Naturalmente
nunca encontraremos semejante expresión en los medios: el nombre oficial del
Día del Odio Antimasculino es Día Mundial
contra la Violencia de Género, en el lenguaje-de-mentira políticamente
correcto que la lobby feminista ha impuesto a la sociedad.
Quienes hayan leído la distopía 1984 de George Orwell no dejarán de notar cómo este lenguaje se parece siniestramente a la Neolengua que el escritor inglés imaginó en su novela, donde a menudo las palabras significan exactamente lo contrario de lo que dicen: en el Ministerio del Amor se tortura a los disidentes y se destruye su mente; en el Ministerio de la Verdad se falsifica sistemáticamente la historia y se gestiona la mentira.
¿Cómo no ver la sombra de Orwell, hoy? Políticas de Igualdad significa favorecer a la mujer; el Ministerio de Igualdad se ocupa de aumentar los privilegios para ellas; los Juzgados de Violencia contra la Mujer se dedican a ejercer violencia contra el varón aplicando una legislación inicua, específicamente promulgada para perseguir a los hombres.
El lenguaje-de-mentira, la Neolengua de hoy, sirve para falsificar la realidad e impedir la resistencia mental contra la tiranía feminista, cuyos dos pilares son el privilegio para la mujer y la campaña contra el hombre.
A lo primero está dedicado el 8 de marzo, en Neolengua llamado Día de la Mujer Trabajadora y en lenguaje veraz Día del Privilegio Femenino. Día dedicado al victimismo, a presuntas injusticias estadísticas, a las exigencias perentorias porque ellas lo valen.
A lo segundo, a la persecución del varón, está consagrado el 25 de noviembre. Día del Odio Antimasculino dedicado a: machacar a los hombres para que se sientan culpables por haber nacido con pene; justificar y extender la injustificable, inmunda legislación persecutoria (Ley de Violencia de Género); idear nuevas formas de maltrato judicial y recortes de derechos.
Debería ser obvio que denunciar esto no significa de ninguna manera estar a favor del maltrato a la mujer, sino combatir una campaña de mentiras e iniquidad sistemática contra los hombres. Obvio pero incomprensible para muchos: para demasiados chavales completamente fanatizados, para demasiados adultos con la mente arruinada por la propaganda antimasculina.
No sé por qué “ola” del feminismo van, si la tercera o la cuarta o la quinta, pero cada una supera a la anterior en agresividad y prepotencia; el feminismo ya se ha quitado casi totalmente la careta y muestra su verdadero rostro de Gorgona, cuajado de serpientes y rezumante purísimo odio contra la masculinidad.
Hasta el origen de esta conmemoración es fraudulento. La fecha fue elegida en recuerdo del asesinato de las tres hermanas Mirabal el 25 de noviembre de 1960, en la República Dominicana, por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo. Asesinato político porque las tres mujeres eran activistas políticas contra el régimen. Nada que ver por tanto con la llamada “violencia de género”.
Ya sólo este detalle, esta voluntad compulsiva de manipulación, esta incapacidad patológica de veracidad en algo tan básico como escoger una fecha simbólica, da la medida de lo que es realmente el feminismo.
MAX ROMANO
Quienes hayan leído la distopía 1984 de George Orwell no dejarán de notar cómo este lenguaje se parece siniestramente a la Neolengua que el escritor inglés imaginó en su novela, donde a menudo las palabras significan exactamente lo contrario de lo que dicen: en el Ministerio del Amor se tortura a los disidentes y se destruye su mente; en el Ministerio de la Verdad se falsifica sistemáticamente la historia y se gestiona la mentira.
¿Cómo no ver la sombra de Orwell, hoy? Políticas de Igualdad significa favorecer a la mujer; el Ministerio de Igualdad se ocupa de aumentar los privilegios para ellas; los Juzgados de Violencia contra la Mujer se dedican a ejercer violencia contra el varón aplicando una legislación inicua, específicamente promulgada para perseguir a los hombres.
El lenguaje-de-mentira, la Neolengua de hoy, sirve para falsificar la realidad e impedir la resistencia mental contra la tiranía feminista, cuyos dos pilares son el privilegio para la mujer y la campaña contra el hombre.
A lo primero está dedicado el 8 de marzo, en Neolengua llamado Día de la Mujer Trabajadora y en lenguaje veraz Día del Privilegio Femenino. Día dedicado al victimismo, a presuntas injusticias estadísticas, a las exigencias perentorias porque ellas lo valen.
A lo segundo, a la persecución del varón, está consagrado el 25 de noviembre. Día del Odio Antimasculino dedicado a: machacar a los hombres para que se sientan culpables por haber nacido con pene; justificar y extender la injustificable, inmunda legislación persecutoria (Ley de Violencia de Género); idear nuevas formas de maltrato judicial y recortes de derechos.
Debería ser obvio que denunciar esto no significa de ninguna manera estar a favor del maltrato a la mujer, sino combatir una campaña de mentiras e iniquidad sistemática contra los hombres. Obvio pero incomprensible para muchos: para demasiados chavales completamente fanatizados, para demasiados adultos con la mente arruinada por la propaganda antimasculina.
No sé por qué “ola” del feminismo van, si la tercera o la cuarta o la quinta, pero cada una supera a la anterior en agresividad y prepotencia; el feminismo ya se ha quitado casi totalmente la careta y muestra su verdadero rostro de Gorgona, cuajado de serpientes y rezumante purísimo odio contra la masculinidad.
Hasta el origen de esta conmemoración es fraudulento. La fecha fue elegida en recuerdo del asesinato de las tres hermanas Mirabal el 25 de noviembre de 1960, en la República Dominicana, por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo. Asesinato político porque las tres mujeres eran activistas políticas contra el régimen. Nada que ver por tanto con la llamada “violencia de género”.
Ya sólo este detalle, esta voluntad compulsiva de manipulación, esta incapacidad patológica de veracidad en algo tan básico como escoger una fecha simbólica, da la medida de lo que es realmente el feminismo.
MAX ROMANO
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