sábado, 20 de julio de 2013

ÓPERA PORNOGRÁFICA Y GUERRA CULTURAL



 


Los “artistas” subvencionados por el Estado que producen basura a repetición abundan en España como bien sabemos, pero no son exclusivos de nuestro país. Como tampoco es casual el tipo de inmundicia que sale de sus mentes; al contrario, sigue siempre líneas bien precisas. Hoy comentaremos un tema aparentemente lejano, pero menos de lo que podríamos pensar porque la Internacional de la Degeneración opera en toda Europa y el mismo tipo de cosas las tenemos aquí. En esta ocasión se trata de un montaje teatral en Berlín, adaptación de un documental con tema operístico:


El director de esto – que poco tiene que ver con la ópera – es el austríaco Johann Kresnik, que a la venerable edad de 73 años ha puesto en escena lindezas como una soprano crucificada con la vagina sangrante, otra que simula amputarse un pie y en su performance llena de salsa de tomate el escenario… parece que en sus montajes es habitual la carnaza; en otras ocasiones ha propinado a sus espectadores hallazgos “artísticos” como sexo – no simulado, nos dicen - sobre la capota de un coche o una hilera de gimnastas con las vaginas bien abiertas ante el público.

Podemos hablar ciertamente aquí de una voluntad de crear escándalo por parte de quien es incapaz hacer arte auténtico; hay que entender que es una búsqueda cada vez más desesperada, pues crear escándalo es algo casi imposible de lograr hoy en día. O se podría liquidar todo como la extravagancia de un viejo degenerado que ha llevado al escenario el estercolero que debe tener en la cabeza.

Todo esto es totalmente cierto y si fuera sólo esto no merecería mayor comentario, pero no explica porqué le financian precisamente a él y a otros como él, para permitirles llevar su espectáculo a prestigiosos teatros en vez de a los antros a los que en buena lógica pertenecen. Pues en efecto, por una parte no se trata de un caso aislado, por otra estas basuras no se sostienen cas i nunca por sí solas; el público en general las rechaza - a un auténtico aficionado a la música o a la ópera esto no le da más que asco – y sobreviven con dinero público.

Insuficiente por tanto, aunque verdadera, la explicación del vejete pervertido. Aquí tenemos sin duda, a nivel general, una degradación profunda de la cultura y del gusto, una subida de nivel de las cloacas que lo han inundado todo. En una sociedad sana, en Alemania o en España hasta ayer, esta porquería nunca habría aparecido en un teatro decente y mucho menos recibido ayuda pública; si por casualidad hubiera sucedido algo así el público se habría rebelado en masa y los responsables habrían sido cesados inmediatamente.

Pero es difícil enviar de vuelta a los habitantes de las cloacas por donde han venido, cuando las cloacas lo han anegado todo, han pervertido el gusto, la sensibilidad y el criterio de la sociedad. Cuando se ha condicionado al público, con una sibilina propaganda, para que considere antiguo, carca, facha – por usar algunas de las palabras favoritas de los babosos y los pervertidores de la sociedad – cualquier sano instinto y criterio.

Degeneración y decadencia como ambiente general, por tanto, en una sociedad ya acostumbrada a chapotear con una sonrisa idiota en las aguas fecales de la degradación, creyéndose por ello muy evolucionada y de vuelta de todo.

Pero hay algo más que una caída de nivel espontánea. Hay quien contribuye activamente al proceso con un objetivo preciso, demoliendo los diques que mantenían la basura en su lugar, bombeando el agua de las alcantarillas para que lleguen a todas partes.

Y la lógica que hay detrás de todo ello es cortar la transmisión de nuestras tradiciones culturales, falsificar las creaciones y el legado de los hombres de genio que nos precedieron, impedir que las nuevas generaciones los reciban y se formen en los valores y la sensibilidad que nos transmiten.

Este es el motivo por el que se subvencionan las basuras del viejo degenerado y, por todas partes, otros cientos o miles de producciones y “operaciones culturales” que sin llegar a tales extremos tienen el mismo significado de guerra contra la tradición europea. Guerra a todos los niveles, en una campaña de ocultamiento y tergiversación que se extiende no sólo a autores más o menos recientes, sino también a los clásicos de la literatura e incluso hasta los cuentos infantiles.

Es importante comprender que todo ello no es casual, sino parte de una grandiosa campaña, cuyo objeto es destruir nuestra identidad y nuestra herencia cultural. Cuando es posible censurándola directamente, cuando no dejándola secar y morir, tergiversándola para que no se pueda comprender su mensaje, lobotomizando a las nuevas generaciones desde la escuela para anular su capacidad de asimilarla y transmitirla.

En breve, se quiere asesinar nuestra cultura y nuestra tradición para sustituirla con una miserable cultura de masas hecha de plástico, vacía, políticamente correcta, instrumento de control y manipulación sobre una humanidad consumista, masificada y sin raíces, donde todos son iguales, políticamente correctos y con la cabeza hueca.

Esta es la verdadera razón del porqué a los contribuyentes alemanes, pueblo con una grande y gloriosa tradición, se les obliga a subvencionar los espectáculos del vejestorio degenerado y su soprano crucificada con la vagina sangrante.

1 comentario:

Aryan dijo...

He aquí un ejemplo de repugnante estatismo: ningún liberal de verdad (es decir, menos del 1% de los hoy se autoproclaman "liberales") apoyaría esto, como tampoco el que yo tenga que pagar con el dinero de mis impuestos el desfile de los maricas o la operaciones de cambio de sexo de los degenerados de toda clase. Pero hay algo más, y es la confusión del Arte con lo que en el mundo anglosajón se ha llamado siempre "Freak Show": circos de deformes y tullidos para satisfacer el morbo grotesco de la sociedad y que por supuesto ni siquiera en las mentes de aquellos que asistían a esos espectáculos tenía la categoría de Arte ni por asomo: así, la degeneración moral y del gusto va de la mano con una degeneración intelectual que impide el razonamiento lógico más elemental que de por sí bastaría para poner a estas aberraciones en su lugar. El tal Kresnik podrá ser viejo, pero me niego a considerarle anciano o venerable, es de hecho la prueba de que la cronología no siempre equivale a la realidad: si un niño demostrara (y tampoco es que sea muy difícil con respecto a semejante elemento) mayor sabiduría, madurez y sensibilidad que el tal Kresnik, es a este niño a quién debería llamarse anciano digno de veneración, y no a al anciadolescente degenerado y niñatil por mucho que físicamente tenga canas y arrugas. Las apariencias son en algunos casos poco más que un espejismo, bromas pesadas de Lucifer y de la maculación de la materia. No deja de ser irónica la hipocresía de los que hoy llaman "facha" a todo moralismo, cuando lo cierto es que en sus orígenes el fascismo era mucho más tolerante con homosexuales y feministas (algunos alcanzaban gran poder, como Röhm) que el conservadurismo liberalcapitalista de signo firmemente moralista y cristiano de la época. Pero claro, poco se puede esperar de aquellos que abominan de la Historia y las Humanidades. Sin embargo, el marxismo cultural es un agente, un instrumento con muchos tontos útiles al servicio del triunfo del NOM que no es otra cosa que la realización del ideal comunista de una tiranía global: cuando los comunistas inteligentes se percataron de que la revolución sería imposible de realizar por la fuerza en Occidente, ya que nuestra cultura tenía demasiada fuerza como para ser tan fácilmente abatida, decidieron crear un veneno que infiltrándolo (vía Escuela de Frankfurt) debilitara poco a poco la cultura occidental hasta hacerla irreconocible: de ser modelo a ser vergüenza para todas las naciones. Así, cuando la vieja guardia del capitalismo murió, fueron reemplazados por las generaciones educadas en el marxismo cultural, y por tanto cada vez más debilitadas... hasta el momento en que toda posibilidad de revuelta sea insignificante y puedan lograr lo mismo que ya hicieron en Rusia, China o Cuba. ¿Por qué sino los rasgos del marxismo cultural no se encuentran en los regímenes comunistas o poscomunistas? Porque no hicieron falta: ¿para qué tomarse un largo y lento trabajo en debilitar sutilmente una cultura incapaz de impedir una imposición rápida por las armas? ¿para qué emplear la astucia en aquello que fácilmente puede ser logrado por la fuerza? La globalización, el consumismo, la inmoralidad... son solo instrumentos para preparar el reinado de la Bestia, el Tirano Mundial hijo de Satanás que traerá el infierno en la tierra: los inteligentes que saben de qué va el tema se cambiarán la chaqueta por última vez, mientras los tontos ya-no-útiles serán enviados al gulag junto a los enemigos del Anticristo, dándose así la enésima paradoja de que paguen justos por pecadores.

Saludos cordiales,

LIBERTAD Y TRADICIÓN BAJO DIOS