algunas cosas, sobre lo que he visto o creído ver en ellas y es relevante fuera del cine.

Dicho esto, he aquí las películas incluidas. Algunas son bastante conocidas y otras menos, alguna prácticamente desconocida y la última, además de desconocida bastante extraña y peculiar.

FAHRENHEIT 451

El mundo donde los bomberos no apagan incendios sino que queman libros para apagar los fuegos de la mente. La sociedad del entretenimiento que oculta una infelicidad de masas, la corrección política que esconde la barbarie y el olvido del pasado.

1984

La pesadilla totalitaria imaginada por Orwell tiene todavía mucho que decir sobre el mundo de hoy, quizá más de lo que nos gustaría. Vigilancia electrónica, manipulación del pasado, destrucción del lenguaje y del principio de realidad.

EL SHOW DE TRUMAN

Una vida como espectáculo para los parásitos de emociones, un aspirante a demiurgo que gestiona la felicidad en un espacio cerrado, una conciencia humana que anhela con todas sus fuerzas romper el cascarón.

ESTÁN VIVOS

Una élite oculta que manipula las mentes y la percepción de la realidad, una hipnosis colectiva ejercida sobre la población. Como es evidente, cualquier parecido con el mundo de hoy no tiene nada de coincidencia, en esta sátira del capitalismo y también de algo más.

LA OLA

La película que todos los adolescentes deberían ver para aprender la falta de carácter, la desmovilización política y el individualismo disgregador. Formación esencial para fabricar una juventud que quiera romper todas las reglas, pero siguiendo todas las reglas.

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA

Repescada del olvido, una película sobre el sentido de la comunidad, el valor de la solidaridad, la lucha eterna del trabajo contra el parásito, el espíritu humano que parte de eslabones débiles para forjar una cadena irrompible.

EL LABERINTO DEL FAUNO

Incluso del vertedero se sacan enseñanzas. Esta indecencia cinematográfica de alto nivel nos regala tres niveles de mensajes en una sola película: burda propaganda y manipulación histórica, odio contra el padre, inversión espiritual de símbolos y significados.

ZARDOZ

En el mundo de Zardoz la especie humana se ha dado jaque mate a sí misma. Ha detenido el flujo de la vida y de la muerte, se ha construido una prisión eterna de inmortalidad. Pero los Exterminadores serán el instrumento de una fuerza muy superior a la soberbia humana.

También firmaré ejemplares de mis libros.

La charla tendrá lugar en un local privado, los interesados en asistir por favor que me contacten personalmente.

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domingo, 9 de mayo de 2021

LOS QUE TIENEN CORAZÓN A LOS VEINTE AÑOS Y CEREBRO A LOS CUARENTA, O QUIZÁ SEA MEJOR LO CONTRARIO.

 




Hay frases que circulan, traviesamente, a lo largo de los años hasta convertirse casi en lugares comunes. Unas impertinentes, otras banales, algunas valiosas –las menos- y otras majaderías. Pero todas contribuyen a cierta manera común de ver las cosas, como argamasa que sirve para dar consistencia a ente nebuloso que llamamos imaginario o conciencia colectiva.

Una de estas frases se debe a Winston Churchill y reza así: “El que no es de izquierda a los veinte años no tiene corazón, pero el que lo sigue siendo con cuarenta no tiene cerebro”

Una frase que tiene su parte de verdad sin duda, sobre todo considerando el contexto de la época: el antagonismo existente entre el modelo soviético por un lado que capturó el corazón de intelectuales y jóvenes, por otro lado el modelo capitalista liberal que encarnaba el cerebro de burgueses y banqueros de las demo-plutocracias occidentales.

Con todo, en la visión de Churchill no entraba, o no supo comprender, que había un tercer modelo en causa; encarnado por el Fascismo, sus análogos y derivados, tercera posición, etcétera, tenía al mismo tiempo corazón a los veinte y cerebro a los cuarenta. No sólo esto sino que también, como en el símbolo oriental de ying y yang, dentro de cada uno había un fragmento del otro. El corazón joven no carecía de cerebro, y al cerebro maduro no le faltaba corazón.

Dejemos los años treinta y pasemos al mundo actual. Hoy en día podríamos parafrasear la máxima del inglés afirmando que cuando se es joven hay que ser rebelde y de izquierdas; o incluso comunista, si no en esencia al menos como pose. Cuando se crece, se madura y se trabaja hay que ser un buen conformista, vagamente liberal o apolítico, socialdemócrata, burgués del espíritu o cualquier otra mediocridad, satisfecha de sí misma en su moderación, que se nos proponga.

Confieso que me caen muy gordos los que tienen corazón a los veinte y cerebro a los cuarenta.

Porque son los que rompen todas las reglas del sistema siguiendo todas las reglas del sistema. Juegan inofensivamente a ser revolucionarios hasta que se integran perfectamente sin poner jamás en discusión nada que tenga importancia; no es que vayan siguiendo las indicaciones de un camino marcado, es que van sobre raíles como un ferrocarril, en el fondo tan conformistas a los veinte como a los cuarenta.

Porque son, también, responsables de la hegemonía de la izquierda cultural, de que esta sociedad sea esa mantequilla blanda en la que penetra como un cuchillo la ingeniería social, cultural y psicológica de los poderes ocultos y los lobbies de la degeneración.

Los que hablan de “corazón” a los veinte y de “cerebro” a los cuarenta lo que en verdad significan con ello, en uno como en otro caso, son las mediocres ideas que los ingenieros de las mentes consideran adecuadas en cada edad.

Pero es necesario, ya desde el principio, no caer en las trampas semánticas del sistema; aun utilizando las mismas palabras, hemos de entender algo radicalmente diferente.

A los cuarenta, el hombre libre tiene un c e r e b r o lúcido, aunque no sea el mismo que el “cerebro” de quien se ha convertido en un simple engranaje en un mecanismo absurdo; pero también conserva algo de ese corazón que mantiene su chispa interior, que le impide caer en el pantano inerte de una vida reducida a libro de contabilidad.

A los veinte sin duda tiene un c o r a z ó n ardiente aunque, nuevamente, no sea el “corazón” del veinteañero que consume rebeldía prefabricada e inofensiva; pero también tiene ese cerebro que aún está madurando y, sin embargo, ya es capaz de ver el vacío detrás de esa mal compuesta tramoya de vulgaridades que le proponen y le impide tomar el falso camino de una rebeldía domesticada.

Más sencillo todavía. Ying y Yang. Un cerebro fuera del tiempo dentro del corazón de veinte años. Un corazón fuera del tiempo dentro del cerebro de cuarenta.

Y no intento explicarlo más porque terminaría no sólo espantando a mis queridos y escasos lectores, sino haciéndome un gran lío yo mismo.

MAX ROMANO