domingo, 29 de noviembre de 2009

PRESUNTO CULPABLE

Con un cierto retraso voy a hablar del caso de Diego, el chaval de Tenerife que fue detenido el martes pasado, acusado de matar y violar a la hija de su compañera, que tenía tres años. En el centro de salud donde Diego llevó a la niña encontraron "evidencia" de lesiones genitales y quemaduras. Naturalmente los medios de comunicación se le echaron encima, dando por demostrada su culpabilidad, y con ellos toda la opinión pública de este país de borregos; por supuesto las feministas no perdieron la ocasión de obsequiarnos con una sesión de propaganda antimasculina y vomitar su odio hacia el hombre.

Ha sido liberado ayer, porque ha resultado ser inocente.La niña se cayó de un columpio y las lesiones consecuentes fueron la causa de la muerte. ¿Las lesiones genitales y anales? Inexistentes. ¿Las quemaduras? unas manchitas rojas que probablemente tengan origen alérgico. La noticia se puede consultar en este enlace:



Entonces ¿Por qué Diego fue acusado de un crimen tan atroz y linchado en los medios? La respuesta es evidente.

Porque es hombre. Así de sencillo.

Porque en este país el feminismo ha conseguido crear un clima de odio contra los hombres, alimentado por los medios, todos los medios, que colaboran con entusiasmo en criminalizar al hombre por ser tal, en resaltar la maldad de los hombres y esconder la de las mujeres, en lavar el cerebro a la gente. Hemos tenido una muestra clara durante toda la semana pasada con la vomitiva campaña televisiva sobre la "violencia machista" y la "igualdad".

Porque para el hombre no vale la presunción de inocencia. Si un hombre lleva a un hospital una mujer o una niña, ya se le mira como presunto maltratador y violador. Hay gente que está deseando echarle la culpa de algo sólo porque es hombre. ¿De dónde salieron las presuntas lesiones genitales de la niña? ¿De dónde salieron las quemaduras que no eran tales? ¿De dónde salieron los médicos que visitaron a la niña? Probablemente de algún seminario sobre violencia machista, pagado por todos nosotros e  impartido por imbéciles domesticados y perturbadas mentales que se corren de gusto cada vez que un hombre es enviado a la cárcel.

Este es el resultado de años de propaganda machacona y adoctrinamiento feminista. Las víboras han conseguido que cale en la sociedad la presunción de culpabilidad para el hombre. Han conseguido que un hombre ya no pueda llevar tranquilamente al hospital a su hija o a su compañera, sin que sea sospechado de haber cometido violencia. Es peor que en una novela de Kafka. La sociedad en que vivimos se está convirtiendo en irrespirable para los hombres, cada día un poco más.

Hombres que no pueden dar un paso en falso porque saben que no se les va a perdonar nada, mientras a las mujeres se les perdona todo. Porque sabe que hay por todas partes manadas de hienas dispuestas a saltarle al cuello a la menor ocasión que se les presente. Tanto si ha hecho algo mal como si no. Hienas que imponen su chaladura en el gobierno, que escriben las leyes, que aplican la "Justicia".

¿Servirá para algo este episodio? ¿Los españoles reflexionarán y abrirán los ojos?

Pues lo dudo mucho. Se me perdonará el sarcasmo, pero leyendo artículos y comentarios en Internet parece que a periodistas y lectores, de un día para otro, les ha dado un ataque de cordura: que si perdón por haber condenado sin pruebas al chico, por haber deseado su muerte, que si hace falta más ética profesional en el periodismo. Que si los periodistas deben fiarse del informe de los médicos, que si los médicos deben denunciar cualquier sospecha de abuso.

Mierda. Todos estos mea culpa, penosos actos de contrición, justificaciones y palabras vacías no son más que mierda.

Porque si uno es un borrego que se traga toda la basura que le propinan los medios de comunicación, si alcanzada una cierta edad no ha entendido todavía que son propaganda y no información, probablemente no lo entenderá jamás. Seguirá siendo un borrego hasta que haga un esfuerzo de voluntad.  No es ni siquiera una cuestión de inteligencia; es una cuestión de voluntad. Quien no está dispuesto a hacer este esfuerzo, quien no quiere ver la realidad, no la verá nunca.

Porque los periodistas y los medios en general han sido el instrumento principal en la creación del clima de odio contra el hombre. Ellos han seguido dócilmente el diktat feminista, con escasas distinciones de color político. Ninguno ha tenido el valor de enfrentarse a las injusticias feministas; no sólo, sino que  han colaborado plenamente. Al unísono, siguiendo las directrices de quienes los controlan. Porque, entre paréntesis, la independencia y objetividad del periodismo en general no son más un cuento de hadas. La fingida autocrítica por su parte, cuando la hay, no vale ni para papel higiénico.

Si este episodio ha de servir para algo, es para ayudar a alguien a abrir los ojos, a pasar del estadio de borrego al de hombre. Aunque sólo sea un puñado de personas. O una sola.

Lo cual es también el fin que modestamente persigue este blog. Con menos diligencia de la que sería oportuna, como algún bloguero amigo me ha recordado con un amable tirón de orejas.

Saludos del Oso.