sábado, 20 de julio de 2013

PATERNIDAD CRIMINAL Y MENTIRAS FEMINISTAS



En esta entrada me ocuparé de la criminalización del varón en su aspecto de padre, llevado a cabo por la maquinaria de mentiras feminista aprovechando un triste fenómeno como el maltrato a la infancia. La utilización tendenciosa de estos crímenes, particularmente odiosos, para hacer campaña antimasculina lo dice todo sobre el ínfimo nivel ético de la secta feminista, su indignidad humana y la putrefacción que alberga en su interior, y lo mismo vale para el ejército de cobardes y pusilánimes en los medios y la política que va detrás de ellas y son su brazo ejecutor. 

I. Maltrato a la infancia

El maltrato a la infancia es una realidad lamentable y extendida, especialmente atroz en su carácter de agresión contra quien no pude defenderse. Abusos sexuales, torturas y vejaciones físicas, así como las formas más sutiles de ensañamiento y daño psicológico, difícilmente encuadrables pero que no por ello dejan de existir.   

Es una cuestión que se debería afrontar desde un punto de vista objetivo, teniendo presente el interés de la sociedad y la protección de los menores, no los odios o antipatías personales y menos aún la posición ideológica. Pero lamentablemente las feministas, totalmente en línea con su habitual vileza y maldad inextirpable, no son capaces de ello. Ellas culpan al varón sistemáticamente de la violencia contra la infancia, para presentar al hombre –a todos los hombres- como un criminal real o potencial, y de aquí pasar a sus ulteriores objetivos: expulsión del padre de la familia y la vida de sus hijos y paulatina reduccion de la población masculina a una clase de parias bajo sospecha y en permanente libertad vigilada.

Con lo cual además de perseguir al varón dejan totalmente desprotegida a la infancia contra el maltrato perpetrado por mujeres, que se vuelve invisible porque ellas por definición son siempre víctimas y nunca verdugos. Daños colaterales. El fin justifica los medios; si de esta manera se persigue mejor al varón, los niños maltratados por mujeres que se jodan, porque por definición las mujeres no maltratan.

En gran medida están consiguiendo hacer calar en la sociedad esta falsificación. Si por ejemplo se utilizan los motores de búsqueda en internet sobre la violencia contra la infancia, uno encuentra normamente el padre maltratador y es bastante más difícil encontrar informaciones sobre la violencia ejercida por mujeres. Aun eligiendo con cuidado las combinaciones de palabras no se avanza mucho; los programas informáticos insisten, con tenacidad casi humana, en interpretar la violencia cometida por mujeres como maltrato contra la mujer.

En los medios de comunicación los artículos sobre el tema son invariablemente propaganda feminista; automáticamente identifican el maltratador de la infancia con el varón. Como en artículos como el siguiente que es particularmente vomitivo:


Esta es la propaganda, el agitprop que tan bien han aprendido de sus maestros marxistas. Sin embargo la realidad es muy distinta; si bien la mayor parte de los abusos sexuales infantiles son cometidos por varones –aunque una cuarta parte lo son por mujeres-  la mayor parte de los malos tratos físicos a niños son infligidos por féminas. No sólo sino que muchas madres, cuando nadie las ve, se dedican a torturar a sus hijos e infligirles lesiones y sufrimiento de manera totalmente gratuita.


Sin embargo, informaciones equilibradas y libres de ideología, un tratamiento honesto de la cuestión, es seguramente lo último que va a encontrar el ciudadano medio que se interese por el tema. Encontrará invariablemente, machaconamente, basura infecta como el artículo enlazado en primer lugar, hallará propaganda sectaria y tendenciosa sobre los padres violentos y veneno contra los padres en general.

Encontrará feministas canallescas –valga la redundancia- que quieren separar al padre de sus hijos ante una simple denuncia de maltrato, falsa como Judas como la inmensa mayoría. Esto es precisamente lo que están proponiendo las feministas del actual gobierno, lo cual demuestra que el odio contra el varón y la infamia de la secta feminista son transversales.

Esto da una medida del poder y la capilaridad de la propaganda feminista, que ha logrado ocupar todos los espacios, del océano de mentira y falsificación en el que toma forma la opinión pública, siempre superficial, falta de crítica y de criterio propio. Dado este ambiente de manipulación e intoxicación, no sorprende la facilidad con que se aprueban leyes infames, la impunidad con que la canalla feminista comete sus atropellos.
Ahora nos ocuparemos del crimen capital contra la infancia, el infanticidio. Aquí también la propaganda feminista falsifica la realidad y alcanza cotas directamente nauseabundas.

II. Matar a los propios hijos

En esta segunda parte trataremos brevemente de infanticidios y en general de homicidios de menores. Es reciente el caso trágico de  José Bretón que mató a sus tres hijos y pasará un largo tiempo en la cárcel, que será siempre demasiado poco para lo que ha hecho. Sin embargo no es un caso único ni excepcional; con una cierta regularidad se cometen este tipo de crímenes.
En otra ocasión hablé del Síndrome de Münnchausen a propósito del maltrato infantil, que no tiene que ver solamente con torturas,  lesiones, conatos de ahogamiento y envenenamiento sino de infanticidios.


Problema totalmente silenciado y censurado por la tiranía feminista imperante para que no se sepa la verdad. Con el alto precio pagado por quien menos se puede defender, ante estas madres desquiciadas y desviadas, producto de una sociedad desquiciada y desviada como comenté en dos artículos de hace tiempo, dedicados a este tema y en los que intenté una interpretación del fenómeno, que sigo manteniendo y de cuya veracidad estoy más convencido cada día que pasa:

El Síndrome de Münnchausen es la enfermedad que se han inventado para exculpar a estas madres torturadoras y no raramente asesinas. La lógica es muy clara: cuando el hombre comete un delito es un criminal a secas, pero cuando lo hace la mujer o es porque sufre depresión, o porque ha sido maltratada, o por cualquier otro motivo; se encuentra siempre algo para justificarla o atenuar su responsabilidad. Y si no se inventa. Cuando un padre maltrata o asesina a un niño es un cerdo y un monstruo, cuando lo hace una madre es que tiene Síndrome de Münnchausen.

En esto ha terminado el ideal de objetividad de la ciencia médica y la psicología. Con dos cojones.

Pero aunque no se acepte, por mala fe ideológica, la realidad sumergida de los homicidios del Síndrome de Münnchausen, nadie negará los homicidios considerados oficialmente tales y cometidos por mujeres, ni siquiera los medios feministas de comunicación que a pesar suyo han tenido que dar noticia de ellos. Las asociaciones feministas nos informan de que en –creo- un espacio de diez años ha habido 59 niños asesinados por sus padres. Como por algún motivo se han “olvidado” de contar las madres filicidas, hemos de buscar en otra parte y así nos enteramos por lo menos de la verdad relativa al año 2010.


La proporción puede variar de un año a otro e imagino que no sería difícil rastrear los casos si se quieren datos precisos, pero si se presta un mínimo de atención a las noticias es evidente que la mayor parte de los progenitores infanticidas son las madres.

La manipulación y la desinformación sectaria en los medios la encontramos también aquí. En efecto la mayoría de los los artículos que encontremos nos dejarán, tras haberlos leído, la impresión o el convencimiemto de que quienes matan a sus propios hijos lo hacen impulsados por la violencia innata en el varón, por la mentalidad patriarcal que se resiste a morir, por la incorregible tendencia a la prevaricación y la maldad en el género masculino.

A esto ayuda naturalmente que cuando el padre mata a los hijos nos lo muestran cuarenta veces y cuando es la madre una sola, de prisa y casi pidiendo perdón por dar la noticia de una mujer asesina.

Ante este panorama y esta deliberada impresión creada por los medios, cuando nos enteramos de que la mayor parte de las infanticidas son madres y no padres, ¿Qué debemos pensar de los medios, de los periodistas, de los presuntos expertos que escriben esos artículos?

¿Qué debemos pensar por ejemplo de este vergonzoso alegato contra la custodia compartida que utiliza como pretexto a los padres infanticidas?



¿O de este otro, nauseabundo, que utiliza el caso del triple asesino José Bretón para criminalizar a la paternidad en conjunto, como explícitamente declara su título, cuidándose mucho de mencionar que hay más madres que padres infanticidas?


Ni una palabra sobre el hecho de que la mayoría de las infanticidas sean mujeres y madres. Esto por sí solo da la medida humana e intelectual de quienes escriben estos artículos de pura propaganda.

Exactamente el mismo tono de los artículos enlazados, sin embargo, se podría utilizar tratando los casos de madres asesinas. Considerando las muertes oficiales y las atribuibles al Síndrome de Münnchausen tenemos cifras de niños asesinados muy superiores a las de mujeres asesinadas por sus parejas en crímenes pasionales. Por lo tanto, de la misma manera en que llenan las ciudades de propaganda orwelliana con fotos de mujeres maltratadas y con el ojo morado, estaría más que justificado poner -al menos- un número igual de carteles con fotos de niños muertos, acompañadas de lindezas tales como ”Por favor, mamá, no me mates, no me tortures cuando no te ve nadie”…

Naturalmente esto es solamente una provocación; este tipo de ruin manipulación emotiva, de ínfima categoría, se lo dejamos de buena gana a la horda de odiadoras del varón. Ellas, no dando para más y evidentemente respondiendo a impulsos profundos, se mueven a ese nivel.

Pero lo propongo como simple ejercicio mental, especialmente a las mujeres; de esta manera quizás comprenderían el alcance de la infamia feminista en su propaganda y en sus leyes, que por los crímenes de unos pocos criminalizan a todo el género masculino y nos imponen a todos leyes draconianas, injustas y perversas.

4 comentarios:

Diseño Muebles Ergonomicos dijo...

Nada mas horrible que los casos donde los propios padres asesinan a sus hijos.

Ojala nunca sucedieran estas cosas.

Saludos.

Anónimo dijo...

A propósito de Schopenhauer, no puede venir más ajustada su frase "El disimulo es a la mujer lo que la tinta es al calamar".

Aprovechando lo práctico de su anatomía:

http://www.primerahora.com/noticias/policia-tribunales/nota/arrestantresmujeresporintentarintroducircelularesacarceles-668035/

Aprovechando su "delicado" estado:

http://www.lascalientesdelsur.net/2011/10/mujer-embarazada-hipnotiza-las-personas.html

Su arma es la manipulación psicológica. Es ella la que se ciñe minifalda y acusa a los varones de ser los pervertidos que la lujuriamos.

Es la madrastra transfigurada en "abuelita indefensa" que regala manzanas envenenadas. Es el troll transfigurado en "abuelita indefensa" que come gatos en Hellboy II.

Sólo este descarriado mundo puede calificar como "final feliz" a aquello que empezó con estupro de la Mary Kay Letourneau:

http://friever.jimdo.com/biograf%C3%ADa-la-historia-de-wilm-hosenfeld-el-alem%C3%A1n-que-salv%C3%B3-al-pianista-wladyslaw-szpilman-pel%C3%ADc/mary-kay-letourneau/

Aryan dijo...

Estoy bastante de acuerdo con el artículo pero no entiendo esto “Por lo tanto, de la misma manera en que llenan las ciudades de propaganda orwelliana con fotos de mujeres maltratadas y con el ojo morado, estaría más que justificado poner -al menos- un número igual de carteles con fotos de niños muertos, acompañadas de lindezas tales como “Por favor, mamá, no me mates, no me tortures cuando no te ve nadie”… Naturalmente esto es solamente una provocación; este tipo de ruin manipulación emotiva, de ínfima categoría, se lo dejamos de buena gana a la horda de odiadoras del varón. Ellas, no dando para más y evidentemente respondiendo a impulsos profundos, se mueven a ese nivel”: ¡pero si es una idea cojonuda, Oso! La mujer se mueve esencialmente por motivos emocionales, por tanto, por muy alto que sea el nivel intelectual de un razonamiento lógico, nunca tendrá la misma efectividad que una propaganda con una carga emocional fuerte, por ramplona que sea la lógica subyacente a la misma. Hace tiempo estuve charlando con una dama antifeminista en una comida, y hablamos de muchas cosas entre ellas por qué las mujeres han logrado dominar a los hombres y esta es una de las razones: el hombre parece tener un desprecio necio (porque no solo lo sostiene a nivel moral sino que le lleva a subestimar al oponente) hacia todo lo que no sea lucha frontal cuerpo a cuerpo, lo cual es un error: antes de las armas de fuego (que al fin y al cabo son armas a distancia) la Pax Mongolica del arquero montado asiático era lo que regía al mundo, manteniendo a los pueblos europeos atrincherados y a la defensiva: las mayores derrotas tanto de las legiones romanas (infantería pesada) como de la caballería medieval (pesada) se las infligió este tipo de guerrero (los mongoles no necesitan carta de presentación, a los hunos los detuvo el papa, no los soldados y aún en tiempos esplendorosos el palizón que asestaron los partos en Carrhae quedó para los anales de la Historia). Incluso en un duelo civil a espada propiamente dicho la técnica y el engaño son mucho más importantes que la fuerza y el impulso, por eso se dice “la espada iguala las constituciones”.
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Aryan dijo...

Yo, como cristiano, me guío solo por los principios bíblicos como limitaciones a la hora de hacer la guerra, y a este respecto es especialmente interesante la lectura de ciertos pasajes del Deuteronomio y el Éxodo, que son literalmente una guía divina para hacer la guerra (los afrikáners se basaron en esto para hacer frente a los belicosos bantúes, incluso manipularon a los dóciles joisanes para usarlos de carne de cañón frente a los otros: viendo las masacres de blancos y el salvajismo de la Sudáfrica actual, ¿dirías que los bantúes no se lo merecían?): por esto, mi enemigo no es solo tal por oponerse a mi voluntad personal, sino MALVADO por oponerse a la Voluntad de Dios. Esta fuerza moral es la que dota al kamikaze de su poder avasallador, que le permite derrotar a “gentes más fuertes y más numerosas que tú”. Por esto, teniendo en cuenta que el feminismo convierte a las mujeres en rameras gratuitas, a las madres en asesinas abortistas o en su defecto en neuróticas insoportables que crían hijos enfermizos, veo plenamente justificado darle de su propia medicina, máxime cuando si quieres atraer a mujeres más allá de una excepcionalísima Hipatia ocasional a la causa antifeminista, debes primero comprender el funcionamiento de la mente femenina y aprender a manipularlo: para la mujer, altamente empática e intuitiva en detrimento de su inteligencia lógica y racional, las emociones tienen un peso mucho mayor que los argumentos elaborados y consistentes: la mujer no dice “yo pienso” sino “yo siento”. Puede sonarte absurdo (a mí al principio también me lo parecía, normal, pues somos hombres como Dios manda y no malditos afeminados del Demonio), pero es así y si no entiendes esto nunca podrás manipular y canalizar a una mujer, y hacer esto es imprescindible para luchar contra el feminismo. Además, ¿qué crees que ocurre cuando un hombre dotado de inteligencia y lógica desarrolla controladamente su intuición y su empatía? ¡Pues que se vuelve un “suprahombre” psíquico, ya que es capaz de adquirir los sentidos femeninos sin verse contaminado de afeminamiento gracias a que por su masculina firmeza moral e intelectual logra ponerlos a su servicio, en vez de ser esclavizado por ellos como les ocurre a las débiles mujeres! Así que amigo mío, dale luz verde a la operación “guerra emocional antifeminista”, porque presiento que aquí esta una de las claves de la victoria, al menos si te diriges a mujeres.

Saludos cordiales y Viva Cristo Rey