domingo, 27 de enero de 2013

EL PRINCIPITO, LA PLAYSTATION Y LOS TALIBANES



Los miembros de las familias reales no han brillado nunca por su inteligencia, salvo algunas excepciones, por lo cual normalmente tienen a alguien que les aconseje sobre lo que tienen que decir y sobre todo cuándo quedarse callados.

El príncipe Harry, de la casa real británica, no parece una de esas excepciones y tampoco debe escuchar mucho a sus asesores, si es que los tiene. Regresando a su país desde Afganistán tras unos meses de campaña, en los cuales combatía –es un decir- a bordo de un helicóptero de ataque Apache, ha declarado que era bastante bueno en matar talibanes porque tenía los pulgares entrenados a fuerza de jugar a la Playstation y la Xbox.

Ante esta exhibición tan edificante de virtudes marciales y cualidades guerreras, un portavoz de los talibanes ha dicho algo así como que el príncipe tiene “un problema mental”…


No sé si es un problema mental o no, pero si lo es, se trata del problema mental de todo el Occidente actual, decadente, de hombrecillos que se esconden detrás de sus máquinas.  El príncipe, aun sin quererlo ha dicho una verdad como un puño: que la campaña que Occidente combate contra los afganos es una guerra cobarde y sin honor, una guerra de máquinas contra hombres en la cual de una parte se combate con el cuerpo y con la sangre, se lucha arriesgando la propia vida y perdiéndola, mientras que en el otro lado se aprietan botones, se juega a la Playstation, se lanzan misiles, se ataca con aviones ni siquiera tripulados sino robóticos, teleguiados por un capullo a cientos o miles de kilómetros de distancia.

El año pasado dediqué la entrada Las máquinas contra los hombres a esta cuestión y no me repetiré. Como entonces escribí, no es que considere deseable o positiva la manera de vivir de los talibanes. Pero si el Islam es un peligro para Europa, no lo son los afganos a quienes les importa un comino el resto del mundo. Los enemigos verdaderos están mucho más cerca.

Naturalmente algunos soldados occidentales están en el campo y corren un peligro real. Como el militar español que hace no mucho saltó por los aires intentando desactivar una bomba. Por mucho que estén allí como mercenarios al servicio de EEUU y no por los intereses de su país, cualquiera que arriesgue su vida en la batalla merece consideración, independientemente del resto. Un respeto que no merece la gentuza que se limita a apretar botones.

Porque, seamos honestos y hablemos claro, los que se limitan a apretar botones y a jugar con el joystick, de frente a un talibán en carne y hueso se ensuciarían en los pantalones.

Claro que no hemos sido siempre así. El Imperio Británico, sin ir más lejos, ciertamente se construyó con hombres hechos de una pasta muy diferente. Hace no tanto tiempo, también en Europa, cuando un hombre volvía de la guerra, podía hablar con orgullo de sus virtudes guerreras, su valentía y su coraje ante el peligro.

Hoy lo único que tiene que decir, con su sonrisa idiota de niño mimado en la sociedad del bienestar, es que ha matado a muchos de los malos porque sabe jugar a la Playstation.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca mejor escogido, el nombre del blog, una vez se ha leido la descripcion que le sigue!

Yo no sabria decir que animal soy aun (un conejo-cerdo de esos con porra desde luego que no)

Mas bien encajo con lo peor de todo, Pogre con mirada limpia y soñadora..., y no se que tipo de animal seria.. un cordero supongo.

Pero bueno ya lo decian por ahi, que los corderos se levanten una y otra vez hasta que se conviertan en leones... eso si.. la mirada, ya no sera limpia ni soñadora!

Pero aparte, hasta que punto me pregunto, viendo tanto el cordero, como el oso, como resto de bichines de la fauna Iberica, peligrar su habitat; podran entenderse para ahunar esfuerzos y no dejar que les expolien, que se vistan con sus pieles, y se alimenten de sus carnes?

Max Romano dijo...

Tu verás con lo que encajas, pero como bien dices el hábitat de todos está en peligro. A causa de las sanguijuelas por cierto (la elección del animal me parece evidente). Por mí encantado si toda la fauna ibérica se termina hartando de verdad y se rebela.

Eso sí, que no termine como "Rebelión en la granja" de Orwell, con los cerdos al mando y comportándose exactamente como los antiguos amos...