Antes de entrar en el tema, lo primero es agradecer y aceptar gustosamente el reconocimiento otorgado por el Vikingo Macabro, autor del criminal blog homónimo
El Blog del Vikingo Macabro
Copio su presentación de este blog
Casco Vikingo de oro: EL BLOG DEL OSO SOLITARIO. No demasiado concurrido y con demasiado espacio temporal entre post y post pero, como se suele decir, la espera siempre merece la pena. Con un estilo de redacción impecable, la longitud de sus escritos jamás resulta pesada, más bien muy constructiva. Directo, mordaz y sin pelos en la lengua ni complejos a la hora de criticar, insultar y lanzar las malsonancias que hagan falta en el momento necesario. Su cruzada contra el asqueroso y lamentable feminazismo que invade España es su principal virtud. Por su continua lucha contra lo estúpida y políticamente correcto. Por recuperar la cordura en un país que a base de chorradas salidas de cerebros desquiciados va directo al abismo. Por estar hasta los huevos de feminazis rastreras y del inútil nuevo hombre del siglo XXI. Por todo esto, enhorabuena oso, aquí tienes tu casco de oro.
Un saludo y larga vida, al Vikingo y en general a todos los blogs amigos.
Hablemos del tema de hoy. Que no es otro que los cuentos infantiles, que hasta ahora milagrosamente se habían salvado de las indeseables atenciones de la ministra del privilegio femenino Bibiana Aído. Pero naturalmente antes o después tenía que meterse también con esto: no es un secreto que el feminismo, como en general el apestoso movimiento de la political correctness, quiere abolir los cuentos tradicionales con los que los niños han crecido hasta ahora. Como querría eliminar la mayor parte de la tradición cultural que hemos heredado, por machista, sexista, racista, etc...en resumen, demasiado bien conocemos las palabras convencionales que esta gente utiliza para paralizar y acallar a los que no piensan como ellos, para criminalizar todo lo que no cuadre con su mentalidad, todo lo que obstaculice su proyecto.
Proyecto infame, que no es otro que la destrucción de la tradición cultural, para sustituirla con basura políticamente correcta; el fin último de la ideología hoy dominante. Tal proyecto pretende convertirnos a todos en descerebrados sin identidad, sin pasado y sin futuro, por tanto manipulables y manipulados. Por ello se tiene que destruir todo lo que tenga algún valor, todo lo que sea fuerte, vital y lleno de significado, reemplazarlo con una melaza pobre y miserable.
Esto en general. En particular, centrándonos en el tema de los cuentos para niños, son ciertamente un género menor, pero deben tener su importancia si atraen de esta manera el odio y la voluntad censoria de feministas y defensores de la corrección política. Porque como mostraré dentro de poco, se trata de auténtico odio, voluntad feroz de erradicar el mundo del que han salido estos cuentos y cubrirlo de fango. Doy un enlace reciente sobre el tema
Sobran los comentarios porque esto va más allá del ridículo. Aunque es muy posible que esta gente consiga el resultado opuesto al que desean: tanto empeño, tanta obcecación en decirnos lo que debemos pensar, lo que podemos decir, lo que debemos hacer, en meterse en nuestra vida, en nuestra casa y en nuestra alcoba, decirnos quién tiene que limpiar la casa y planchar...y ahora hasta pretenden imponernos los cuentos que nuestros hijos deben escuchar. Tanto fanatismo enfermizo, tanta estupidez militante deberían producir una reacción, una hinchazón de huevos tal que lleve a los padres a rechazar por principio toda esta bazofia.
En quien escribe, desde luego, tal hinchazón de huevos se ha producido hace ya muchos años.
Pero en la sociedad actual, llena de espectadores del Gran Hermano y del Gran Wyoming, es legítimo dudar de que se produzca esta elemental reacción de dignidad. Después de todo el iluminado de la ceja ganó también sus segundas elecciones, sin bombas de por medio.
Veamos en esta gustosa entrevista con qué se quiere sustituir a los cuentos clásicos:
Como se puede ver, esto no tiene pérdida. Hacía mucho que no leía algo tan demencial y descojonante. Pero lo espantoso es que hablan en serio, creen en lo que dicen y usan el poder del Estado para promocionarlo, pretenden que los niños sean educados con las porquerías de cuentos que escriben. O habría que decir que perpetran.
No les gusta la expresión "fueron felices y comieron perdices" porque para ser felices no hace falta comer animales que han sido maltratados...
Los zapatos de cristal de Cenicienta son una forma de maltrato estético (!) para la mujer...
¡¡¡Manda huevos!!!
El hada madrina ahora es un hada peluda que se llama "Basta"...Cenicienta es una maltratada psicológica que llega con resaca a las doce de la mañana (en el cuento original es maltratada por otras mujeres; probablemente esto es lo que más se les atraganta de la historia). Naturalmente el príncipe azul es una figura inaceptable para ellas: según un risible argumento -que he escuchado también en otras ocasiones- leer esos cuentos hace mucho daño a las niñas porque luego buscan el príncipe azul en la realidad y no existe.
¡Toma profundidad psicológica! Estas tías lo han entendido todo...
Fuera de un plumazo toda la literatura fantástica...
Fuera de un plumazo el aspecto evocativo, simbólico de la magia y la imaginación...
Pido perdón a los lectores por explicar lo evidente, pero creo que nadie sea tan torpe como para buscar literalmente en la realidad lo que hay en los cuentos...¿nadie? bueno, los progres sí, porque son incapaces de distinguir la realidad, imbuidos de sus prejuicios igualitarios y sus utopías: ellos sí creen que sus cuentos corresponden literalmente a la realidad.
Hadas peludas, Blancanieves yonkis...esta es la soberana mierda que va a sustituir a los cuentos tradicionales. Unos años más de Zapateros y Aídos al gobierno, y en el colegio los niños leerán historias sobre princesas peludas, con voz y ademanes de camionero y piercings en el coño. Y príncipes que en vez de luchar con dragones planchan la ropa y se dan por culo unos a otros.
Las dos tipas explícitamente afirman que quieren desmontar, desmitificar los cuentos tradicionales. Y están orgullosas de ello; evidentemente lo consideran un gran mérito. En efecto lo que han hecho con los cuentos para niños es destrozarlos, por tanto es un genuino acto de odio. Como el entero movimiento de la political correctness es un acto de odio contra nuestra cultura y nuestra tradición. En todo equivalente al acto de odio del que destruye algo porque es incapaz, impotente para crear algo parecido, para elevarse a ello o simplemente para comprenderlo.
Otra palabra clave en estos tiempos: Desacralizar. Para cierta gente -la misma de antes, la misma de siempre- es también una obra muy meritoria, de la que estar orgullosos. Erradicar el sentido del sacro, de todo lo que sea noble y elevado o que pueda sugerirlo.
Los cuentos para niños -muchos de ellos- tienen sus raíces en lejanas mitologías, en un mundo anterior incluso al dominio cristiano en Europa. Filtrados a través de los siglos, son nuestras raíces más profundas que nos hablan a través de ellos. Lo que no quita que sean también historias entretenidas para los niños y que puedan ser utilizadas simplemente de esa manera. En cualquier caso forman parte del mundo que nuestros enemigos odian y quieren destruir.
Esto es lo que hay detrás de algo aparentemente inocente como los cuentos infantiles.
1 comentario:
Todo esto y mucho más pone de manifiesto lo acertado del lenguaje de Viviana que la convierte, según su propio estilo, en:
"Una carga pública"
Que, de momento, nos toca soportar.
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