domingo, 3 de junio de 2018

LOS SALVAJES DENTRO DE CASA Y SUS PADRINOS INDECENTES




Cada vez más ciudadanos de España y Europa entera tienen un tipo muy particular de experiencia multicultural en sus barrios: conatos de revuelta étnica y a veces disturbios a veces a gran escala, a menudo con graves violencias como hemos visto en varias ciudades europeas y veremos cada vez más. En efecto es sólo cuestión de tiempo y de números que la situación se agrave, porque la invasión migratoria de Europa y España sigue su curso.


Una invasión contra la que nuestras clases dirigentes no nos defienden; al contrario, nos la están imponiendo sin habernos jamás consultado. Por tanto más que de pusilanimidad cabe hablar de traición. Traición a su patria, a su pueblo, a la civilización de la que todos somos herederos y que tenemos el deber de continuar. Pero es que patria, civilización, identidad cultural no significan nada para quienes nos gobiernan.


Desde luego no para la rama encorbatada del partido único llamada centro-derecha, mientras que los otros, la rama descamisada llamada centro-izquierda y aún más la rama desaseada directamente las odian, a nuestra patria, nuestra historia y nuestra tradición.


Los amagos de revuelta que empezamos a ver en nuestro país son las pruebas piloto de la sociedad multicultural. Algaradas que se desencadenan sin un verdadero motivo, con cualquier pretexto, disturbios que no tienen nada detrás sino el odio y la hostilidad de los salvajes por el país que les acoge, donde viven de ayudas o de ilegalidad. Zonas de no-España dentro de España, donde cada vez menos existe la ley y los políticos felones (que naturalmente viven en muy diferentes lugares) no quieren o no se atreven a imponerla.


Ahora bien, los salvajes que incendian las calles no son solamente alógenos. Los hay de dos tipos: los de dentro y los de fuera. Por un lado están los invasores inmigrantes ilegales, que vienen a traernos el tercer mundo a nuestra casa; por otro nuestros hijos degenerados del bienestar, los falsos antisistema de la izquierda radical que son, en realidad, los más devotos siervos del sistema y la corrección política. Los primeros entienden sólo el lenguaje de la fuerza, porque es lo que siempre han vivido; nuestro error es no hablarles ese lenguaje, error grave porque para ellos cualquier tolerancia es signo de debilidad. Los segundos son nuestra chusma parásita de bárbaros internos, gamberros malcriados y revolucionarios de salón. El error de sus padres fue no darles las bofetadas que se merecían en su momento, antes de que fuese demasiado tarde.


Esta es la sociedad multicultural real, la de verdad y no el cartel multicolor de la propaganda inmigracionista, donde se ven sólo personas bien educadas, amables y respetuosas, que aportan su saber y su trabajo.


Seguramente será así en el barrio de las embajadas, donde viven los funcionarios internacionales o los empleados de las grandes multinacionales; no lo dudamos. Pero para la gran mayoría de la población la sociedad multicultural significa barrios sin ley, inseguridad, ayudas sociales copadas por los de fuera, que nos lo pagan quemando las calles, con el menosprecio de nuestra identidad y nuestra historia.


Estamos en una palabra ante la invasión de los bárbaros externos, ayudada por la chusma de bárbaros internos y sus indecentes padrinos en la política que trabajan para extinguir nuestra identidad y nuestra civilización.

Max Romano

1 comentario:

Anónimo dijo...

Acabas de describir perfectamente la triste realidad del, enorme problema, que supone la invasión de inmigrantes qué hemos sufrido en multitud de localidades y barrios de nuestro país. Doy fe, porque yo he sido uno de esos miles de afectados que viviendo en un barrio de Madrid, he presenciado la degradación a todos los niveles de nuestra calidad de vida; niveles de degradación que jamás crei posibles en nuestro país hasta que llegó esta masa ingente de...No se como calificarlos!...