En esta entrada me ocuparé de los hombres feministas y de su concepción del mundo, aprovechando una pequeña entrevista a Miguel Lorente Acosta, delegado del gobierno para la violencia de género, publicada en "Yo Dona". En este artículo el individuo, que por lo visto es el brazo derecho de la ministra Aído -lo cual ya lo dice todo- habla de su libro "Los nuevos hombres nuevos. Los miedos de siempre en tiempos de igualdad". El enlace es el siguiente:
http://www.elmundo.es/yodona/2009/01/30/actualidad/1233307801.html
No es frecuente encontrar concentrada en pocas líneas, como en este caso, la concepción del mundo de los hombres feministas, expresada de forma tan clara y en toda su abyección. Pero lo más interesante no es esto, sino la mirada que este tipo de discurso nos permite arrojar sobre la
forma mentis del hombre que ha aceptado totalmente la ideología feminista; nos enseña hasta qué pozo sin fondo de servilismo y de
masoquismo de género -no me es posible encontrar mejor expresión- son llevados los hombres feministas.
En sustancia, el libro de marras dice que los hombres actuales han aceptado el discurso igualitario y la emancipación de la mujer sólo superficialmente, pero en realidad están desarrollando una mentalidad "posmachista" que persigue perpetuar la dominación sobre la mujer; aun cuando acepten la ideología igualitaria elaboran estrategias nuevas de opresión hacia la mujer.
¿Y cuáles son estas estrategias? fundamentalmente el criticar las políticas que el feminismo está imponiendo en nuestra sociedad, el denunciar los abusos y las injusticias que conllevan. En particular cita:
1. El hablar de denuncias falsas por violencia de género, que para esta señor no deben de existir o tienen una importancia puramente anecdótica. Hace como si no supiera que la ley de violencia de género es una invitación a la mujer para que ponga denuncias falsas y saque partido de ello.
2. El llamado
síndrome de alienación parental, aséptica expresión que se refiere al hecho de que las mujeres separadas muy a menudo hacen lo posible para expulsar al padre de la vida de los hijos. La denominación tan aséptica no debe engañar: son las madres la que se comportan así, no los padres. Aparte las excepciones claro está, porque desde luego existen también hombres tarados. Lejos de mí identificar todo el mal con un género y todo el bien con el otro como hace el feminismo.
3. la denuncia de los privilegios y beneficios extras de que la mujer goza en la actualidad. Privilegios que van desde la
discriminación positiva (positiva para quien saca tajada de ello) a las ayudas económicas, por no hablar de las políticas llevadas adelante por el orwelliano
Ministerio de Igualdad (es decir del privilegio femenino). ¿Por qué orwelliano? quien haya leído 1984 recordará el Ministerio de la Paz y el Ministerio de la Verdad, cuya misión era exactamente opuesta a su nombre.
Para este señor denunciar estos evidentísimos abusos e iniquidades -en absoluto marginales, sino graves realidades sociales- son una "estrategia de opresión" contra la mujer. ¿Han entendido ustedes bien? Cualquier crítica contra las políticas feministas, cualquier denuncia de sus injusticias, cualquier duda sobre el hecho de que la mujer es discriminada, oprimida y eterna víctima del hombre (por tanto necesitada de un trato de favor) es una "estrategia de opresión"
En resumen este es el discurso de los hombres feministas. Esta es la repugnante
nueva masculinidad que las
Aídos y los
Lorentes quieren promocionar, diciéndonos con infinita arrogancia cómo tenemos que ser hombres.
Esto es lo que cierta gente quiere: que nos sintamos culpables por ser hombres, que nos humillemos ante las mujeres, que aceptemos que el feminismo nos escupa en la cara sin protestar, que cualquier intento de reacción -incluso a nivel mental- lo llamemos "machismo", "estrategia de opresión contra la mujer" y nos avergoncemos por ello. Como los
crímenes de pensamiento en la citada novela.
Dos preguntas que según nuestro amigo debería hacerse todo hombre. Y yo le respondo como de merece.
"¿Por qué me da miedo la igualdad?"
Porque no se trata de igualdad sino de favorecer a la mujer y perseguir al hombre, reducirlo al nivel de un paria de la sociedad. Y aunque de real igualdad se tratase sólo un imbécil puede pensar que la igualdad es posible o sólo deseable: somos distintos, hombres, mujeres, blancos, negros, amarillos, monos y funcionarios socialistas. Las cosas iguales para todos son siempre las más injustas. La igualdad equivale a la muerte en todos los sentidos y una sociedad realmente igualitaria es una sociedad muerta integrada por zombis.
"¿Por qué no hago una crítica a la desigualdad que ha habido desde la noche de los tiempos?"
Porque la visión de la historia como una ininterrumpida opresión de la mujer por parte del hombre es una caricatura creada por la propaganda feminista para débiles mentales. Pero no es esto lo importante. Lo importante es que aunque así fuese no me sale de los cojones ser culpabilizado y denigrado como hombre, por injusticias que cometieron otros hombres hace decenios o siglos. Quien pretenda inculcar en mí un sentimiento de culpabilidad por ser hombre es un hijo de puta -o una asquerosa hiena- y no merece más que desprecio.
Sigamos leyendo. Nuestro amigo se escandaliza y preocupa por el hecho de que las actitudes "machistas" como él las llama -en la práctica, cualquier afirmación de la personalidad masculina- se sigan perpetuando, que no se haya destruido aún totalmente la figura del padre y que en parte sigan existiendo roles diferenciados.
¿Qué decir? es casi conmovedora la incapacidad de esta gente para aceptar que el hombre no es una
tabula rasa y que existen diferencias fundamentales entre hombres y mujeres, que van mucho más allá de tener genitales masculinos o femeninos. No aprenderán nunca que la realidad y los dogmas -así hay que llamarlos- del igualitarismo son como el agua y el aceite: pueden mezclarlos y confundir las cosas durante un tiempo, pero al final el aceite se queda arriba y el agua abajo.
Parece también entre molesto y sorprendido por el hecho de que una revista científica haya recientemente publicado un estudio donde se muestra que los hombres de más éxito son los que tienen actitudes "machistas", en comparación con los que se adaptan a los nuevos tiempos.
Pues vaya un descubrimiento que ha hecho la revista científica. Como dicen en Italia han
descubierto el agua caliente. ¿Que los hombres con carácter y capaces de pensar con su propia cabeza tienen más éxito social que los
adaptados a los nuevos tiempos que se tragan toda la propaganda feminista? Tiene cojones que eso se llame ciencia, pero por lo menos se trata de rebatir una verdad como un puño. Lo que probalemente no es inútil ni superfluo: en tiempos de
political correctness hace falta decir hasta que dos y dos son cuatro, porque nos intentan convencer continuamente de que son cinco.
Sólo en una sociedad profundamente decadente los hombres feministas pueden llegar a las posiciones más altas, empujados por la corriente.
Las
Aídos y los
Lorentes de este mundo pueden meterse su
nueva masculinidad por donde mejor les quepa. Enemigos mortales de toda masculinidad digna de tal nombre, el deber de un hombre libre, con un mínimo de dignidad, es combatir contra esta gente y lo que representan.