Sabandija: según el
Diccionario enciclopédico Vox (2009)
1. "Cualquier reptil pequeño o insecto, esp. de los
asquerosos y molestos”
2. Fig. “Persona despreciable”
Como el lector verá no
es excesivo hablar de Generación
Sabandija como evolución natural o metástasis de la Generación X que constituye una buena parte de los jóvenes y
adolescentes hoy en día. O quizá es que han sido siempre lo mismo.
Me refiero a la
gamberrada de unos cuantos chavales que asaltaron un colegio
religioso de Mérida en lo que seguramente consideran una heroica protesta
antisistema:
Además de gritar esas
lindezas estos capullitos –flores que no
han acabado de abrirse según el diccionario, aunque ya muestran lo que será la flor abierta- con sus
banderas republicanas intentaron robar material, arrancar los crucifijos de las
aulas, causaron destrozos varios, hicieron pintadas obscenas, tiraron bollos
por el suelo e incluso (!) pusieron un bollo a los pies de la estatua de un
santo.
Lo de tirar comida por
el suelo con desprecio sugiere que no pasan hambre precisamente -mi abuelo hubiera protestado de otro modo- pero el
significado de poner un bollo a los pies del santo sinceramente se me escapa.
Si algún lector está más versado que yo en el lenguaje simbólico de los guarros
que me saque de dudas.
Más arriba he hablado de
gamberrada pero la palabra es algo
impropia. Pues se trata de algo más: no es simplemente fruto del aburrimiento
de unos niñatos sino que tiene evidentemente una intención política. Quiere ser una
acción ideológica, anticlerical, revolucionaria. Lejos de haber sido ideada por
unos cuantos chavales descerebrados tiene a alguien detrás, alguien que no daba
la cara mientras sus retoños entraban a vandalizar el colegio de los odiados
curas:
Esta gente por lo que
parece quiere volver a los años treinta, se deben considerar los herederos ideales de
aquellos que asaltaron conventos e iglesias, con resultados mucho más
sangrientos. Es como si quisieran reproducir esta situación, como si en su infantilismo
se hubieran quedado mentalmente bloqueados en que 'los curas son los malos' y no salieran de ahí.
En los años treinta
sabemos cómo terminó todo. Podríamos pensar que hoy en día, más de setenta años
después, las hordas de guarretes que se creen revolucionarios, y sobre todo
quienes están detrás, pretenden reproducir esa situación y exasperar las
tensiones.
Pero lo que fue tragedia
se repetirá sólo como farsa. El material humano es demasiado diferente. Donde
antes el marxismo manejaba masas de obreros y campesinos cabreados, que por lo
menos sabían luchar y morir, ahora hay masas de niñatos y de guarretes
malcriados, llenos de derechos y por tanto convencidos de tener derecho a todo “porque yo lo valgo”, de los que tiran
piedras y apalean a la policía si pueden, pero en cuanto se hacen un rasguño o
reciben un mamporro se ponen a lloriquear.
Como el perro pequeño
que ladra rabiosamente al grande pero sólo cuando éste está atado. Porque eso y
nada más es lo que saben hacer. Entraron rompiéndolo todo, empujando e
insultando, pero eso sí bien provistos de teléfonos móviles para grabarlo todo,
llorar como nenazas y denunciar si los agredidos reaccionaban.
Los capullitos sabían
que, siendo menores de edad, los agredidos se meterían en un problema si les
daban dos hostias y los echaban del colegio como se merecían:
"Tú tócame, que te grabo y se te cae el pelo
porque soy menor"
Como se ve, tenían bien
aprendida la lección. Actitud elocuente y que ya lo dice todo, revela la ínfima
calidad humana de los niñatos, de sus padres que los han (mal)educado de esa
manera y seguramente animado a realizar su hazaña, de los adultos que iban con
ellos y permanecieron fuera de las puertas del colegio.
Esta actitud es tan
despreciable, es una amalgama tan incalificable de chulería y cobardía, que cuesta trabajo encontrar palabras
adecuadas para describirla.
Personalmente no soy ni
violento ni agresivo, pero si un día llego a pensar que es necesario defender
mis razones con la violencia aceptaré como parte del juego que el otro se
defienda y la misma violencia sea usada contra mí.
Para ser totalmente claro, si voy a tocar los cojones
a otro e invadirle su espacio, esté o no justificado esto, tenga yo razón o no,
debo aceptar que puedan partirme la cara y no puedo lloriquear y
patalear sobre mis derechos violados si el otro se defiende.
Esto es un principio
ético elemental. Por lo menos para una persona bien nacida. Lo contrario es ser
un mierda en el pleno sentido de la
palabra. Y una conclusion se impone.
Lamentablemente hemos criado una generación de mierdas.
Bueno, los han criado los demás, no yo personalmente que intento educar de otra manera, ni muchas otras personas, pero hemos de reconocer que los mierdas son muchos si no la mayoría. Pero no sólo es que representen ellos el futuro de nuestro país, es que sus padres representan el presente.
En efecto si son así es porque lo han recibido de sus padres, que les han enseñado la cobardía, la irresponsabilidad, la arrogancia y la chulería, es que así son también sus padres. Como así son muchos de quienes hacen las leyes, de quienes las aplican y de quienes nos gobiernan. Este tipo de cosas nos ayuda a comprender porqué nuestro país está como está.
Y ésta es la amenaza y
la tragedia de nuestro país, no unas masas marxistas cabreadas que van a hacer una
revolución, sino una Generación Sabandija criada en los
antros oscuros del marxismo cultural durante años y decenios, una sustancia
humana que no hará nunca una verdadera revolución, porque se sienten perdidos
en el mundo si les quitan el iPhone y
la ropa de marca, pero que en cambio tiene el poder de destruir y pudrir la
sociedad desde dentro.
Como el lector puede
comprobar, las dos acepciones de la definición de sabandija dada al principio de la entrada son plenamente aplicables.
Yo me quedo con la primera.