sábado, 26 de noviembre de 2011

EL REY DESNUDO Y LA SEÑORA DE LA LIMPIEZA


Como el título de la entrada puede inducir a error, aclararé enseguida que esta entrada no tiene nada que ver con Dominique Strauss Kahn y la señora de la limpieza del famoso hotel de Nueva York. Muy al contrario, trata de arte, tomando como punto de partida una de esas noticias que de vez en cuando nos alegran el día. Ha sido en Alemania.

El montón de tablas de la foto de abajo está –o estaba- en el museo Ostwald de Dortmund. Resulta que había unas manchitas blancas de cal en el suelo y la señora de la limpieza, cumpliendo con su cometido, las limpió, pensando que el armatoste estaba allí porque estaban “pintando o arreglando una gotera”…




No sospechaba la señora que las manchitas de cal en el suelo eran una parte esencial de esta “obra de arte” prestada por un colecionista y valorada en 800.000 (!) euros:


Es bastante entretenido leer el artículo porque tiene mucho humor, no sé si involuntario: se habla de “estudiados restos de yeso” cuya destrucción ha hecho que la obra sea “irrecuperable”…el portavoz del museo que dice no conocer “qué tipo de capacitación tiene el personal de la limpieza”…cómo se pueden decir estas cosas y mantener la seriedad es para mí un misterio, aunque bien pensado debemos considerar la horrible posibilidad de que lo diga en serio, que de verdad crea en lo que dice sin la menor sombra de ironía.

Que alguien sea capaz de pagar una fortuna por esto o valorarlo en 800.000 euros confirma esta inquietante hipótesis.

No sé si la señora de la limpieza sufrirá alguna consecuencia por esto, espero que no porque no se merece una bronca y ni siquiera una reprimenda. Muy al contrario habría que darle una medalla, y además pedirle que le diera una pasada a muchos museos de arte contemporáneo, para que hiciera una buena limpia y tirara a la basura unos cuantos cientos de bodrios. Bazofias que se consideran valiosas sólo por el el esnobismo de unas élites –por llamarlas de algún modo- decadentes y porque la auténtica cultura está prácticamente muerta. El bodrio de las tablas es el ejemplo perfecto de la estafa indecorosa que constituye una parte tan grande del arte contemporáneo.

No estoy capacitado para una discusión sobre lo que es arte y lo que no, pero no hay que ser una lumbrera para ver que hay algo muy podrido en todo esto, en este “arte” que merece plenamente ser considerado un fraude. No rechazo por principio el arte moderno ni creo que todo el arte deba ser figurativo, pero no voy a dejar que me tomen el pelo una pandilla de snobs y sinvergüenzas. Puede ser difícil decir dónde termina el arte y dónde empieza la estafa, puede que la frontera no está clara y sea difícil definirla, pero existe y debe existir. Como por ejemplo la diferencia entre la juventud y la madurez. ¿Quién sabría indicar una edad, un criterio preciso? Y sin embargo la diferencia existe, existen la juventud y la madurez como períodos en la vida y son netamente distintos. De la misma manera existen el arte verdadero y las payasadas indecorosas como ésta.

No será mi terreno pero unos pocos puntos los tengo claros. Por ejemplo que cuatro garabatos que podría hacer un niño de seis años –o de tres o de uno- sin tener la menor técnica no son arte, como no lo son cuatro tablas que pueden ser un andamio mal hecho, no lo es un amasijo de chatarra indistinguible de cualquier otro amasijo en un desguace, al cual le llama arte porque está en un museo o algún gilipollas ha pagado un dineral por tenerlo. No lo son tampoco cuatro cortes de cuchillo en un lienzo ni un puntito en una esquina de un lienzo gigantesco.

Incluso existe una obra que consiste en un zurullo auténtico dentro de una lata -cerrada- con el título “Mierda de Artista”. No se puede decir que el título engañe a la gente: totalmente autoexplicativo, califica perfectamente al “artista” y su obra. El dicho según el cual cada uno expresa lo que lleva dentro jamás fue más verdadero…

Uno puede decir que este tipo de cosas son arte y considerar ignorante al que piense de otra manera; pero en este caso evidentemente cualquier cosa es arte, también los garabatos de mi hija o los escupitajos por la calle. Es decir esta posición equivale a la muerte del arte, o mejor dicho al suicidio. Si todo es arte, nada lo es. Y desde luego ponerlo en un museo o darle un valor es, llegados a este punto, algo arbitrario y en definitiva una vulgar estafa. En efecto no se comprende porqué los escupitajos no son todos iguales, porqué hay escupitajos más iguales que otros que valen miles de euros y están en los museos.

Para quien se interese acerca de este tema aconsejo dos obras clásicas, del crítico vienés Hans Sedlmayr: “El Arte descentrado” (imposible de encontrar) y “La Revolución del Arte Moderno” (recientemente reeeditado en nuestro país) que son muy interesantes para quien vea las cosas de esta manera.

La historia de la señora de la limpieza, si lo pensamos bien, es el famoso cuento El Rey Desnudo de Andersen hecho realidad. Un cuento que no es sólo para niños porque es una historia que se repite en todos los tiempos y lugares.

Recordémoslo brevemente: el rey, engañado por dos vividores, piensa que tiene un hermoso vestido cuando en realidad está desnudo, y todas las personas alrededor del rey confirman que éste tiene un hermosísimo traje aun cuando lo ven en pelotas. ¿Por qué? Porque los dos estafadores han convencido al monarca, a sus ministros y consejeros, a todos, de que el vestido es invisible para las personas que no merecen ocupar su cargo, para los incompetentes y los necios. De manera que nadie quiere revelar a los demás que es un incompetente y todos dicen ver el vestido sin verlo, hacen comentarios sobre él y lo ensalzan.

Para revelar el fraude y que los demás vean la realidad es necesaria la presencia de una niña, inocente, que no se preocupa de pamplinas ni del qué dirán, la única que se atreve a gritar en voz alta que el rey está desnudo.

Críticos de arte, directores de museo, periodistas, expertos, las élites de una cultura degenerada y decadente, sin ya creatividad ni vigor, nadie quiere decir que el arte moderno es una porquería, nadie quiere ser tachado de ignorante e inculto…sólo la señora de la limpieza ha sido capaz de decir que el rey está desnudo.

viernes, 18 de noviembre de 2011

ELECCIONES 2011


No escribo a menudo de política en este blog porque he decidido enfocarlo principalmente al comentario de fenómenos y tendencias sociales, pero esta vez voy a dedicar unas palabras a ello, pues las elecciones generales del próximo domingo se presentan como el final de la era Zapatero.




El día 20-N tenemos otra vez el rito cansino con el cual se nos llama cada cuatro años a expresar nuestro consenso al sistema en el cual vivimos, a legitimar la democracia y el sistema de los partidos tal como está organizado actualmente.

Porque de eso se trata. De una legitimación del sistema y no de participar en decisiones tomadas en sedes internacionales por personajes que juegan al monopoly –casi en sentido literal- y que no dan cuenta a nadie de ellas, seguramente no a los pueblos que de boquilla tienen la soberanía. Ni por asomo en las elecciones decidiremos cuál va a ser la política económica o monetaria que seguirá nuestro país, qué modelo de sociedad queremos, qué posición vamos a tener en el mundo.

No creo que el señor Botín tenga personalmente el poder y la importancia que le atribuye la simpática imagen que abre esta entrada, pero el sistema que representa y encarna sí. Esta imagen representa exactamente la realidad actual.

La falta de soberanía de las naciones, el carácter de marionetas y camareros de los gobiernos elegidos de frente a los mercados y el poder financiero, se está haciendo ya dolorosamente evidente, especialmente en las recurrentes crisis financieras y de deuda pública, problema que es de la máxima actualidad. La política no tiene respuestas ante esto más que obedecer a mercados y organismos internacionales, y estar pendiente de los oráculos que se dignan conceder las piratescas agencias de rating, como si fueran revelaciones divinas.

En cierto sentido son de hecho revelaciones divinas. Son la palabra del único dios que ha quedado en Occidente, el dios dinero, y el responso del oráculo o rating interpreta la voluntad de este dios caprichoso, es decir para dónde se va a mover la masa monetaria de los mercados. El único culto verdaderamente profesado es la religión del dinero, del beneficio y el interés, con sus evangelistas, sus templos y sus profetas, sus guerras religiosas para aplastar a los infieles, sus sacrificios al dios –las reformas antisociales y antinacionales sin falta exigidas- para aplacarlo y ganarse su favor, su casta sacerdotal de usureros y piratas que se pasan por la entrepierna quién gana unas elecciones. Porque se han asegurado que esas elecciones no puedan ganarlas partidos equivocados.

Además de esta cuestión, está el colosal engaño del sistema de los partidos y en especial el bipartidismo. Sobre esto y en general sobre la democracia liberal tratan algunos textos de Massimo Fini que estoy traduciendo estos meses en el blog hermano El Velo Rasgado. El análisis de Fini hace hincapié en el carácter de fraude y de farsa del sistema, cuya principal utilidad es legitimarse a sí mismo, tener a la gente engañada y deslegitimar cualquier oposición real. En resumen “darle por culo a la gente con su consenso” en el colorido lenguaje que a veces emplea el autor. No voy a añadir nada a lo que allí se dice, ni ponerme a analizar en un blog de breves artículos como éste los pros y contras del sistema democrático, pero sustancialmente estoy de acuerdo con estas ideas.

Ni siquiera cuenta nada la opinión pública en la decisión de participar en una u otra de las guerras para imponer el nuevo orden mundial angloamericano. Guerras decididas por motivos que nunca son mencionados, que se disfrazan grotescamente de operaciones humanitarias y se venden a la opinión pública con mentiras y desinformación. Este patrón se ha verificado constantemente en los últimos años y da exactamente igual el color del gobierno que esté en el poder porque todos obedecen. Afganistán, Kosovo, Irak, Libia…

Incluso en el ámbito de la libertad de expresión, que al final parece ser lo único que le queda a la democracia para fundamentar su pretensión de superioridad moral, esto es el hecho de ser un sistema poco represivo, las cosas no están tan claras como parecen. El blanco no es tan blanco ni el negro tan negro. Existen libros e ideas prohibidas, hay gente en la cárcel por sus opiniones o simplemente por vender libros prohibidos, y cuando se trata de perseguir las ideas realmente disidentes la democracia es represiva como cualquier otro sistema. Hablé de ello hace tiempo en el blog en la entrada Inquisiciones y me remito a ese artículo. En cualquier país, democrático o no, tienen vida difícil los que critican y atacan a quienes realmente tienen el poder, pero en muchos países supuestamente represivos hay de hecho más libertad que en Europa para defender ideas disidentes. Los países europeos, si una vez fueron tierra de libertad y vitalidad intelectual, se están convirtiendo a pasos agigantados en tiranías de la corrección política, con sus leyes liberticidas y con su policía del pensamiento formada por siniestras, canallescas organizaciones de profesionales de la tolerancia militante, cuyo cometido es cerrar la boca y meter en la cárcel a quienes dicen cosas que no les gustan.

Poco a poco en Europa se está construyendo un estado policial que en la práctica sofoca toda libertad de pensamiento real. Y eso son contar que aun en ausencia de censura formal y leyes liberticidas, cuando los medios están concentrados en pocas manos y dependen de grandes grupos de poder económico, la pretendida independencia y libertad no son más que un fraude y un engaño: son órganos de propaganda como lo era Pravda en la Unión Soviética.

Por todo lo expuesto creo muy poco en el sistema de los partidos y en la democracia, y sobre todo considero bastante inútil ir a votar en estas condiciones. Comprendo el discurso del voto útil y puedo entender a quien se comporta de esta manera, pero no va conmigo: uno no tiene porqué apoyar a un partido que le disgusta y con el que no tiene nada en común sólo porque le disgusta menos que otro. El voto no es simplemente un mecanismo de decisión y una herramienta, es ante todo un acto de apoyo y legitimación, hacia el partido que se vota y hacia el sistema en general.

Un sistema que por ejemplo ha excluido de la competición electoral los pequeños partidos, imponiendo pocos meses antes de las elecciones el requisito de la obtención de un cierto número de firmas para poder concurrir. Serán partidos de ínfima consistencia pero se les ha negado la oportunidad de intentar hacer su propuesta a la sociedad, para que se escuche solamente la voz de los grandes partidos del establishment. Si la opción es elegir entre los partidos que los fulleros de la política han dejado que se presenten…pues no gracias. Ni voto útil ni zarandajas.

Con todo, no voy a hacer una gran cuestión de ello, porque el problema es la inconsistencia política de las opciones realmente alternativas en nuestro país. La cantidad de firmas exigida es objetivamente modesta y si existieran fuerzas políticas con un buen arraigo popular, como sucede en otros países europeos con los partidos identitarios, no tendrían problemas en reunirlas. El problema es éste y no otro.
  
Pero aun en el caso de que un partido realmente alternativo, fuera del partido único con varias corrientes, consiga resultados importantes, que nadie piense que el sistema va a respetar la tan cacareada voluntad popular porque usará la guerra sucia y la demonización contra todo aquello que se salga de los límites de la corrección política. Por ejemplo consideremos esta noticia procedente de Alemania donde se está buscando un pretexto para ilegalizar el partido NPD calificado como neonazi


Sin entrar en el programa del NPD, es grotesco pretender que pretenda restaurar el régimen nazi, muerto y enterrado desde hace siete décadas, o repetir sus abusos y excesos. Es un partido legal que acepta la democracia y sus reglas. Pero, eso sí, se trata de un partido nacionalista alemán y europeo, que forma parte de la ola de movimientos identitarios que están cogiendo fuerza en Europa. Y son objeto de lo que a todas luces es una persecución política.

Ya en 2003 intentaron prohibir este partido, pero no lo lograron por los chapuceros procedimientos empleados: los infiltrados de los servicios secretos en el partido eran los mismos que recogían –o fabricaban- las “pruebas”. Esta vez es algo parecido: el pretexto es una serie de homicidios durante los últimos años, atribuidos a una ”célula neonazi” de tres personas, dos de ellas muertas suicidas y otra arrestada. Se quiere achacar al NPD la responsabilidad de estos crímenes para ilegalizarlo. Esto –evidentemente- apesta por los cuatro costados a falsificación y montaje deliberado. No sería extraño que los mismos servicios secretos infiltrados hubieran manipulado a cuatro trastornados o apretado el gatillo ellos mismos, y al final hayan cerrado la boca “suicidando” a dos de los tres integrantes de la fantasmal “célula neonazi”.

Esta es la guerra sucia que debe esperar quien se oponga al sistema, que cuando se ve realmente amenazado no duda en tirar, no sólo las caretas de libertad, tolerancia y respeto a la voluntad popular –estas caretas hace tiempo que las ha tirado para quien quiera ver la realidad- sino también la última careta del respeto a los procedimientos formales y mecanismos democráticos.

Resumiendo, no diré que el resultado de las elecciones sea totalmente indiferente; creo que no cabe decir esto, aunque sólo sea por el necio fanatismo y sectarismo del que han dado prueba los socialistas en estos desgraciados años. Pero aún así no creo que valga la pena votar ninguna de las opciones disponibles. Ni siquiera en la mediocre perspectiva del voto útil o del votar tapándose la nariz según las famosas palabras del italiano Indro Montanelli en los años setenta. Dicho sea de pasada, la retórica del derecho-deber de votar me parece totalmente risible, no sólo porque muestra una preocupante confusión semántica entre derechos y deberes, sino principalmente porque uno no tiene porqué aceptar la imposición de un deber político que en la práctica consiste en apoyar a partidos y fuerzas, a legitimar un sistema, cuyas ideas y principios no comparte.

Por todo ello y como nota personal, el domingo iré a respirar un poco de aire puro en alguna parte sin acercarme en todo el día a urnas y papeletas.

Saludos del Oso.

domingo, 13 de noviembre de 2011

HIJOS MALTRATADORES





Ocasionalmente, pero cada vez con mayor frecuencia, aparece alguna noticia sobre hijos que maltratan a sus padres. Más raramente sobre hijos que denuncian a sus padres por presuntos abusos o maltrato cuando éstos intentan ejercer autoridad; recordemos también el caso reciente, sobre el que escribí hace poco la entrada un cachete a tiempo del padre italiano que fue denunciado en Suecia, con algún día de calabozo incluido, por dar una bofetada a su hijo en público. Esta es la otra cara de la moneda y simboliza perfectamente la esquizofrenia de una sociedad y las contradicciones que genera la absurda ideología que la domina: la misma sociedad que se rasga las vestiduras por la creciente difusión de estos comportamientos por parte de adolescentes (y hasta niños) semisalvajes y fuera de control, que maltratan o incluso pegan a sus padres, es la que ha quitado a éstos los medios y el prestigio para educarlos y corregirlos. Este artículo habla del tema:


El problema es grave y va creciendo rápidamente. Según los datos del artículo los padres que han denunciado a los hijos han sido 8.000 el año pasado. Y como es evidente para que se llegue a eso la situación familiar tiene que haberse vuelto insostenible, por la vergüenza que supone hacer este tipo de denuncia, y porque se trata de una medida tan drástica que probablemente muchos padres no la tomarán nunca, aunque su vida con los pequeños salvajes se haya vuelto un infierno. Es por tanto sólo la punta de un enorme iceberg. Nos autoriza también a pensar esto la observación de infinidad de situaciones cotidianas, en las cuales padres débiles permiten cualquier capricho a sus hijos y éstos, que les toman la medida inmediatamente, se comportan como pequeños tiranos.

¿Qué se puede esperar de un niño que ha crecido de esta manera cuando, en vez de llegarle a sus padres a la cintura, se convierta en un energúmeno en la edad del pavo, más alto y fuerte que ellos y acostumbrado desde siempre a que en casa se haga su santa voluntad?

Estos comportamientos, como fenómeno marginal, han existido siempre: ha habido hijos violentos, con problemas psicológicos o drogadictos, pero eran casos escasos y ligados a estas situaciones muy concretas. Hoy tenemos una auténtica epidemia y no se puede ya considerar un fenómeno marginal ni explicable con la pobreza, la marginación y demás zarandajas. Se trata de un problema de países ricos, de sociedades avanzadas y de clase media-alta.

Voy a entresacar algunas citas del artículo arriba citado en las que se puede apreciar, por parte de los expertos, la hipocresía, el deseo de esconder púdicamente y no hablar claro de las verdades que no les gustan, de tergiverssar e incluso –cómo no- de meter con calzador el tema de la violencia de género:

"Esta nueva realidad a la que hay que hacer frente es un problema social, porque las agresiones también suceden en los colegios, en la calle, pero sobre todo, porque esta situación es un mal pronóstico para la violencia de género. Si un chico pega a su madre, qué no hará en su día con su novia o su mujer".

Aquí tenemos otra vez la obsesión, que ya es de psiquiatra, con este tema. Parece que el único problema social, alrededor del cual todo tiene que girar, es la emergencia inventada de la violencia machista. Si un chico crece siendo un salvaje ciertamente es una amenaza no sólo para su eventual compañera sino para toda la sociedad. Además el lamentable experto no tiene en cuenta que un tercio de las agresiones violentas las cometen las chicas. Evidentemente se la trae floja que una chica, maltratadora de sus padres, cuando sea una mujer adulta, arrogante y violenta, trate como basura y de manera tiránica a su compañero. Con el agravante de que con las leyes y la ‘justicia’ que tenemos, éste estará totalmente indefenso (a diferencia de la mujer maltratada) y la mujer podrá unir a su violencia los atropellos legales para castigarlo y reafirmar su tiranía.

Otro párrafo:

Y aunque estos pequeños 'dictadores' solían proceder de familias desestructuradas o consumir drogas, hoy en día los abusos pueden producirse en el seno de cualquier hogar, aunque parece que se "aprecia cierta prevalencia en familias monoparentales o reconstituidas, en casos de divorcio, en hijos de padres mayores y con niños adoptados"

Se nota que le cuesta trabajo a nuestro querido experto admitir la realidad…¿familias monoparentales o reconstituidas? Debe tener algún bloqueo psicológico profundo que le impide decir familias sin padre o sin su padre natural…le jode decir que que la unidad y permanencia de la familia, la paternidad natural y a una edad biológicamente correcta, son lo mejor para los niños. Cosas de fachas, de retrógrados, pero al final va a resultar que los hijos crecen mejor así.

Sigamos con más hallazgos sensacionales de los expertos. El lector me perdonará un cierto sarcasmo si llamo a esto el descubrimiento del agua caliente, como dicen en Italia…ojalá me dieran a mí subvenciones por descubrir estas cosas:

"la familia no es una democracia. Los menores no pueden ejercer el papel de adultos y los padres tienen que saber poner límites".

"padres demócratas e indulgentes, permisivos". "No imponer normas, no mantenerse firme en los castigos, buscar a una tercera persona para sancionar", son el abono idóneo para el conflicto entre padres e hijos. "La tiranía se aprende, y si no hay normas, los pequeños interiorizarán que tienen un esclavo y, de más mayores, serán incapaces de manejar la frustración".

A muchos padres, lamentablemente, se les ha lavado el cerebro con todas las chorradas sobre no dañar la autoestima de los niños, con no traumatizarles, con permitirles todo…esto les pasa por hacer caso a psicólogos y pedagogos. En efecto el problema de los hijos maltratadores se presenta más en clases altas, es decir con mayor cultura, que abandonan el buen sentido para seguir los consejos de los expertos. Así les va. Como el artículo comenta, por ejemplo los niños gitanos no levantan la mano a sus padres. Y lo creo bien porque el niño gitano, o en general de clase humilde, que levante la mano a la madre recibe una somanta de palos de la que se acordará por mucho tiempo. Reconociendo que hay padres violentos y que tan condenable es un exceso como otro, esta actitud es infinitamente más educativa que el baboso muro de goma del permitir todo e intentar educar sólo con bonitas palabras.

Pero no es sólo esto el problema. Es que tenemos toda una legislación enemiga por principio de los padres y de la autoridad. Como ejemplo cabe poner la prohibición absoluta de los castigos físicos, que pretendiendo defender la infancia de los abusos lo que hace es impedir que los padres puedan corregir a los hijos, sus malos instintos y comportamientos. Porque aquí no se trata de combatir la violencia contra los niños (algo sobre lo que todos estamos de acuerdo) que es el pretexto, sino de la aberrante concepción de que todo castigo físico debe ser abolido, y más en profundidad se trata de una mentalidad hostil por principio al castigo como corrección, a la severidad y a la disciplina. Mentalidad detrás de la cual está el mito equivocado y profundamente dañino del buen salvaje y la bondad natural del hombre.

Para sustituir el castigo y la verdadera educación nuestra sociedad propone solamente inútiles medidas de tipo manipulatorio, educar con palabras vacías, sugestionar, aturullar con un interminable blablabla de buenismo y psicología de suplemento dominical, y cuando todo ello no funciona se pasa a los psicofármacos (como en la enfermedad inventada AHDH acerca de la cual escribiré algún día). En vez de formar la personalidad y enseñar el autocontrol, se paraliza la vitalidad y la espontaneidad para conseguir un simulacro de educación y autocontrol.

Pero ello está destinado al fracaso y a generar una población de adultos que no son más que niños malcriados, que en vez de unos valores y una ética interiorizados no están más que malamente condicionados. Algo que me hace pensar en el protagonista de la famosa película “La Naranja Mecánica”, un niñato criminal que acaba en la cárcel y es sometido por motivos políticos a un condicionamiento psicológico, que sin embargo no lo cambia interiormente de un ápice. Se limita a implantarle una especie de bloqueo, como una camisa de fuerza mental que le impide cometer actos violentos pero no afecta su voluntad más profunda, no le hace modificar su carácter ni le cambia ética o moralmente. Este tratamiento al final de la película, siempre por motivos políticos, es eliminado y el protagonista vuelve a ser un salvaje como siempre fue.

Como nota final, diré que en toda esta cuestión hay dos aspectos. El primero es el odio y el rechazo hacia todo principio de autoridad, en primer lugar la paterna y sobre todo la autoridad sobre uno mismo, el autocontrol y los valores de la personalidad y el carácter. Valores que son perseguidos más o menos conscientemente desde el poder, que activamente fomenta ideas y políticas que tienden a destruirlos. Esto es por así decir el fondo general.  

El aspecto más concreto y particular, es que todo esto forma parte de un programa para la destrucción de la familia, a través de la eliminación en lo posible de la autoridad  basada en las personas, en las figuras del padre y de la madre, para sustituirla con la autoridad impersonal del Estado, que quiere suplantar y usurpar el lugar de la unidad natural de la familia. Notemos cómo se pretende que los niños vayan al colegio a edades cada vez más tempranas. Esto sólo en parte es una respuesta a exigencias sociales de padres que no tienen tiempo para los hijos sino que es una política deliberada de recortar el papel de los padres en la educación de los niños, una voluntad de adoctrinar y controlar desde la más tierna edad.

Saludos del Oso