jueves, 6 de diciembre de 2018

EL PACTO INTERNACIONAL PARA LA INVASIÓN DEMOGRÁFICA DE EUROPA





Naturalmente nos lo venden con otro nombre: hay que disfrazar la realidad y engañar a la gente, lo mejor y más largamente posible. La idea es que, cuando la gran masa se empiece realmente a dar cuenta de lo que sucede, sea ya demasiado tarde.

El nombre oficial de este documento es Pacto Global para la Emigración Segura, Ordenada y Regular y, como muchos lectores sabrán, se va a firmar en Marruecos próximamente. El nombre mismo es ya suficientemente siniestro para quien sepa adivinar las intenciones que se dejan entrever: fomentar las migraciones humanas, introducir la aberrante idea de que la migración es un “derecho” y negar por tanto el sacrosanto derecho de los pueblos a la propia identidad y al propio territorio.

La ideología nefasta de un mundo sin fronteras permea este documento de principio a fin. Establece un compromiso político no vinculante (pero podemos estar seguros de que el próximo paso será imponer acuerdos vinculantes jurídicamente y despojar a las naciones de toda soberanía) para: facilitar y fomentar la inmigración; intensificar el aparato de propaganda y falsificación de la realidad, invitar a las poblaciones a que acepten ser reeducados y reprimir a los disidentes que no se dejen reeducar. 

Esto en general. Pero sabemos muy bien, en particular, hacia dónde se van a dirigir las migraciones de masa: hacia Estados Unidos y Europa. El actual gobierno norteamericano no lo firmará pero la mayoría de los europeos, salvo un puñado de honrosas excepciones, sí lo hará. Políticos felones, vendidos y vendepatrias que, firmando el Pacto para la Invasión, dejan bien claro de qué parte están: contra Europa y los europeos, en nuestro caso contra España y los españoles.

El Mundialismo, el poder que está detrás de todo esto, quiere destruir las comunidades radicadas en la tierra y las identidades fuertes, reducirnos a una masa de individuos desconectados y aislados; por tanto incapaces de rebelarse, domesticados y manipulables ad libitum.

No sólo se pretende fomentar la inmigración (legal e ilegal) sino también prohibir a los europeos la preferencia por la propia cultura, abolir la misma noción de Europa como un territorio de cultura europea. Para ello medios e intelectuales lengua-de-serpiente envenenan continuamente las mentes con sentimientos de culpabilidad, falacias y desinformación; para los recalcitrantes que se niegan a beber de la copa envenenada se usan las palabras-policía: racismo, xenofobia, fascismo, populismo. Y para los más recalcitrantes aún la represión: delitos de odio, denuncias, multas, cárcel, persecución laboral, linchamiento mediático.

El resultado de estas políticas, de no ser bloqueadas y revertidas, será la destrucción de nuestra cultura y tradición, de nuestra identidad y nuestra misma manera de estar en el mundo. Por tanto una de dos: o se trata de estupidez e irresponsabilidad, o de colaboración plenamente consciente en un proyecto de genocidio cultural.

La defensa de la propia identidad no es un crimen, ni es moralmente condenable, ni expresión de odio. En cambio, el proyecto mundialista es criminal, moralmente despreciable y política de odio contra Europa y sus gentes.

MAX ROMANO

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