Hace
tiempo dediqué una entrada de este blog a la guerra civil que actualmente
aflige Siria, consecuencia de la desestabilización terrorista contra el país
árabe por parte de un Occidente utilizado por Israel – no hay que ser un lince
para entenderlo – para combatir sus guerras, en la entrada Acoso a Siria
Como
interesante documento publiqué en el blog de textos la crónica
Viaje a Siria aparecida en la revista italiana L'Uomo Libero
Pero a diferencia de Libia, donde meses de constantes bombardeos dieron la victoria a los rebeldes, quienes – lejos de representar al pueblo libio – pudieron triunfar sólo avanzando sobre la alfombra de bombas extendida por la OTAN, en Siria parece que Rusia ha hincado los pies en el terreno y no les ha permitido repetir la jugada. La evolución posterior del conflicto está viendo el ejército sirio lentamente ganar terreno, aunque la insurgencia recibe constantes refuerzos y apoyo. En gran medida los mismos terroristas islámicos de la Franquicia Al Qaeda® con armas y equipo proporcionado por Occidente, con la ventaja de la frontera amiga de Turquía y el dinero de las dictaduras corruptas del Golfo.
Como sus protegidos están perdiendo la guerra, se necesita
un pretexto para intervenir en Siria, y lo están buscando desesperadamente. El
pretexto es el de la utilización de armas químicas contra la insurgencia y
contra la población. Ya hace pocos meses se afirmó que sería un motivo válido
para otra intervención humanitaria por
parte de un Occidente cuya repugnante hipocresía es incapaz de llamar a las
cosas con su nombre.
En estos días se está volviendo a la carga, en un tantear
el terreno y una búsqueda del casus belli
que permitiría extender otra alfombra de bombas sobre Siria y dar la
victoria a los rebeldes. Confiando en la nula memoria del gran público y su
capacidad de tragar con todo, repiten las mentiras de las armas de destrucción
masiva por las que supuestamente se invadió Irak.
Este
rosario de pseudonoticias, por parte de los órganos de propaganda sionista-occidental,
dejan entrever que se deben estar considerando una serie de cosas: si cuela o
no una vez más el pretexto, el coste político; quizá estén intentando convencer a Rusia
o valorando hasta qué punto está dispuesta a defender a Siria.
Por
cierto que hay alguna indicación de que efectivamente se hayan usado armas
químicas en Siria, pero no por parte del Ejército sino de los rebeldes apoyados
por Occidente.
Si
es cierto esto, lo lógico sería que bombardearan a los rebeldes o, si les da
apuro atacar a sus mercenarios, que dejen a los rusos hacerlo. Pero mucho me
temo que echarán tierra sobre el asunto. Aparentemente el uso de armas químicas
es una línea roja sólo para unos y no
para otros.
En realidad el
principio de bombardear a quien utilice armas químicas contra la población o
contra una insurgencia popular no está mal, todo hay que decirlo. Pero entonces
los Estados Unidos deberían empezar por bombardearse a sí mismos.
En
efecto ellos sí que han utilizado estas armas durante la ocupación de Irak,
algo que en un primer momento negaron y luego tuvieron que admitir. Por ejemplo
en las dos batallas de Fallujah, ciudad escenario de una rebelióm contra los
ocupantes americanos en 2004 a la que siguió una dura batalla; revuelta que fue
aplastada arrasando la ciudad con el MK-77 - equivalente actual del napalm – y bombas incendiarias de
fósforo blanco, además de la devastante munición de uranio empobrecido,
subproducto de la industria nuclear que así encuentra una conveniente salida.
En
un medio difícilmente acusable de extremismo y por lo demás totalmente dentro
del sistema, como El Mundo, podemos
ver una noticia sobre el extraordinario aumento de malformaciones en los niños
nacidos tras los bombardeos americanos, resultado de la saturación del aire, el
agua y la tierra con los venenos generados por la munición utilizada.
Algunos
datos sobre el fósforo blanco en la página de la Federation of American Scientists
Existe
también un documental italiano sobre el tema Fallujah, the hidden massacre que se puede descargar aquí
El
diluvio de fuego que cayó del cielo sobre Fallujah con el fósforo blanco, el
uranio empobrecido y el MK-77 recuerda siniestramente el apocalipsis bíblico de
Sodoma y Gomorra. Pero me parece evidente que hoy en día Sodoma y Gomorra están
en otra parte.
Por
tanto es a los americanos a quienes, por una elemental coherencia, habría que
dar en primer lugar una ración de bombardeos
humanitarios.
Claro
que se puede sostener, y técnicamente es cierto, que el fósforo blanco no es un
arma química; en efecto no envenena y se limita sólo a quemar la piel hasta
llegar al hueso. Los niños malformados por otra parte, nacen así sólo porque el
ambiente está saturado de veneno, no porque se usaran armas químicas y uranio
directamente contra sus madres.
Son aclaraciones
técnicas que sin duda representan un bálsamo para la conciencia perturbada, nos dejan tranquilos y moralmente satisfechos. Se puede bombardear
a los demás porque – según el ejército sionista y los medios amigos - usan armas químicas y se
puede tambien, en buena conciencia y muy en línea con una cierta hipocresía puritana, seguir poniendo en los billetes verdes la leyenda In God we trust.
Pero
el dios de los billetes verdes debe ser una divinidad muy particular, arcaica, que
parece venida de la época del Antiguo Testamento aunque se encarne utilizando la
tecnología del siglo XXI. Una divinidad cruel que se complace con el fósforo
blanco en vez del incienso y de las velas, cuya palabra revelada son los tipos
de interés y cuyos misioneros se sientan en salas de videojuegos, donde aprietan
botones para esparcir el castigo divino desde el cielo contra quienes no la
adoran.
1 comentario:
¿¿In God we trust??
Se anula con la frase "Praise the Lord and pass the ammunition".
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