Tengo listos algunos artículos sobre mi tema preferido, los abusos de las hordas feministas en España y Europa, pero creo que vale la pena seguir ocupándose de las turbulencias políticas en los países árabes y Medio Oriente.
No creo necesario corregir la mayor parte de las consideraciones del artículo anterior, pero la situación en Libia ha evolucionado mucho y ahora las cosas están más claras. Tengo una opinión sobre lo que está pasando algo diferente de la lectura que nos dan.
¿Me equivoco? Puede...nadie es perfecto y todos metemos la pata alguna vez, pero honestamente me parece que lo que ha pasado es extraño, y que no nos están contando la verdad.
Sigue siendo difícil interpretar lo ocurrido en los demás países y aun menos adivinar lo que sucederá en el futuro, pero en el caso de Libia creo que tiene poco que ver con protestas populares espontáneas para pedir democracia. Allí lo que ha sucedido es una insurrección armada en toda regla contra Gadafi, apoyada por una parte importante del país, pero de ninguna manera un levantamiento espontáneo y pacífico del pueblo en su conjunto contra el dictador.
Debemos recordar que Libia, como muchas de las antiguas colonias europeas independizadas, no es un verdadero estado sino un territorio donde las instituciones estatales son débiles y las lealtades en general no son hacia la nación sino hacia la propia tribu o clan.
Tal estado de cosas ha sido aprovechado para organizar una rebelión de una parte del país contra Gadafi, apoyada por Estados Unidos si es que no la han organizado desde el principio. Esto último no me atrevería a afirmarlo pero es muy posible, y un fuerte apoyo a la sublevación por parte de los americanos ha sido evidente al menos desde el lunes 21 de Febrero.
En ese preciso día fue perceptible un cambio neto. Se agravó la situación en el país, estalló la insurrección de verdad y se puso en marcha la maquinaria de los medios para presentar los acontecimientos de una cierta manera. Empezaron a pasar cosas raras y en poco tiempo, con sorprendente rapidez se alinearon medios de comunicación y políticos.
No se trata de estar pro o contra Gadafi ni menos aún de hacer de él un santo o una víctima. No tengo ninguna posición particular sobre el tema. Efectivamente ha gobernado Libia con mano de hierro durante décadas y no ha tenido nunca muchos escrúpulos: recordemos que ordenó el atentado de Lockerbie en el cual un avión de pasajeros fue hecho saltar por los aires matando a muchas personas, ha enviado repetidamente sicarios a países extranjeros para asesinar a sus oponentes y seguramente más lindezas que se me escapan ahora. Ciertamente no es mi guerra ni tengo intención de poner a Gadafi del lado de los buenos.
Es sólo que no me gusta que me tomen el pelo. No me gusta que telediarios, periódicos y agencias de noticias me ordenen cuándo tengo que sentir indignación y me dicten quiénes son los buenos y los malos. Los cuentos de buenos y malos para los niños.
El lunes 21 de febrero y los inmediatamente siguientes empezaron a llegar noticias sobre ataques indiscriminados a la población civil que protestaba contra Gadafi en varias ciudades. Se hablò de bombardeos de manifestaciones pacíficas con aviones y helicópteros de ataque. Se denunció la llegada masiva de mercenarios extranjeros que Gadafi estaba empleando como último recurso contra su propio pueblo, ante las masivas protestas y dándonos a entender que no podía contar ya ni con sus propias tropas.
De forma prácticamente simultánea la representación libia en la ONU de volvió contra su gobierno, así como los embajadores en algunos países, afirmando que se estaban cometiendo crímenes inauditos contra la población civil, solicitando el derrocamiento de Gadafi y su procesamiento por crímenes contra la humanidad. Se bloquearon sus bienes y los de sus allegados con gran rapidez y se le aisló internacionalmente; los primeros que abiertamente tomaron partido fueron Estados Unidos y sus aliados –o lacayos- europeos, y alguno que al principio mostró una actitud cauta como Italia fue llamado al orden inmediatamente.
En los días siguientes los desórdenes continuaron, los insurrectos ganaron algunas posiciones y conquistaron el Este del país, pero no consiguieron ganar la partida en pocos días como habían esperado. La posición de los americanos se hizo más amenazante y empezaron a afirmar con su habitual, insoportable tono perentorio de guardianes mundiales de la moral y de la legitimidad, que Gadafi era un criminal, que no tenía derecho a seguir gobernando el país y debía marcharse inmediatamente. Al mismo tiempo invocaban que fuera procesado por el tribunal de La Haya y bloqueaban sus bienes, en una evidente exhibición de torpeza política, porque significaba ni más ni menos que acorralarlo y cerrarle cualquier vía de escape, dejándole como única posibilidad resistir a ultranza.
Y resistir a ultranza es lo que está haciendo, con una parte del país que lo apoya. No podemos saber su fuerza real ni la de los sublevados, pero después de dos semanas de guerra abierta (aunque chapucera) ninguna de la partes ha conseguido por ahora una victoria decisiva y están en tablas. Los insurrectos invocan una intervención militar extranjera para derrotar a Gadafi, lo que indica claramente que no son capaces de hacerlo solos y que el golpe ha fracasado, pero tampoco Gadafi es capaz de imponerse por el momento. Parece que estamos ante un conflicto largo, a menos que desde fuera se resuelva militarmente la situación. Una intervención no me extrañaría nada, pues en el momento en que escribo los Estados Unidos han asumido una posición especialmente agresiva y siguen exigiendo perentoriamente a Gadafi que deje el poder.
Todo desde el principio en la imagen que nos han vendido apesta a falsedad.
¿Los embajadores en el extranjero que se lían la manta a la cabeza y el mismo día en que se empieza a acusar a Gadafi de las mayores atrocidades le vuelven la espalda públicamente, sin noticias confirmadas y fiables, quemándose sin remedio en caso de que la revuelta falle? ¿Es que no sabían quién era su presidente y lo han descubierto en un día? La respuesta, evidente, es que estos diplomáticos han sido cooptados como parte de una insurrección organizada para derrocar a Gadafi.
¿Manifestantes desarmados que capturan ciudades y bases militares? ¿Contra mercenarios extranjeros que no tienen escrúpulo en disparar contra gente que no es la suya? ¿A quién le quieren tomar el pelo? El colmo de la información demencial la he encontrado en un artículo que narraba cómo rebeldes descalzos y armados de machetes reconquistaban una ciudad poniendo en fuga a los soldados de Gadafi.
De acuerdo, las tropas del Coronel no serán gran cosa, sus mercenarios africanos no serán como Rambo o Chuck Norris, pero digo yo que por lo menos les habrán dado armas automáticas, y un titular así me parece demasiado…
Ignoramos la cifra de víctimas y pueden ser pocas o muchas. Los números que circulan son bastante reducidos y no parecen propios de una represión brutal a gran escala sino de una guerra limitada de la cual poco sabemos a pesar de la enorme máquina de la información. Mucho menos parecen de ataques indiscriminados con armas de guerra contra la población civil.
Este dato puede ser bueno o malo, será provisional, pero debemos admitir que si la imagen que nos han querido dar los madios fuera correcta, si el pueblo libio se hubiera levantado en bloque contra el tirano y éste hubiera bombardeado las manifestaciones con artillería pesada y aviación, si hubiera utilizado mercenarios para masacrar indiscriminadamente a su pueblo, hasta el punto de justificar una intervención humanitaria –expresión que debe siempre ponernos una enorme mosca tras la oreja-, no tendríamos después de dos semanas trescientos muertos sino tres mil o treinta mil.
Las noticias nos llegan a través de pocos, grandes medios de comunicación, que se pueden permitir enviar personal, y a través de un reducido número de agencias de noticias, cuya propiedad está en pocas manos, de manera que no no se requiere una gigantesca e improbable conspiración para presentar las cosas de un cierto modo, crear una imagen pilotada de los acontecimientos y dirigir la opinión pública. No es que se invente completamente una realidad falsa: la base es siempre un elemento de verdad y en este caso será seguramente cierto que ha habido una dura represión, que una buena parte del país esté efectivamente harta de Gadafi, pero la realidad parece diferente de la que nos han vendido.
Es sospechosa y hasta escandalosa la insistencia y la rapidez con la que se ha exigido la marcha de Gadafi y su procesamiento por crímenes contra la humanidad, sin nada más que noticias sin confirmar que pueden o no ser bulos. Que yo recuerde nadie ha usado ese tono con las campañas de bombardeo de Israel sobre Gaza que han provocado bastantes más muertos. Y si Israel puede usar la justificación de defenderse contra los (ridículos) cohetes palestinos y contra el terrorismo, Gadafi puede decir que ha combatido con medios militares una insurrección armada. No sé si el comportamiento de Israel es criminal o no, imagino que depende del lado de la barricada en que se está. No es tampoco mi guerra de ninguna manera y no hay porqué identificarse a priori con la causa palestina, pero en ambos casos son armas de guerra contra una población escasamente armada y a mi entender el doble rasero es evidente.
Pero esto es lo de menos: la auténtica viga en el propio ojo son las guerras y la ocupación militar de de Irak y Afganistán: podemos estar de acuerdo o no con las invasiones de estos dos países, podemos pensar que nuestros soldados están o estaban allí sirviendo los intereses de España –no es desde luego mi posición- pero es difícilmente discutible que se ha tratado de guerras de agresión vendidas con mentiras a la opinión pública occidental, que han producido una cantidad de víctimas civiles que supera a la de los crímenes reales o presuntos de Gadafi, en un factor de cien o mil veces. Es grotesco y hasta insultante que se exija el cambio de gobierno de un país con estas acusaciones por parte de los mismos responsables de estas invasiones. Recordemos que según la misma Justicia Universal crimen contra la humanidad es la guerra de agresión.
No soy ciertamente un partidario de la jurisdicción universal. Dediqué un artículo a ello, quizás algo pesado e indigesto, como uno de los Azotes
Estemos a favor o en contra de ello, a los justicieros universales se les ve el plumero de forma demasiado evidente. La verdad es que los procesos por crímenes de guerra y la misma Justicia Universal han sido y serán, ahora y siempre, una farsa. Si puedo parafrasear una frase famosa, no son más que la continuación de la política y de la guerra por otros medios.
No sé qué pasará al final en Libia. Difícilmente se permitirá que Gadafi siga en el poder pero lo que está claro es que los países europeos, si es que les queda algo de soberanía, no deben permitir que Estados Unidos venga a cambiar gobiernos en países tan estratégicos y en nuestra puerta de casa. Se debería dejar que los libios ajusten sus cuentas entre ellos, o si realmente se quiere quitar a Gadafi sin traumas, lo lógico sería ofrecerle la posibilidad de retirarse, en vez de acorralarlo y dejarle la única opción de luchar hasta la muerte.
Reafirmo lo indicado en un comentario de la entrada anterior: estos fenómenos indican que a pesar de lo que algunos afirman la Historia vive y se mueve, seguirá haciéndolo, y lo que la mueve es el conflicto, eterno mientras dure el Hombre.
Y más nos vale despertarnos porque este fragmento de Historia en particular va a recaer directamente sobre nosotros.
7 comentarios:
Un texto muy equilibrado, Oso. Estoy básicamente deacuerdo.
Hasta pronto.
A medida que leía sobre la situación de tablas en Libia, me he acordado de Irak.
¿Y si a los americanos les interesara una guerra civil libia?. Pensemoslo: si el petróleo queda de la parte que los americanos apoyan, no van a tener ningún problema para llevarselo.
Y si cuando terminen de sacarlo la cosa sigue igual, pues se irán dejando a los opositores de Gadafi con el culo al aire y al propio Gadafi en su sitio (aunque a lo mejor con menos propiedades).
Si los rebeldes no pueden con Gadafi las tropas de Obama, Premio Nobel de la Paz (jajajajajaja), va a entrar en Libia y encima, derrocando a Gadafi, habiendo matado a no sé cuántos, Obama será glorificado como pacificador, luchador de los derechos humanos, etc.
LOS REBELDES VAN A VENDER LIBIA A LAS MULTINACIONALES PETROLERAS.
Y bien, Gadafi no me gusta, pero me gusta igual o menos el imperialismo yanqui.
Ojalá Europa despertara.
Creo que os puede interesar el resumen de este debate de Foro Identidad:
http://www.foro-identidad.es/2011/02/internet-y-revolucion.html
Os recomiendo que leais "el libro verde" de Gadaffi(guia ideologica de su revolucion)
Es interesante.
Si quitamos el toque islamista nos encontramos con una especie de autoritarismo con democracia organica, una especie de socialismo nacional.
(Esto no justifica que a Gadaffi no se le haya podido ir la pinza con el tiempo)
Un magnífico artículo Oso. ¡Qué distinto sería todo si artículos como éste pudieran leerse en los grandes periódicos! Lamentablemente eso no ocurrirá nunca, la pluralidad informativa en determinados asuntos es un mero espejismo. En fin, almenos de momento nos queda Internet.
Interesante recomendacion AJ, no lo he leido, intentaré buscar un ejemplar y ya te contaré qué me parece.
Veo que el tema interesa. Gracias por todos los comentarios.
He encontrado este enlace para el Libro Verde de Gadafi en inglés
http://www.mathaba.net/gci/theory/gb.htm
No lo he leído aún pero efectivamente parece interesante. Tampoco sabemos en qué medida la realidad refleja esa visión. Lo cierto es que Libia es o era uno de los países con mejor nivel de vida de Africa y que las riquezas del petróleo se han utilizado también para beneficiar a la población (proyecto del "Gran Río Artificial" para explotar los acuíferos del Sahara). Después de esto tendrán suerte si no acaban como Somalia.
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