viernes, 29 de abril de 2016

EL CEREBRO DE LOS MALTRATADORES




La ciencia se puede degradar muy fácilmente en ciencia basura cuando se mezcla con la ideología, cuando se insinúan el propósito sectario a favor de una tesis preconcebida, la intención abyecta de señalar con el dedo a una categoría de personas que el poder de turno marca como apestados. Entonces nace la basurciencia al servicio de los grupos de poder y de la mentira militante.

Si a este punto de partida defectuoso añadimos la superficialidad general de la prensa y la voluntad tendenciosa del periodista, ya tenemos cocinado el engrudo venenoso que “demuestra científicamente” ante los ojos del público la “verdad” sectaria que se quería proclamar, ya tenemos el “resultado científico” que puede ser citado por los mercenarios de la falsedad.

Proliferan en esta línea los basurestudios autodenominados “científicos” al servicio de la propaganda feminista tan en boga hoy día, como es el caso de un reciente estudio realizado en España, que analiza la activación del cerebro de los “maltratadores”. La idea es coger a un grupo de “maltratadores” haciéndoles visualizar escenas de violencia, tanto contra mujeres como de otros tipos, para estudiar las áreas del cerebro que se activan.

Semejantes estudios se han realizado en varios campos y para otros fines, no han llegado nunca a gran cosa, y es bastante risible la pretensión de haber “fotografiado” de esta manera los pensamientos, o haber profundizado con esto  en la mente humana. Pero no es este el punto. El punto es que para empezar no se nos dice qué debemos entender por “maltratador”.

¿Es alguien que ha dado una paliza a su pareja? ¿Que le ha pegado, que le ha dado un empujón? ¿Y en este último caso en qué circunstancias, y qué le había hecho la mujer? Porque no es lo mismo una cosa u otra ¿Quizá el “maltratador” la había sólo insultado? ¿Ella le había o no insultado o humillado por su parte?  ¡Ah, es que eso no es maltrato!

¿Quizá el hombre se había tirado un pedo delante de ella durante una discusión (caso real de justicia aberrante española)? ¿O la había criticado y ella se sintió ofendida? ¿O quizá nada en absoluto y ella lo denunció por sus santos ovarios sabiendo que para la legislación basura española la mujer siempre tiene razón y el hombre no tiene presunción de inocencia?

Está clarísimo, si uno tiene ojos para ver, que el término “maltratador” no significa nada en absoluto hoy en día, es sólo un estigma y una marca del apestado. Y como no significa nada, ya desde el principio esta insignificante producción seudocientífica no vale ni para papel higiénico. Semejantes producciones tienen un único objetivo: tomar casos de hombres realmente violentos, responsables de agresiones reales, y aplicarle la misma medida, la marca del “maltratador”, a cualquier hombre que haya sido condenado en base a las leyes basura feministas, o que haya sido sólo denunciado, sea por faltas infinitamente menores, sea por algo que ni siquiera es falta si lo hace la mujer, o incluso por nada en absoluto o una denuncia falsa.

Este es el objeto se esta clase de basurciencia, contribuir a la creación de una casta de parias, señalar con el dedo a quienes la tiranía ideológica feminista y sus tribunales estalinistas de género declara “maltratadores” (“tienen el cerebro diferente” piensa el papanatas que ha leído acerca del estudio). Que el paria sea re-educable o no es, en el fondo, secundario: lo importante es que se le pueda marcar como apestado.

Por todo lo comentado, queda claro el valor de esta mierda "científica" pinchada en un palo, así como su intención perversa. Lo que no impedirá que sea citado como si fuera un gran logro y un descubrimiento.

No dudo que se hayan encontrado diferencias en las zonas del cerebro que se activan en los sujetos estudiados. Pero ¿Eran violentos de verdad o sólo condenados por violencia de género? Porque en el caso de un hombre condenado por una insignificancia o por una denuncia falsa, es normal de todos modos que tales temáticas sean importantes emotivamente para él y se le activen zonas particulares del cerebro. ¿Se ha tenido esto en cuenta? ¿Cómo se han seleccionado los sujetos?

Pero sobre todo se le ve el plumero al estudio en la fijación con el tema de los crímenes pasionales (la emergencia inventada de la “violencia de género”) como si existieran sólo dos clases de criminales: los comunes y los de género. Naturalmente la intención final es llegar a decir que todos los varones somos criminales de género en potencia. Y como han “demostrado” que el cerebro es diferente, de ahí sólo hay un paso a pedir que a los condenados por las leyes basura se les tenga bajo control después de haber cumplido su condena, como a los delincuentes sexuales que no se pueden curar, a los pedófilos y a los violadores.

A esto quiere llegar la infamia: después de promulgar leyes injustas para las que el varón es culpable por principio, se marca como un paria a quien es condenado por estas mismas leyes basura. A esto sirve la “justicia” feminista y a esto sirve el empoderamiento de la mujer occidental en la política y la justicia.

¿Por qué no han estudiado el cerebro de las mujeres que denuncian en falso? ¿Qué sucede en el cerebro de una abogada feminista que fomenta las denuncias falsas? ¿Qué manchitas salen en el mapa de actividad mental de una mujer que humilla y veja a su marido? ¿Y  por qué no estudian las “manchitas” que muestra la resonancia magnética en el cerebro de las mujeres que matan a sus hijos (las mujeres lo hacen en número mayor que los varones, aunque la prensa basura oculte este hecho y quiera dar la impresión contraria)? ¿Por qué no estudian también esto?

¿Qué áreas cerebrales se les activan a los papanatas que apoyan el feminismo? Probablemente ninguna en absoluto porque la actividad mental está por debajo del umbral de medición, pero sería deseable tener un respaldo científico. ¿Qué mostraría la resonancia magnética del cerebro de una feminista militante? Si el equipo está correctamente calibrado sapos y culebras como mínimo, y probablemente también una colección de monstruosidades que sería la envidia de cualquier bestiario medieval.

El lector estará de acuerdo en que es un campo de investigación fascinante y que promete resultados reveladores, si el estudio se lleva a cabo con rigor científico.


Pero lo primero, como medida profiláctica, sería hacer la resonancia magnética de la actividad cerebral de quienes, incapaces de hacer verdadera ciencia, se ven abocados al triste papel de fabricar seudociencia sectaria al servicio de la propaganda feminista.

Max Romano

4 comentarios:

Unknown dijo...

Me ha gustado todo excepto este párrafo: "¿Es alguien que ha dado una paliza a su pareja? ¿Que le ha pegado, que le ha dado un empujón? ¿Y en este último caso en qué circunstancias, y qué le había hecho la mujer? Porque no es lo mismo una cosa u otra ¿Quizá el “maltratador” la había sólo insultado? ¿Ella le había o no insultado o humillado por su parte? ¡Ah, es que eso no es maltrato!". No he entendido muy bien el contexto.
Da, en cierta medida, a entender que la violencia es justificable, pero de todas formas es un buen artículo.

Max Romano dijo...

Hola Javi

Gracias por tu comentario porque me da la ocasión de precisar un poco. No entro en absoluto en la cuestión de si la violencia es justificable y cuándo, el punto es que hay toda una graduación continua desde la violencia grave )una paliza) a la más leve, a al imaginaria u opinable, a la violencia inexistente. Y no es la misma cosa si esta violencia es gratuita o en respuesta a otra violencia. Existen muchas formas de violencia y de atacar, humillar y ofender, y existen palabras y comportamientos que pueden ser más dañinos que una bofetada.

El punto es que por parte del varón se considera violencia casi cualquier cosa poniendo al mismo nivel una paliza o un bofetón o una discusión, mientras que para la mujer incluso el maltrato físico y el asesinato se justifican. Este es el punto.

La cuestión de cuándo una violencia es justificable es muy personal, sobre todo porque hay muchas formas de agredir y porque el conflicto es parte de las relaciones humanas. Pero desde un punto de vista legal está claro que hay que poner unos límites claros que establezcan:

1. lo que es violencia o maltrato punible
2. Las circunstancias que agravan o atenúan la gravedad, su el hecho es punible

Me parece claro que estos dos limites son hoy en día, además de subjetivos, totalmente desiguales para el varón y la mujer y absolutamente injustos, pues el criterio que inspira las leyes es: casi todo es perseguible y casi todo es agravante para el varón, casi nada es perseguible y casi todo es atenuante para la mujer.

Este es el escándalo. Espero haber aclarado un poco el tema.

Unknown dijo...

Okey, gracias por esta aclaración, te llevo siguiendo unos meses y tu blog me parece genial.

Unknown dijo...

Muy buen blog. Temas muy interesantes y bien argumentados.
Gracias por darnos una opinión objetiva sin ideologización política de la realidad.
José