miércoles, 3 de octubre de 2018

JAMÁS LA VIDA POLÍTICA HABÍA CAÍDO TAN BAJO: GOBERNADOS POR INÚTILES Y TRAMPOSOS QUE NO SABEN NI COPIAR TESIS





Porque tampoco es tan difícil hacer las cosas deshonestamente bien, quiero decir hacer trampas pero con más estilo, de una manera menos burda. Pero debe existir cierta clase de español que, cuanto más alto sube, más imbécil se vuelve: valga de ejemplo el señor Undangarín el cual tenía, debido a su posición, todas las puertas abiertas para hacer sus negocios y enriquecerse, de manera correcta y respetando las reglas; pero fue lo suficientemente estúpido como para estropearlo.


Volviendo a la increíble y fenomenal cantera de incapaces, mediocres e ineptos producida por cuarenta años de democracia, parece que no saben ni siquiera copiar tesis decentemente, lo cual es sólo un poco más difícil que hacer la O con un canuto. Pero hay especialidades que sí dominan con virtuosismo acrobático, en realidad lo único que realmente saben hacer: cum laude en chanchullo y picaresca barata, senior executive excellence en miserable cabotaje político de pequeños intereses y pequeñas ideas, esta es la verdadera titulación de estos hombres y mujeres de modestísima estatura y nulo sentido del Estado.


Miserable es en verdad el panorama político y el nivel alcanzado cuando la información política se centra en quién ha hecho más trampas para engordar su curriculum vitae, o para más evadir impuestos. No en las cuestiones realmente políticas, no en los problemas de la nación, siquiera en los problemas de administración que es a lo que se ha rebajado la “política” cada vez más. Por no hablar de la Historia que está pasando sobre nuestras cabezas y va a condicionar nuestro futuro.


No podemos tener una clase política de nivel más bajo, que ha inventado esta nueva manera de insultar a los españoles. En efecto no era suficiente insulto decirle al español que ha estudiado y trabaja, o al que no ha estudiado y trabaja: eres un pringado porque me estás manteniendo aunque no sé hacer nada.


Ahora no se conforman con esto y con reírse en nuestra cara. Han doblado la dosis y ahora le están diciendo directamente, al español que se ha trabajado sus estudios: eres gilipollas, porque no sólo trabajas para mantenerme sino que yo también tengo un título y vale como el tuyo.


Este es en realidad el verdadero mensaje, dirigido a toda la ciudadanía, que contienen los discursos de los políticos y sus interminables ríos de palabras. Su contenido semántico real es: sois gilipollas.


¿Y por qué el país funciona? Quiero decir con semejante caterva de ineptos e indocumentados ¿Por qué no se va todo al carajo? Pues para empezar no está nada claro eso de que el país funcione y es muy posible que se vaya, efectivamente, al carajo. Pero la respuesta pertinente a las anteriores preguntas es que no gobiernan sino que administran y ejecutan las directivas de quienes de verdad mandan; por debajo se apoyan en otros que algo saben, para mantener en marcha un mecanismo que, si fuera por ellos, caería en la ruina y en el caos en cuestión de días. Y por arriba reciben sus instrucciones. No gobiernan en efecto ni la moneda ni la economía ni, cada vez más, la política internacional o la legislación, sino que son una de las correas de transmisión de las lobbies y grupos de poder que de verdad lo ejercen en todos los ámbitos mencionados. Aunque el nivel tan ínfimo que hemos alcanzado hace dudar de que valgan ni siquiera como correa de transmisión.


De hecho, ya casi ni valen como compañía de teatro para la representación democrática: recitan demasiado mal y además insultando a su público de manera cada vez más descarada.

Artículo publicado en El Correo de Madrid

MAX ROMANO

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