Estos últimos días hemos asistido a polémicas acerca de Sánchez Dragó y Pérez Reverte, contra los que han arremetido los representantes de la cultura oficial, que no pueden contener su irritación ante dos escritores, no marginales sino bastante conocidos y leídos, que se niegan a alinearse con los dogmas progresistas. Porque éste y no otro es el pecado que han cometido. No se les perdona su rechazo a buena parte de las vulgaridades que para los progres son verdades eternas; sobre todo no se les perdona tener éxito y no ser clasificables fácilmente en las categorías que utilizan para descalificar a quien no piensa como ellos.
Desde luego ninguno de los dos se puede considerar un nuevo Cervantes, pero tienen un nivel infinitamente superior a la basura políticamente correcta subvencionada. Esto tampoco se les perdona y es fácil adivinar los estallidos de bilis que provoca a nuestra ministrilla de subcultura, que ha sacado a relucir un inconfundible ramalazo estalinista y un incoercible deseo de homologar a la sociedad entera. Su ideal de vida cultural debe parecerse a los congresos del PCUS en tiempos de la Unión Soviética: los delegados de pie aplaudiendo rítmicamente, todos exactamente en el mismo momento:
Las palabras de la ministra no tienen pérdida: “Uno no puede extralimitarse amparándose en la libertad de expresión”...eata frase la suscribiría tranquilamente cualquier dictador histórico y la misma Santa Inquisición. La libertad de expresar ideas afines al sistema ha existido siempre; por otra parte todo poder reprime las ideas que realmente lo combaten. Lo que no todos tienen es la hipocresía de presentarse como campeones de libertad y tolerancia mientras exhiben este afán censorio y esta voluntad de homologar la sociedad, agravados por un repugnante moralismo que se pretende entrometer en cada rincón de nuestras vidas. Según la ministra “Las obligaciones y valores de un escritor no son distintas de las de cualquier otro miembro de la sociedad” precisando a continuación que tales obligaciones son aceptar los valores que ellos proponen, como la igualdad o la no discriminación.
Pues no, señora, para mí estos que usted llama "valores" no son más que basura y me niego a reconocerlos. Son trampas verbales diseñadas para criminalizar a quien opina de forma contraria. lEn otras ocasiones he escrito acerca de todo ello.
Continúa con su vomitiva disertación alegrándose porque "ha habido un cambio en la sensibilidad social" y porque ahora hay una "percepción de género" indicando con esta curiosa expresión que ahora un hombre es condenado por la sociedad si dice algo que molesta a las feministas; en la práctica si las feministas escuchan algo por boca de un hombre que no sean sus propias opiniones. En parte este cambio en la sensibilidad social es auténtico porque la machacona propaganda a que nos han sometido ha conseguido volver gilipollas a buena parte de la sociedad. En parte, naturalmente, la ministrilla confunde la opinión pública con lo que los periodistas escriben en los medios.
Hablemos de Sánchez Dragó. He leído un sólo libro de él "Y si habla mal de España es español" que considero bastante recomendable aunque desigual: a ratos pesado, a ratos brillante, dice muchas verdades como puños y al final diría que merece la pena. No es que tenga una alta opinión del personaje; excesivamente narcisista, a primera vista parece tener mayor profundidad de la que en realidad tiene; uno no acaba de entender si desea transmitir algo o simplemente satisfacer un ego inflado. Hasta el punto de que uno se pregunta si las doctrinas orientales que dice seguir -cuyo sentido no es la potenciación del ego sino todo lo contrario- son algo seriamente cultivado o nada más que un complemento en su "dieta vital". Pero quizá estoy siendo hipercrítico: comparado con la bazofia y el ínfimo nivel de gran parte de lo que está de moda y sobre todo de la cultura subvencionada es un genio de las letras. Sobre todo tiene el grandísimo mérito de no doblarse ante el dogma feminista y de pinchar a estas víboras cada vez que tiene una oportunidad. Con sus límites y defectos, como todos nosotros, es un hombre libre y es lo que cierta gente no puede tolerar.
De otra manera no puede explicarse el revuelo que se ha montado. ¿Y todo por qué? ¿Porque hace cuarenta años, teniendo él treinta, se acostó con dos zorritas de trece años en Japón? O dice que lo hizo. Porque no está claro el grado de verdad del suceso, o si ha montado este pollo para promocionar su libro, si se le ha escapado de las manos...asumamos que esta anécdota es real, lo que me parece bastante verosímil. Si mantiene actualmente esta predilección por las chicas tan tiernas, como mucho sería motivo para no invitarle a casa o para evitar que se acerque mucho a las propias hijas adolescentes si uno las tiene. Pero que por ello pretendan considerarle un apestado es demencial. En este caso los progres están haciendo gala de un moralismo digno del mejor puritanismo victoriano. Lo que tiene cojones porque se trata de la misma gente que fomenta actualmente que las adolescentes sean efectivamente unas zorras, la eliminación de cualquier freno y limitación en la vida sexual, los adalides de la revolución sexual y del pansexualismo. La misma gente que activamente fomenta la homosexualidad entre los adolescentes con su "Educación para la Ciudadanía"...se les ve el plumero demasiado y con su actitud revelan claramente que el pecado del señor Dragó es ser un escritor no alineado.
Hablemos ahora de Pérez Reverte...a diferencia de las inclinaciones reales o presuntas de Dragó, estoy totalmente de acuerdo con los comentarios que ha hecho sobre Moratinos; ha sido siempre un mierda como ministro y su forma de irse, efectivamente como un mierda, ha sido el corolario lógico y coherente de su penosa actuación. La falta de dignidad y de sentido del rídiculo del personaje son apabullantes. ¿Pero qué dignidad y qué sentido del ridículo puede tener un ministro que ha permitido que Gibraltar se nos ría en la cara no una sino repetidas veces? sería pedirle peras al olmo. El señor Pérez Reverte simplemente ha dicho que un ministro debería tener otro aplomo, que ese lloriqueo lamentable es indecente. En una figura pública y en general en un hombre. Esto último, especialmente, forma parte de los valores que, transmitidos al hombre en una sana educación viril, el feminismo quiere extirpar. Quiere un hombre llorica, desea el desparrame de sentimientos exhibidos a los cuatro vientos y la falta de personalidad en el hombre para poder dominarlo mejor. En resumen desea que el hombre sea un perfecto mierda.
De hecho esto es lo que no se perdona a Pérez Reverte, el ser un escritor hombre y escribir desde un punto de vista masculino negando cualquier reconocimiento a la melaza mental progresista.
Acerca de su calidad como escritor, me parecen bastante entretenidos algunos libros que he leído, para quien aprecie la novela histórica son bastante amenos y no me parecen mal escritos. Es un autor más listo que profundo o comprometido, en el sentido de que cuida su popularidad y sus ventas prestando bastante atención al tipo de ideas y posiciones que defiende; esencialmente sin embargo mantiene una línea clara.
Ciertamente sus libros están escritos más para hombres aunque seguramente haya bastantes mujeres entre sus lectoras. He leído por ahí que sus libros están "llenos de testosterona" como si fuera un pecado mortal y ello descalificara su obra. De hecho éste es un punto fundamental: este tipo de crítica muestra claramente que toda la mentalidad progresista es enemiga de la masculinidad por principio, que algo les parece censurable porque esté dirigido a los hombres o asuma un punto de vista masculino. No se podrían revelar más claramente las raíces ocultas -pero no tanto- de toda esta concepción del mundo, su deseo de anular la masculinidad y reducir el hombre a un fantoche sin personalidad dominado por la mujer.
A mí nunca se me ocurriría descalificar y negarle su valor a un libro sólo porque esté "lleno de estrógenos" o dirigido a la mujer. Simplemente no me interesa leerlo, me aburro leyéndolo o encuentro que no me dice nada.
Lo que pretende el progresismo es vaciar a los hombres de testosterona y llenarlo de estrógenos, convirtiéndoles en peleles. Este es el hombre del siglo XXI que están intentando plasmar. Un proyecto que necesita para ser realizado un alineamiento en la comunicación social, una delimitación y un control de las ideas admisibles en todos los ámbitos, desde la educación al simple entretenimiento hasta la cultura y el pensamiento. Necesita una uniformidad de discurso que cierre los horizontes mentales de la sociedad y haga sentirse aislados a quienes a pesar de todo sienten dentro de sí un instintivo rechazo hacia este lavado de cerebro y esta degradación del hombre. Por ello se reacciona con una rabia incontenible contra quien se niega a alinearse.
Saludos del Oso