Queridos lectores:
El mes pasado el autor de este blog, Max Romano, ha comenzado a colaborar con el periódico El correo de Madrid, anteriormente llamado Sierra Norte Digital. Los artículos publicados en este medio también los publicaré aquí, excepto los que sean reposición de algún texto ya aparecido en el blog. De este modo el Oso Solitario vuelve a ponerse en movimiento y a dar nueva vida a esta página.
Por cierto, recomiendo en general todos los artículos de opinión del Correo de Madrid y especialmente los de mi amigo Luys Coleto.
El primer texto publicado por Max Romano se ocupa de la sentencia del famoso proceso de La Manada de hace unas semanas, un tema que seguirá dando que hablar en el futuro. En el Facebook de Sierra Norte Digital cierto número de féminas y "varones" indignadas me pusieron de vuelta y media por este artículo, lo cual visto el tono de las críticas, y las carencias de comprensión lectora por parte de sus autoras, no hace sino confirmar la validez de las consideraciones expuestas.
LA MANADA, LA JAURÍA Y LA LÓGICA DEL CLAN
Artículo publicado el 14-05-2018 en El correo de Madrid
Por cierto, recomiendo en general todos los artículos de opinión del Correo de Madrid y especialmente los de mi amigo Luys Coleto.
El primer texto publicado por Max Romano se ocupa de la sentencia del famoso proceso de La Manada de hace unas semanas, un tema que seguirá dando que hablar en el futuro. En el Facebook de Sierra Norte Digital cierto número de féminas y "varones" indignadas me pusieron de vuelta y media por este artículo, lo cual visto el tono de las críticas, y las carencias de comprensión lectora por parte de sus autoras, no hace sino confirmar la validez de las consideraciones expuestas.
LA MANADA, LA JAURÍA Y LA LÓGICA DEL CLAN
Artículo publicado el 14-05-2018 en El correo de Madrid
En ésta mi primera colaboración con Sierra Norte Digital, creo que vale la
pena hacer alguna consideración sobre el juicio de La Manada, a pesar de que
seguramente nuestros lectores estén saturados de información y opiniones sobre un
tema que estos días nos encontramos hasta en la sopa. Pero es que la abundancia
de palabras puede servir tanto para informar como para desinformar, para
difundir tanto la verdad y el rigor como la histeria y el sectarismo. Y parece
evidente de qué lado cae la mayor parte de las palabras dedicadas al juicio de
La Manada, en los medios y en la política.
Empezaré por decir que yo también estoy
indignado con el veredicto y la sentencia. Porque unos hombres han sido
condenados por una relación sexual que, según todos los indicios, fue
consentida. Naturalmente no tengo acceso a los elementos que han valorado los
jueces, pero he hecho algún pequeño esfuerzo para hacerme una idea de las
cosas. Esfuerzo por cierto seguramente mayor al que ha hecho esa chusma
vociferante que no necesita informarse de nada, porque sus conclusiones y
opiniones de género son
independientes de la realidad y de los hechos.
Si se hubiera estimado que no había
consentimiento habría sido emitida una condena por violación, pero evidentemente
la realidad no cuadraba con esta tesis. Y probablemente a este punto entra en
juego la mala conciencia de los jueces (de dos de ellos para ser precisos) y su
incapacidad de resistir a la presión social: por parte de los medios, de la mal
llamada opinión pública secuestrada por la jauría feminista que ya emitió desde
el principio su veredicto de culpabilidad. Mala conciencia que se revela
evidente en la acrobacia legal con la que han emitido una condena por delito de
abusos sexuales.
Pues no. Si la mujer fue obligada, se
imponía una condena por violación en grupo. Si en cambio no lo fue, los
acusados debían ser absueltos. Así lo ha estimado en efecto uno de los tres
jueces, que ha sufrido por ello un linchamiento mediático y el ataque increíble
de un ministro de justicia (con minúsculas) que ha demostrado no ser digno del
cargo que ocupa. Justicia significa, en efecto, valorar los hechos a la luz del
Derecho vigente, con rigor e impersonalidad. No significa decidir que la mujer
tiene razón por principio; esto último es la lógica del clan, en este caso las
feministas y sus perrillos falderos domesticados, lamentables caricaturas de
hombre. Para ellas y sus tristes esclavos la mujer que ha denunciado tiene razón
porque es mujer, el veredicto de culpabilidad está contenido en la denuncia y,
por tanto, escrito con tinta indeleble desde el primer momento.
Lógica de clan o de tribu, la propia de
una humanidad inferior y de las formas más primitivas de sociedad humana. Diametralmente
opuesta a la lógica impersonal del Derecho, la objetividad y el rigor,
condición básica para una elevación social y civil.
Quizá sea superfluo puntualizar esto, pero
no escribo esto en defensa de los individuos en particular que se comportaron
como cafres, de manera sin duda muy desconsiderada, pero que no constituye
delito si fue consentido. Se trata de un episodio más de una humanidad
degenerada que hoza en el fango, de comportamientos que en realidad ni siquiera
se pueden definir animalescos: las especies animales tienen sus rituales de
acoplamiento y sus códigos de comportamiento que regulan la sexualidad. Como también
los tiene toda sociedad humana, a menos que haya caído en la degeneración y la
decadencia. Se llaman por ejemplo pudor, ritual del cortejo, sentido de la
intimidad, moral y ética sexual en sus múltiples variaciones a lo largo de las
culturas y las épocas.
Volviendo a la sentencia, la campaña
mediática en acto y toda la explosión de histerismo a la que estamos asistiendo
tienen un sentido muy preciso: endurecer aún más la legislación sobre delitos
sexuales con el objeto de colocar al varón en una situación de completa
indefensión. Se quiere llegar al punto en que la palabra de una mujer que
denuncia tenga un valor absoluto y sea en sí misma una condena, con
independencia de cualquier otra consideración. El varón nunca podrá probar su
inocencia porque su palabra y todos los elementos que pueda aportar tendrán un
valor exactamente igual a cero, frente al valor infinito de la palabra de ella.
Estará por tanto a la merced de cualquier furcia que, tras relaciones sexuales consentidas,
decida por un motivo u otro denunciarlo por violación. Este es el objetivo final
de la agenda feminista al cual nos estamos acercando poco a poco.
Max Romano
Max Romano
2 comentarios:
Pensaba que era el unico que lo veia asi... he conocido a tias asi, que se tiran al primer prehistorico que se le cruza por el camino...guarros ellos y guarras ellas. Puto mundo, espera lo mas minimo para relamerse ante la suculencia sensaciofeminista. Un saludo de El Pensador
Llevaba tiempo esperándote,me alegro de leerte de nuevo.
Suscribo cada una de tus palabras en el tema de la manada. Hasta ahora me sentía un bicho raro que defiende en solitario una postura dista a la absurda y maleable mayoria.
Saludos de nuevo.
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