Como sabemos, uno de los principios clave
de esa tiranía que recibe el nombre de Political
Correctness es no llamar a las cosas
con su nombre. Por ejemplo en su enfermiza obsesión por convencernos de que las
razas no existen, de que somos iguales todos; y si no nos pueden convencer,
intentan impedirnos hablar robándonos el lenguaje y lavándonos el cerebro ya
desde niños, para que nuestra mente no pueda pensar cosas que los fanáticos de
la igualdad consideran que no existen, o que si existen no debemos pensar.
El lenguaje lleva dentro la historia, sea
buena o mala, si es que tiene un sentido este maniqueísmo cuando se habla de
historia. En sus estructuras y sus palabras, tiene un contenido, lleva una
memoria y una identidad. No vamos a cancelar la existencia y la diversidad de
los gitanos y los negros porque eliminemos esas palabras; los niños sabrán que
existen los gitanos y los negros en cuanto encuentren a uno de ellos. No vamos
a cancelar la historia eliminando una expresión que lleva el recuerdo de la
esclavitud en el pasado. Hacer esto sólo
sirve para que el cabeza de chorlito progresista se sienta en paz consigo mismo
en su lenguaje falso y artificial que niega la realidad
Todo esto es sin embargo menos inocente
de lo que parece. En efecto, si por una parte eliminando las palabras o
sustituyéndolas por los ridículos chorizos políticamente correctos no se cambia
el mundo real en un milímetro, se modifica y pervierte el pensamiento, en gran
medida estructurado por el lenguaje. No llamando a las cosas por su nombre,
aceptando la tiranía lingüístoca de la corrección política, terminamos por no
ver la realidad y sustituir al pensamiento y a la lógica por una melaza mental
que constituye la forma mentis progresista,
empeñada en negar lo que no cuadra con sus prejuicios y con su insoportable
moralismo. Vamos, para decirlo en breve, que hablando el lenguaje políticamente
correcto nos volvemos todos gilipollas.
No sólo, sino que la corrección política
quiere destruir nuestra herencia cultural, nuestra tradición, nuestra
literatura. Porque a esto equivale censurar las palabras y querer extirparlas, como
por ejemplo en esa obscenidad de querer reescribir los cuentos infantiles o la
literatura.
Esto es lo que busca la siniestra secta
de la corrección política cuando pretende robarnos el lenguaje. Puesto que el
cerebro, los ojos y la memoria niegan una realidad que al progresista le parece
inmoral, entonces tenemos que ser todos descerebrados, ciegos y sin memoria.
Es así de simple. El núcleo de la corrección
política es la voluntad de transformarnos en un rebaño de bípedos imbéciles,
incapaces de pensar porque les falta el lenguaje para hacerlo, incapaces de ver
porque les faltan las palabras para expresar lo que entra por sus ojos,
incapaces de interpretar la realidad porque no tienen memoria de quiénes son, porque
les han robado la memoria de una época en la que el lenguaje enseñaba a pensar
y los bípedos domesticados eran aún hombres.
5 comentarios:
Si, es así de simple. Manipulando y destruytendo el lenguaje, mutilándo todas las palabras que supongan conceptos claros de significados que poseemos en nuestro fecundo acervo tradicional, limitan nuestra manera de pensar. Nos sumergen en una nebulosa de espacios vacios donde el propio pensamiento se siente perdido al no encontrar el lenguaje que le permita expresar lo que antes quedaba perfectamente claro y era consensuado por todos.
No creo que puedan conseguirlo en dos diás, por mucho que se empeñen, y dudo mucho que a un adulto logren arrebatarle el modo de expresión que utilizó toda su vida (salvo a algún que otro imbécil), pero el daño que pueden hacer a los niños es catastrófico. He ahí donde radica el peligro de su infame plan.
Un saludo. LEG
Este tema es de importancia capital. Uno de los fundamentos de la tiranía descrita por Orwell en 1984 es la reescritura de la historia. Pero otro fundamento, aún más importante, es la reelaboración del lenguaje al objeto de hacer imposible, mediante él, el llamado crimental o crimen de pensamiento.
Supongo que esto lo conocerás de sobra, la Asociación de Mujeres Juristas Themis ha hecho un programa, de indudable corte orwelliano, un "corrector de lenguaje sexista". Te animo a que utilices un analizador online que tienen del llamado lenguaje "sexista" para alguno de tus textos, jajaja.
Existe un "Colectivo de Jóvenas Feministas", sí, "jóvenas", que no es sólo un perfil de facebook. Recibió 5.825 euros del Instituto de la Mujer, dependiente del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad (BOE núm. 32, del 7 de febrero de 2012 y 6.000 euros de la Consejería de la Presidencia e Igualdad de la Junta de Andalucía (BOJA núm. 112, del 8 de junio de 2012). Ese dinero era nuestro, claro.
Conocía la existencia de esa infame asociación Themis, pero no sabía del corrector de lenguaje. He analizado unos cuantos artículos míos y lo que le molesta es esencialmente el uso del género masculino para referirse a ambos sexos. También me dice que me abstenga de usar el término despreciativo "zorra".
En fin, es grotesco pero por desgracia es lo que se está introduciendo en la escuela, en el lenguaje oficial, donde pueden. Como comentas Orwell vio muy claramente por dónde iban los tiros.
La batalla del lenguaje es fundamental y con vistas al futuro diría que la más importante desde le punto de vista cultural, porque esta gentuza no sólo quiere destruir nuestro lenguaje sino toda la cultura que hemos heredado, para ellos igualmente culpable. Como he escrito repetidas veces en mi blog, la corrección política quiere destruir toda nuestra herencia para sustituirla con basura.
Se puede decir que manipulando y destruyendo el lenguaje es otra forma de destruir la identidad y tradición de un pueblo, desvincularlo de sus raíces.
He analizado unos cuantos artículos míos y lo que le molesta es esencialmente el uso del género masculino para referirse a ambos sexos. También me dice que me abstenga de usar el término despreciativo "zorra"
Me ha pasado lo mismo, Oso. Lo primero implica utilizar un lenguaje irreal y antieconómico, por lo cual, en el lengujae real, fracasará. Sin propaganda permanente e intensa, eso de "ellos y ellas" para referirse a todos sólo lo utilizarán los que se lucran con ello (politicuchos y dirigentes y liberadas del lobby feminista).
Lo segundo, si se analiza un poco, da idea exacta de la naturaleza esencialmente represora de esta ideología. No quiere que utilicemos la palabra despreciativa "zorra". Entonces, ¿cómo manifestar con el lenguaje nuestro más profundo desprecio por una mujer que se acuesta con cualquiera? De ninguna manera. La supresión de la palabra es sólo el medio de la supresión del pensamiento. Esta gente quiere que pensemos como ellos y que no nos cause desprecio el caso de las mujeres promiscuas, que pasan a ser en su neolengua "mujeres liberadas".
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