miércoles, 5 de enero de 2011

CUANDO EL OGRO ES LA MADRE (II): El síndrome de Münchhausen

Como anunciado, hablaré en esta segunda entrega de un aspecto de la violencia de las madres contra sus hijos que probablemente casi todo el mundo ignora y es deliberadamente ocultado por los medios. Podemos hablar de una conspiración del silencio en toda regla.

Muchos no sabrán qué es el síndrome de Münchhausen. Se trata de una de las no-enfermedades que proliferan en nuestra patológica sociedad. Consiste en la simulación de una dolencia o en provocársela uno mismo para ser tratado como un enfermo. Se distingue de la simple simulación para obtener ventajas en que lo que se busca es obtener atención médica, aun al precio de provocarse daños reales a sí mismo. También se distingue de la clásica hipocondría en que el hipocondríaco está morbosamente pendiente de sus síntomas y su salud, convencido de padecer enfermedades imaginarias o estar a punto de padecerlas.

Pero lo que aquí nos interesa es el síndrome de Münchhausen por poderes, una forma de maltrato infantil en la que un adulto provoca enfermedades o lesiones en un niño que está bajo su custodia, a menudo con actos que sólo se pueden calificar como tortura, y que a veces llevan a la muerte del infante.

Si se desea información acreditada se puede buscar en los recursos médicos disponibles en red. Para una introducción al tema es adecuada la voz de Wikipedia:

En este tipo de maltrato casi siempre es la madre la responsable. De cara al exterior, al personal sanitario, a sus conocidos o a su compañero, es una madre llena de amor y ternura, que se desvive por su hijo y sufre por sus inexplicables dolencias que se resisten al tratamiento médico y no curan nunca. Pero cuando está sola con su hijo y está segura de que nadie la observa se convierte en verdugo. Como una pequeña muestra de la galería de horrores, se han observado casos de envenenamiento, ahogamiento,  inyección de orina para provocar infecciones, suministración de sustancias para provocar vómito y diarrea…con cierta frecuencia el maltrato se convierte en infanticidio porque el resultado final es la muerte del niño.

Si alguien entra en la habitación la farsante deja inmediatamente lo que está haciendo y se convierte de nuevo en una madre abnegada y llena de premura por su hijo. Podemos bien imaginarnos las lágrimas con las que pregunta al médico qué es lo que le pasa a su hijito y por qué tarda tanto en curar. La simulación es tan perfecta que engaña al personal sanitario y a sus allegados, quienes no sospechan mínimamente lo que pasa. Cuando algún doctor empieza a no ver clara la cosa la madre simplemente cambia médico.

No está mal elegido el nombre de este trastorno: no es el nombre del descubridor sino que hace referencia al Barón de Münchhausen, noble alemán del siglo XVIII, famoso mercenario y farsante que se inventaba historias increíbles e inspiró el gustoso clásico de Bürger acerca de sus inverosímiles hazañas, hasta el punto de ganarse una reputación de mentiroso oficial. Nadie dejará de apreciar el siniestro sentido del humor que tiene el nombrecito.

¿Se trata de casos aislados, ejemplos rarísimos y extremos de desorden mental? ¿Cómo podemos estar seguros de que la madre martiriza al hijo a escondidas?

No se trata de casos aislados ni raros, y las madres en general son mujeres normales. Es exactamente este el quid de la cuestión –mujeres normales según los parámetros actuales de normalidad- como después comentaré. En cuanto al cómo se han descubierto estos casos se utilizaron cámaras ocultas en hospitales de Inglaterra y Estados Unidos; ante la elevada incidencia de inexplicables dolencias, accidentes y enfermedaders crónicas en niños de corta edad, en algunos centros se decidió investigar el asunto. Lo que se encontró es para poner los pelos de punta. Recomiendo la lectura atenta de este artículo:

Como resulta de estos datos en el 95% de los casos –otros dan el 90%- es la madre la que inflige este tipo de maltrato. En general en la mayor parte de los malos tratos físicos a niños es la madre la responsable, y es ésta una realidad cuidadosamente ocultada por las maquinarias de la mentira que forman la opinión pública. No son casos raros: en los pocos hospitales donde se hizo este experimento eran decenas las madres que hacían intencionalmente daño a sus hijos, lo cual nos indica que estamos hablando de miles y miles de casos. Muchos de estos niños, aun los de muy corta edad, es presumible que sufran secuelas permanentes a causa de las torturas infligidas por parte de quien debería haberlos cuidado. Pero algunos ni siquiera llegan a la edad adulta porque la madre no se queda en el maltrato sino que llega al infanticidio.

Según podemos leer en el informe arriba citado, los médicos que estudiaron el tema opinan que al menos –y probablemente bastante más- el 10% de las muertes infantiles en Estados Unidos son debidas al síndrome de Münchhausen. Estamos entonces hablando de decenas o cientos de casos de infanticidios encubiertos que quedan impunes. Si pretensión alguna de rigor, simplemente para hacernos una idea de las cifras en juego, consideremos que en nuestro país nacen aproximadamente 500.000 niños al año y la mortalidad infantil es de 3.5 . Suponiendo que en el 10% de los casos se trate de asesinato tenemos una cifra indicativa de 175 infanticidios anuales. Sólo para niños menores de un año. Naturalmente el estudio y el porcentaje del 10% se refiere a los Estados Unidos y además es un campo en el que no hay certezas, por lo cual no hay que tomar este número por más de lo que vale. No es nada más que un orden de magnitud pues hay demasiados factores desconocidos. Sin embargo creo que es evidente que no estamos hablando de casos aislados y raros, sino de cómo mínimo varias decenas de casos al año de madres que asesinan a sus hijos. Asumiendo –por ejemplo- que en 150 de estos casos sea la madre la asesina tenemos más del doble de los homicidios de mujeres en 2010 debidos a crímenes pasionales, que es como se llama en cristiano a la violencia de género.

Llegados a este  punto es superfluo observar que, mientras tenemos hasta en la sopa la demagógica campaña contra la violencia de género y una sistemática propaganda destinada a criminalizar al hombre, no se ve por ninguna parte una campaña contra la violencia materna a la cual se dedique el doble de recursos y dinero que a las campañas contra la violencia machista…no se ven gilipollas en televisión sacando tarjeta roja a la madre asesina, ni se ven carteles que digan cuando torturas a tu hijo dejas de ser una mujer…hay eso sí un silencio ensordecedor sobre todo el tema de la violencia ejercida por mujeres, silencio que la criminal secta feminista que gobierna nuestro país ha impuesto por doquier con prepotencia, amenazas y mentiras.

¿Por qué una mujer normal tiene este comportamiento? ¿Se puede hablar de mujer normal en estos casos? ¿Qué demonio interior se apodera de la mujer que olvida y niega su instinto materno de protección hasta ese punto?

En los enlaces arriba indicados se ofrecen explicaciones para este comportamiento pero honestamente me parecen superficiales y totalmente insuficientes:

“A estas madres les gusta el prestigio social de una enfermedad misteriosa; les gusta la proximidad a los profesionales médicos poderosos; les gusta la atención y el drama, la prisa de la adrenalina del la Sala de Urgencias. Además de eso, algunos parecían obtener satisfacción por aterrorizar a sus niños”

A estas pseudo-explicaciones se une una tendencia a exculpar a la madre y considerarla una enferma en vez de una criminal, a tratarla con una curiosa delicadeza y con guantes de seda. ¿No es la misma invención de esta no-enfermedad, el Síndrome de Münchhausen por poderes, una manera de liberar de su responsabilidad y disculpar a las madres asesinas? Seré repetitivo pero no veo por ninguna parte esta comprensión hacia los hombres que matan a sus compañeras. Ellos son siempre criminales a secas, apestados y bestias humanas. Sin embargo, bajo cualquier punto de vista, la tortura y el asesinato de un infante totalmente inerme, que no puede ni defenderse ni llamar a la policía, es mucho más grave.

En realidad estas pseudo-explicaciones indican que todavía no se quiere –o no se puede porque es un discurso inaceptable- ir hasta el fondo de la cuestión. Aquí chocamos con una barrera invisible y uno de los tabúes que tiranizan nuestra sociedad. Sin embargo un mínimo de honestidad mental permite ver que hay un fondo muy claro en estos comportamientos de ciertas madres, un denominador común que nos proporciona una pista para comprender. La explicación más sencilla es a menudo la correcta y en este caso creo que es evidente: estas acciones son fruto del odio.

Estas madres odian a sus hijos.

Un odio que puede convivir quizás en con una morbosa forma de amor materno, odio que quizás ni siquiera reconozcan tener en sí muchas de ellas, pero un odio que existe, subterráneo, feroz e implacable y que en un momento dado aflora con efectos devastantes.

Este odio hacia los propios hijos en realidad hay quien lo ha observado en la vida cotidiana, en formas menos dramáticas, especialmente en las mujeres de los países más avanzados y en particular en las mujeres más emancipadas. Como apunte personal, en mis años de estancia en Italia alguna vez he tenido la ocasión de escuchar observaciones de mujeres procedentes de países menos avanzados, provenientes del Este europeo o de ex-repúblicas soviéticas. Estas mujeres observaban en las madres italianas, cuando regañaban a sus hijos, cuando los llevaban al parque a jugar, una irritación continua hacia ellos, un hastío y a veces un verdadero odio que a duras penas podían ocultar.

Es sólo una observación personal, naturalmente, que cada cual podrá confrontar con sus personales experiencias. Pero no creo equivocarme cuando afirmo que este odio subterráneo de la madre hacia sus propios hijos existe en muchas mujeres y envenena la vida de los niños. En unas pocas el odio aflora y las hace maltratarlos. Y en un reducido número se desborda y las lleva a matar.

Es importante notar que en los casos de que hablamos la mujer ha elegido libremente tener a sus hijos, pues estamos hablando de Europa y Estados Unidos, donde el aborto tiene pocas restricciones y métodos anticonceptivos de todo tipo están disponibles para cualquier mujer. Donde además la mujer tiene el monopolio absoluto de las decisiones sobre la reproducción y la opinión del hombre no vale un pimiento.

Debemos pues considerar que son hijos que la mujer ha decidido tener. Sin embargo los hechos indican también otra realidad que se solapa a este deseo de maternidad: a la mujer moderna le jode profundamente tener que ocuparse de sus hijos y aceptar los sacrificios que conlleva la maternidad. Los hijos son cada vez más un estorbo para ella y sus sueños de carrera y de equiparación al hombre en todos los terrenos. Le han lavado la cabeza durante decenios denigrando la maternidad, la figura de la madre y del ama de casa. Le han enseñado que ser madre no la realiza como mujer, que es algo inferior y despreciable, indigno de mujeres modernas e independientes. Toda esta propaganda feminista naturalmente no basta para erradicar el instinto de maternidad pero sí para crear un conflicto interior que pagan caro ellas mismas y sus hijos.

Mucho mejor para realizarse un vulgar sueño de presentadora televisiva o actriz con tetas de silicona y monstruosos labios artificiales, una adocenada imagen de revista de moda como ideal estético que al primer embarazo se viene abajo…

Mucho mejor para realizarse los ejemplos humanos de subnormalidad profunda que nos muestran programas como Gran Hermano y en general el entretenimiento televisivo, poblado por personajes que compiten para ver quién es el más mierda de la pandilla. Observemos de pasada que toda esta basura no refleja en rigor la realidad y la sociedad como son, sino lo peor de una cierta realidad enfatizándolo deliberadamente como modelo.

Histéricamente, penosamente, obsesivamente, estas pobres mujeres víctimas de sí mismas intentan que los signos de la maternidad no se vean en su cuerpo, pretenden parecer veinteañeras a los cuarenta años, convencerse de que pueden dedicarse a una carrera profesional a tiempo completo como cualquier hombre y al mismo tiempo ser madres. Como esa patética eurodiputada que se llevaba a su bebé al Parlamento Europeo hace pocos meses para darle el pecho allí.

Es el feminismo que ha enseñado a las mujeres de Occidente a odiar a sus hijos y a considerarlos un estorbo para su carrera. Esta es mi hipótesis que considero más que probable y merece ser investigada en profundidad. Cada uno puede observar la realidad que le rodea y sacar sus propias conclusiones. Otra ignominia más cuya responsabilidad antes o después pesará como un ladrillo sobre la criminal secta feminista.

Lo que no es hipótesis sino incontestable realidad es la carga de odio y maldad que alberga la mujer –feminista o no- dentro de sí. Se trata del aspecto destructivo de lo femenino, de un lado oscuro y terrible presente en la mujer que muchas culturas han presentido y plasmado en forma de mito. Quizás una de las funciones que tiene en la humanidad la polaridad entre principio masculino y femenino es mitigar y controlar cada uno el potencial negativo y de destrucción presente en el otro, ayudándole a dar lo mejor de sí.

La tiranía feminista ha creado hoy una situación en la cual la maldad femenina está fuera de todo control y corre libremente como un monstruo desbocado y sanguinario.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Su artículo es demagogo. Básicamente ha cogido un escenario ideal en que ciertas madres maltratan a sus hijos y lo ha hecho encajar, como si nada, a sus ideas particulares con respecto a la emancipación de la mujer.
Para empezar el que tiene que leer atentamente el artículo que ha enlazado con respecto al "síndrome de Munchausen por poder" es usted. En ese mismo artículo se pone de manifiesto que en la mayor parte de los casos "uno o más desórdenes de personalidad es común" en las mujeres que lo sufren y que los muy pocos hombres que lo padecen también sufren otros desordenes. El SMpP es un trastorno psiquiátrico en sí mismo y como usted habrá podido leer --aunque creo que no lo ha hecho atentamente-- está estrechamente relacionado con el deseo de llamar la atención y no con ninguna clase de frustración feminista.
Es más, le haré un sencillo razonamiento lógico:
Una mujer "emancipada" , con un alto grado de independencia y con un afán competitivo en su vida laboral a la altura de cualquier hombre, lo último que querría es perder el tiempo doblemente: en primer lugar maltratando a su hijo y en segundo lugar teniendo que estar permanentemente en el hospital llamando la atención. Este sencillo razonamiento -que usted no ha hecho- desmonta su castillo de naipes demagógico de un leve soplido.
La mujer emancipada, con toda probabilidad, si comete errores de "mala madre" no serán tanto del tipo maltrato físico como del puro "pasar de todo". Y es más, puestos a pedir "estudios" al tuntún -en vez de hacerlos- y a ser demagogos, yo le dejo caer lo siguiente: seguramente las mujeres de familias tradicionales y amas de casa son mayoría de entre el porcentaje de mujeres que maltratan psicológica o físicamente a sus hijos, pues son las únicas con el tiempo suficiente para "jugar" con la salud de sus hijos, urdir historias dramáticas y pasarse todo el santo día con el niño llamando la atención de médicos. Así se lo cuento, tal cual.
Y puestos a ser demagogos, con toda seguridad serán mujeres de alguna confesión religiosa y dado que los estudios se suelen hacer en EEUU o Europa, la mayoría serán cristianas. Como puede ver, yo tengo la misma maña que usted en cuestiones de demagogia.
Concluyendo mi razonamiento demagógico: la mayoría de maltratadoras de niños son mujeres de familia tradicional y cristianas. Seguramente tenga algo que ver el hecho de que estén frustradas en casita mientras el marido disfruta de la vida al aire libre (o al aire poluto del bar -ah no, que ya no se puede fumar...). Y le diré más: seguramente sea mujeres con tanta maña para la mentira/demagogia como usted.
A ver si aprende a ser un poquito más serio en sus artículos. Feliz Año.

Max Romano dijo...

Estimado Anónimo

Gracias por su comentario pero sus críticas me parecen carentes de validez y sobre todo no centran lo esencial que he querido decir en mi artículo.

1. El lenguaje y el tratamiento de los temas en mi blog no es científico, es un blog de opinión y como tal no pretendo demostrar nada, sino provocar reflexiones y analizar realidades desde mi punto de vista, poner mi grano de arena para ayudar a que otras personas liberen su mente de la propaganda y el lavado de cerebro imperante, como los escritos de otros me han ayudado a mí. Es un blog de lucha y provocación. Quizá se refiere a esto cuando me acusa de demagogia, pero considero perfectamente válido lo que hago y con una razón de ser.

2. He leído perfectamente los artículos que enlazo, como siempre hago. El artículo dice aue las mujeres afectadas no presentan trastornos graves de personalidad sino leves, y a esto me refiero cuando hablo de "mujeres normales". Evidentemente el síndrome es un trastorno y usted admitirá que la definición de "trastornos leves" es tan imprecisa que podría defenderse que todos sufrimos transtornos leves y no existe casi nadie nadie "normal", especialmente en la sociedad desquiciada en que vivimos.

3. He dicho en el artículo que no creo en las explicaciones que proporcionan los artículos enlazados, me parecen pseudo-explicaciones cuyo objeto es eludir el problema real.

4. Es usted que demuestra no haber comprendido lo que deseo decir, y de hecho sus observaciones no lo invalidan mínimamente. Resumiré mis puntos esenciales:

a)este comportamiento de ciertas madres indica una capacidad de violencia y odio enorme presente en la mujer. Esto ya por sí solo invalida las mentiras feministas que presentan a la mujer como un ser angelical e incapaz de hacer el mal.

b)se trata de odio hacia el propio hijo y esto necesita una explicación. La palabrería y las pseudo-explicaciones tienen como objeto ocultar esta realidad.

c)como hipótesis que considero muy probable, lanzo la idea de que este odio tiene mucho que ver con el desprestigio de la figura de la madre y del ama de casa resultado de la propaganda feminista. lo cual provoca un conflicto en primer lugar la propia mujer, como creo haber explicado de manera suficientemente clara.

e)ignoro qué tipo de madres comete estos abusos, si son religiosas o no, si forman parte de familias tradicionales. Por eso para mí es una hipótesis. Es usted el que parece saber perfectamente la tipología de la madre asesina y construye sobre esto un discorso efectivamente demagógico.

Sin más me despido disculpándome por esta larga respuesta y dándole las gracias por haber leído mi artículo aunque le parezca sin valor.

Max Romano dijo...

Un comentario adicional: efectivamente una mujer que trabaja y está muy ocupada no tiene el tiempo para hacer esto, pero sí una mujer que cuida el niño y lo siente como una carga y una intolerable mutilación de sus posibilidades de carrera. De manera que el razonamiento de Anónimo no invalida mi hipótesis sino todo lo contrario.

Lo esencial que he querido decir es que el feminismo ha enseñado a la mujer que los hijos y la maternidad son un estorbo. Es más, afirmo que en una buena parte de mujeres este conflicto desemboca en odio hacia el propio hijo. Esta es la idea central de mi artículo la cual es totalmente inaceptable para la mentalidad dominante, por lo cual difícilmente quien acepta la visión del mundo progresista la podrá tomar en consideración.

Anónimo dijo...

Estimado Oso:

Tu página me parece fantástica. Y es por eso que creo debo proporcionarte unas investigaciones absolutamente tremendas que demuestrab 332 veces que la mujer es tan violenta como el hombre (cosa lógica, por otro lado, ya que ambos son personas). Seguramente ya la conozcas, pero por si acaso, te animo a que leas detenidamente todos y cada uno de sus apartados. Te quedarás helado, no por el contenido, que ya te lo imaginarás, sino por cómo lo ocultan ferozmente desde el gobierno:

http://www.absurdistan.eu/himalaya.htm

Lord Impaler

Max Romano dijo...

Estimado Lord Impaler

Muchas gracias por tu interés y la información que proporcionas, que no dejaré de estudiar. Seguramente será de mucha utilidad en mi labor.

Anónimo dijo...

Como te veo lanzado, te animo a que te documentes en profundidad sobre el tema, porque es realmente espeluznante. Revisa de arriba abajo el material que te voy a dar(son la referencia):

Generales:
http://www.secuestro-emocional.org
http://www.projusticia.es
http://www.amnistia-infantil.org

Estudios científicos:
http://www.arrakis.es/~ajmm
http://laverdadjudicial.galeon.com/aficiones1837606.html
http://www.adiospapa.info/iceberg.htm

Las feminazis:
http://www.femilistas.com

Actualidad y noticias:
http://padresdivorciados.blogspot.com
http://custodiapaterna.blogspot.com

Libros:
http://www.secuestro-emocional.org/main/VC.htm
http://www.diariodelasierra.es/2010/02/15/las-mujeres-que-no-amaban-a-los-hombres-es-la-nueva-apuesta-de-editorial-almuzara/

Gracias por escucharme

Lord Impaler

Anónimo dijo...

Magnífico tu artículo, destapando una de las realidades más crueles que, en un sistema social tan manipulado como el nuestro, se oculta vergonzosamente.

No me sorprende la crítica del Anónimo primero. Es un especimen abundantísimo hoy en día. Forma parte de esa legión de sometidos a los paradigmas de un sistema socio-político totalmente dominado por la récua feminista, cuyas consignas cacarean a los cuatro vientos como dóciles sicarios.

Su crítica es insostenible: proyecta en los otros la demagogia que el mismo posee, síntoma evidentísimo de su desfase mental, o, -y esto es más grave- de su servilismo hipócrita.

Estoy leyendo la inmejorable información que Lord Impaler ha suministrado y me parece realmente aterradora.

Oso, te doy -de nuevo- mi enhorabuena por tu artículo con el que coincido plenamente. ¡Sigue así, y ...no bajes la guardia!.

LEG

León Riente dijo...

Pero Oso, ¿cómo se te ocurre? Discutir la afirmación feminista acerca de la bondad innata de la mujer y de la maldad innata del hombre tiene consecuencias. Y ahí tienes al anonimete ese, con el cuento feminista bien aprendido, mezclando mentiras con algunas verdades y tratando de refutar, sin conseguirlo, las verdades que sí que se enuncian en el artículo.

La mayor de todas: al feminismo no solo se le deben imputar buena parte de los millones de asesinatos de niños inocentes por aborto, desde que se despenalizó en el siglo XX (el mayor genocidio de la historia), sino también estos casos que comentas y que rompen, de una vez por todas, con la imagen absolutamente ideal y nada real de la mujer, propalada por la nefasta y odiosa ideología feminista.

Anónimo dijo...

Creo será interesante que escucheis en una genial conferencia al famoso Juez Serrano, unico magistrado que se ha atrevido a sacar la verdad a la luz:

http://www.youtube.com/watch?v=isg6Tbk4cck

Tremendo. Irrefutable. Genial.

Lord Impaler

Anónimo dijo...

Me hacéis una tremenda gracia, sobretodo tú, el listillo misógino del blog. Es increíble que puedas utilizar todos esos "datos" inventados y que utilices esos argumentos tan vacíos y sin fundamento para darte la razón a ti mismo y al grupo de paletos que te sigue. Eres la demostración de lo que está mal en le mundo y me jode que gente como tú pueda tener derecho a decir estas barbaridades y que otras personas no demasiado inteligentes o inocentes puedan leerte y creer que lo que dices es cierto.

Deseo que desaprendas algún día y puedas avergonzarte de todo esto que escribes. Eres un mamarracho de cuidado.

Max Romano dijo...

En referencia al exabrupto del último Anónimo (probablemente "anónima") vale responder, aunque el artículo sea de hace años, porque no ha perdido actualidad.

Las reacciones descompuestas e histéricas como esta me muestran que voy por el buen camino. La realidad descrita en esta artículo EXISTE junto con mil otras realidades de violencia femenina. Naturalmente serán siempre negadas por quienes viven en el mundo de mentiras de la propaganda feminista, ya sea que lo hagan en mala fe o que tengan la cabeza podrida y llena de todas las falsedades y la propaganda sobre la maldad del hombre y la bondad de la mujer. Falsedades que no son inocentes sino que forman la base y la justificación de las inmundas y totalitarias leyes basura feministas, de la inmunda justicia de género persecutoria del varón.

Reconoceré a la anónima la buena fe como ella reconoce la mía, visto que espera que "desaprenda" algún día, es decir que me convierta en un gilipollas domesticado que traga con la propaganda feminista, como sin duda son los "hombres" que ella admite. Tomando prestadas sus palabras diré que la existencia de mujeres como ella es una indicación utilísima para "entender lo que está mal en el mundo".