viernes, 30 de diciembre de 2011

EPPUR SI MUOVE: La Europa de los inquisidores


Esta entrada es la última del 2011 en este blog que ya ha entrado en su cuarto año. Con altibajos y períodos de abandono, ha cogido realmente ritmo sólo desde hace año y pico. También ha cambiado algo de carácter. La orientación de base ha sido siempre el comentario de actualidad, fenómenos y tendencias sociales, con una atención especial al feminismo, a las cuestiones de género, al mariconeo militante y en general la campaña de fomento de la degradación social, temas en los que se ha concentrado la acción del gobierno Zapatero, fanático y sectario como pocos.

Manteniendo estos temas, sin embargo poco a poco se ha ido ampliando el horizonte de los temas tratados, prestando atención a cuestiones más políticas, con artículos de carácter general y también sobre educación. He intentado también añadir otra dimensión a la lucha ideal a la que deseo contribuir, con el blog de textos traducidos “El Velo Rasgado”. Aunque no tenga muchas visitas, poco a poco va creciendo y en mis intenciones debe constituir una antología de fragmentos a disposición del lector en cualquier momento, de interés permanente pues no están ligados a la actualidad.

Esta va a ser la línea para el desarrollo sucesivo, si acaso potenciando los artículos de carácter general, ocupándome más a menudo de libros y películas, y trabajando especialmente la lista de los azotes.

Voy a volver sobre el tema de la policía del pensamiento y la persecución de las ideas disidentes. Partamos del título de la entrada:

Eppur si muove…”Y sin embargo se mueve”

Fueron las palabras que según una leyenda, casi seguramente falsa, pronunció Galileo Galilei tras abjurar de la teoría heliocéntrica según la cual la Tierra se nueve alrededor del Sol en el famoso proceso que la Inquisición instruyó contra él en 1633. La frase ha quedado como símbolo de la resistencia del pensamiento libre contra las convenciones por autoridad y las imposiciones del dogma.

En aquella ocasión era la Iglesia Católica la responsable de estas persecuciones, pero por lo menos no se llenaba la boca hablando hipócritamente de libertad y tolerancia, como hacen hoy, después de cuatro siglos, los modernos defensores y esbirros de la policía del pensamiento. El tema ya fue tratado en la esta entrada, publicada a finales del año pasado:


Esta entrada no ha perdido nada de su actualidad. Muy al contrario las inquisiciones se extienden en medio de la indiferencia general. Poco a poco están construyendo una Europa en la que no se puede pensar ni hablar libremente, por obra de ese monstruo burocrático dominado por las lobbies que es la Unión Europea, y por obra de las clases dirigentes de cada país, que colaboran con entusiasmo en esta innoble labor.

En una entrada reciente hablé de las élites traidoras que trabajan contra su propia gente, refiriéndome al racismo antiblanco de los poderes públicos europeos. Es el caso de llamarlas traidoras otra vez en relación a este tema, pues también traicionan los valores que deberían defender.

En efecto -seamos sinceros- la libertad de pensamiento, de discusión e investigación, especialmente de ideas disidentes, le importa un comino a la mayor parte de la gente, que sólo piensa en sus asuntos cotidianos y en lo que tiene más cerca. Quizás esto sea justo e inevitable, pero ahí tiene que estar una clase dirigente que tenga una visión general y defienda unos principios superiores de libertad sobre los que se basa la cultura, la ciencia y el conocimiento. En el interés de la nación y de la comunidad. También para esto están y también en esto traicionan.

Em aquella ocasión terminaba la entrada hablando de la inquisición reina en Europa, la que pone fuera de la ley el debate sobre la existencia del genocidio de los judíos en la Segunda Guerra Mundial, para quien discuta su entidad o algún aspecto de él como la existencia de las cámaras de gas. Con penas de cárcel para quien ponga en duda aunque sólo sea una parte de la historia oficial. Con libros prohibidos y persecución judicial contra quien los escribe y contra quien los vende.

Esto evidentemente significa impedir la simple discusión de las ideas e imponer por ley la verdad histórica, lo que es totalmente contrario a todos los principios de libertad de expresión, profesados de boquilla por las democracias, y también a la libertad de investigación y de discusión que son esenciales en la búsqueda de la verdad. Esto sin entrar mínimamente en el mérito y mucho menos aprobar las persecuciones contra los judíos o las políticas del nazismo. Pero de todo ello hablé en la entrada citada y no voy a repetirme.

Sólo voy a añadir algún comentario más sobre la forma de aplicación y los procedimientos seguidos en este campo, que son particularmente repugnantes y reveladores de una justicia ideológica y politizada.

Por ejemplo sucede que no es relevante que lo que el acusado ha dicho sea verdad o no. Aunque lo demuestre esto no interesa al tribunal, que incluso puede procesar a su abogado por defenderle, si escoge esta línea defensiva o simplemente entra en el  mérito de las ideas del procesado.

Por ejemplo sucede que el autor de un informe puramente técnico que, en línea de principio, pueda poner en duda alguna parte de la verdad oficial, puede ser procesado por ello y para los jueces lo importante no será lo que ha escrito sino la intención con que lo ha hecho.

Pero a diferencia de lo que sucedía en la Edad Media, donde se tenían las Escrituras y los textos canónicos que establecían con suficiente claridad el dogma y los límites de los cuales no se podía salir, hoy ni siquiera existe una verdad oficial clara, un “libro sagrado” donde esté precisada exactamente la ortodoxia que no se puede criticar pena la cárcel. Quizá no se quiere precisar cuál es exactamente la verdad oficial porque en este caso resultaría ya demasiado evidente su carácter de dogma y de ser una historia escrita no por el estudio sino por intereses políticos.

Estas leyes liberticidas se han aprobado en muchos países europeos. Hay directivas europeas que instan a los países a adoptar leyes para censurar las ideas que el sistema considera criminales, y específicamente en el caso del revisionismo histórico existen estas leyes de distinta severidad en Alemania, en Francia, Suiza, Bélgica, República Checa, Polonia, Austria, Lituania, España. Donde no hay leyes explícitas se prepara el terreno con normas restrictivas y la tendencia es adoptar leyes similares en todos los países de la Unión Europea.

Existen leyes parecidas en algunos países ex-comunistas las cuales criminalizan la negación de los crímenes de los regímenes comunistas. Es otro caso igualmente nefasto en el cual la política pretende doblegar la ciencia histórica y utilizarla para sus fines, sustituyendo la ciencia con el adoctrinamiento.

Pero el afán de imponer la historia con los tribunales no se para aquí. Hasta ahora en Europa Occidental estas leyes mordaza se han ocupado específicamente de la historia de la Segunda Guerra Mundial y la persecución de los judíos, pero está en trámites de aprobación una ley en Francia para convertir en delito la negación del genocidio de los armenios durante la Primera Guerra Mundial a manos del Imperio Otomano


Quizá el elctor no esté muy al corriente de este tema. Durante la Primera Guerra Mundial el ejército otomano persiguió a los armenios que vivían dentro de sus fronteras, considerados no fiables políticamente. Llevaron a cabo un genocidio, en el cual parece que fueron muertos entre un millón y millón y medio de armenios. Nunca se ha hablado mucho de ello, en buena parte a causa de los grupos sionistas que siempre han visto con malos ojos que se hablase de otros genocidios y otras persecuciones, en su afán de presentar la shoah como un evento único en la historia humana, cuando la verdad es que persecuciones, masacres y genocidios terribles se han producido en todas las épocas.

He aquí por tanto una nueva ley mordaza, dirigida esta vez contra los turcos y seguramente con motivaciones políticas detrás, además de la presión sectaria de los grupos armenios que han conseguido aprobar esta ley. Una nueva verdad histórica impuesta por ley que muestra el camino totalitario y liberticida que Europa está tomando.

Había algunos miles de personas que protestaban en la calle contra esta ley. No eran ciudadanos franceses preocupados por la libertad de expresión. Eran turcos o naturalizados franceses de origen turca que protestaban -naturalmente- no en defensa de la libertad de opinión sino por su propio interés sectario. Estoy más que seguro que las mismas personas aprueban con entusiasmo las leyes que en Turquía prohíben afirmar que hubo un genocidio armenio y se manifestarían con la misma rabia contra cualquier intento de cambiarlas.

Es aquí donde hemos llegado. Leyes censorias que prohíben pensar y discutir son aprobadas en Europa bajo la presión de grupos sectarios y los únicos que protestan contra ellas son otros grupos igualmente sectarios. Exclusivamente porque van contra el interés de su clan.

Qué tristeza.

¿Y quién es esta gente, o más bien gentuza? ¿Quiénes son ellos para pisotear principios de libertad de pensamiento y de libre examen de las ideas, tan fundamentales para la ciencia y la búsqueda del conocimiento, un ingrediente básico del patrimonio ideal que ha hecho grande a Europa en el mundo y que nos pertenece?

Demasiado bien sabemos que estos principios han sido vulnerados muchas veces en nuestros países, que quien busca la verdad se enfrenta al poder, que éste intentará siempre doblegar la verdad y la ciencia a sus intereses y que es utópico pensar que esta lucha va a terminar algún día. Pero por lo menos se había conquistado el principio de objetividad, el reconocimiento de que la verdad debe ser perseguida con la libre discusión de las ideas, que el método de investigación es el libre examen y que es inaceptable la imposición de verdades a priori.

Aunque en la práctica las cosas fueran a menudo de otra manera, en línea teórica estos principios eran reconocidos y siempre se podía apelar a ellos, hasta el punto de que la mala conciencia del inquisidor que los traicionaba debía recurrir a pretextos y mixtificaciones, para no admitir abiertamente lo que hacía. Hoy en cambio empezamos a tener leyes y tribunales que escriben la historia, ideas y temas de discusión prohibidos por imperativo legal y nadie dice nada. Es decir se admite, ya de entrada y por principio, que el debate en el terreno de las ideas debe estar supeditado a intereses tribales, que lo único que cuenta cuando se promulgan las leyes no es la búsqueda de la verdad sino a quién se ha de cerrar la boca. Como si fuera la cosa más natural del mundo.

Puede que sea la cosa más natural del mundo para ciertas gentes, que confunden por principio la teología, los intereses de clan y la verdad histórica, sectas cuyo horizonte se agota en una cierta mentalidad, para la cual ciencia y búsqueda del conocimiento no significan nada en sí, valen sólo en función de intereses comerciales y particulares. Pero no es así, ni puede serlo jamás, para nosotros ni para quienes antes de nosotros tanto han contribuido a nuestra cultura, para quienes eran fundamentales valores superiores y creían en ellos.

En una palabra, el núcleo de la cuestión, lo que hay detrás de esta doble manera de considerar la verdad, es el reconocimiento o no del valor ético de la verdad y por consiguiente de la mentira como una falta capital.

Naturalmente en la práctica todo esto puede ser más o menos respetado y practicado, pero existe una línea neta entre quien reconoce la verdad como un valor, y por tanto cuando la vulnera debe hacerlo con mala conciencia y engañándose a sí mismo, y quien al contrario ya de entrada no le reconoce ningún valor autónomo. Gente que por tanto, con la mayor despreocupación, como la cosa más natural del mundo, no sólo la vulnera sino que abiertamente defiende que así deba ser y sin el mínimo pudor codifica esta visión en leyes y organización social. Ellos son los mejores propagandistas y manipuladores, por supuesto, porque lo hacen con la conciencia tranquila y para ellos no es una falta. Traficar con la verdad es para esta gente como traficar con el dinero o con mercancías.

Y aquí hay que trazar una línea neta, clara, obligada entre nosotros y ellos. Exigir responsabilidades a nuestras clases dirigentes por este comportamiento y esta legislación.

¿Qué derecho tienen la canalla política que nos gobierna a tirar por la ventana nuestra ética de respeto a la verdad por sí misma? ¿Qué derecho tienen estas tribus, que no entienden más que su interés particular, a negarnos la posibilidad de la libre discusión, a quitarnos nuestra concepción, europea, de la historia y de la ciencia como búsqueda de la verdad, como constante revisión y puesta en duda, a hacer tabula rasa de nuestra tradición filosófica de aspiración a la sabiduría y al conocimiento, poniéndolo todo al servicio de sus vulgares y limitados horizontes mentales tribales?

¡Que las tribus se vayan a su desierto y a sus montañas!

Ya he alargado demasiado esta entrada, pero no puedo concluirla sin hablar de nuestro país y específicamente del librero Pedro Varela, que lleva en prisión más de un año. Cuando la entrada antes citada fue escrita, acababa de ser encarcelado y no lo mencioné directamente. Pongo también el enlace al blog que lo apoya y sigue su caso, donde el lector podrá informarse de todos los detalles si lo desea


Este señor lleva desde finales del año pasado en prisión por haber vendido libros que la policía del pensamiento considera prohibidos. Sin que exista siquiera una lista oficial de libros prohibidos, pero esto es lo de menos. Se le trata con mayor rigor que a muchos criminales auténticos, los cuales obtienen, transcurrida una cierta porción de la condena, permisos y beneficios pasado un cierto tiempo que se le han negado a Varela.

Todo ello por vender libros, básicamente estudios revisionistas y libros “nazis” o considerados tales, que es por lo que se le persigue. Libros con los cuales uno puede o no estar de acuerdo pero que en todo caso son una herramienta para pensar o simplemente para un estudio histórico.

Probablemente no comparto la mayor parte de las ideas de Pedro Varela. No las conozco con detalle. Pero no es ésta la cuestión. Más allá de convergencias o divergencias políticas se trata de un hombre que está en prisión por un delito que no es ni siquiera de opinión, sino que consiste en vender libros que alguien no quiere que leamos, por desafiar a la policía del pensamiento y decir “no” a su pretensión de decidir qué libros podemos leer y cuáles no.

El señor Pedro Varela se ha metido con una secta poderosa, que bajo la bandera de la libertad ha impulsado leyes liberticidas en toda Europa, que vemos humillada, insultada y pisoteada por las botas –o alpargatas- de la secta. Es la de Pedro una elección para toda la vida, pues bien sabemos que para los que escogen ese camino valen reglas y procedimientos diferentes, vale la tolerancia cero.

Sabemos también que esta secta actúa con una perversidad particular contra los herejes. Aunque éstos cedan, renuncien a sí mismos, se arrepientan y rindan tributo al dios de sus inquisidores, las cuentas no se saldan jamás completamente, no existe un perdón definitivo, los exámenes y los actos de sumisión no terminan nunca, y las deudas son inextinguibles.

Concluyendo ya, quiero dedicar esta última entrada del año 2011 en primer lugar a Pedro Varela que pasará entre rejas esta última noche del año, con mis mejores deseos para que salga pronto en libertad.

También dedico esta entrada a los perseguidos por las leyes inquisitorias europeas, a los encarcelados por jueces que pretenden escribir la historia metiendo en la cárcel a los que no pasan por el aro.

A todos los que han sido procesados por decir que 2+2=4 o por decir cosas ya más discutibles y opinables, pero inaceptables para la verdad oficial.

A quienes han visto refutadas sus conclusiones y estudios no con razones técnicas o históricas sino con penas de prisión, argumentos ciertamente contundentes pero que científicamente dejan un poco que desear.

A quienes han tenido que escapar de las libertades democráticas y buscar asilo político en otros países y a quienes han perdido su trabajo por desafiar a la censura.

También a los que serán perseguidos en Francia por negar el genocidio armenio y a los que han sido perseguidos en Turquía por afirmar el genocidio armenio.

Por mucho que los jueces y las leyes pretendan dictarnos cuál es la verdad histórica, la única actitud posible para un hombre libre frente a esa impúdica, inmoral arrogancia se resume en una sencilla frase.

Eppur si muove!

Feliz Año Nuevo a todos de parte del Oso.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

De lo expuesto en la entrada puedo sacar varias conclusiones.

Para empezar, he de recordar que la Inquisición fue un tribunal de la Iglesia Católica creado para juzgar a aquellas personas que decían ser miembros de la Iglesia pero que, a escondidas, practicaban otras confesiones. Por lo tanto, la Inquisición no perseguía a otras personas por tener una diferente manera de pensar, sino para mantener limpias las filas de aquellos que decían ser católicos.

Efectivamente, en los tiempos de la Inquisición se sabía qué estaba prohibido y qué no; actualmente, se dice que hay libertad de expresión y de pensamiento, para después decir que existen límites a esos "derechos": como es lógico, los gobernantes se encargan de decir qué significan esos límites. Al final, llegamos a la conclusión de que el lema de lo políticamente correcto es el de "todo está permitido siempre y cuando sea lo que digo yo"; y ese yo es la interpretación de la Carta Magna realizada por los gobernantes, unos documentos elevados a la categoria de divinos.

Centrándome en el tema de los libros, resulta peculiar que para ser "cuatro extremistas locos" quienes leen dichos volúmenes presenten tantos quebraderos de cabeza al Sistema.
Para empezar, creo que cometen un grave error al autodefinirse como revisionistas. En mi caso, cuando oigo hablar de revisionismo, lo primero en lo que pienso es en la Ley de Memoria Histórica.
Moleste a quien lo haga, yo diría que cualquier hecho histórico puede ser rebatido y puesto en duda... siempre y cuando se ofrezcan pruebas, aspecto científico que sí han hecho los historiadores que dudan de la veracidad o totalidad del Holocausto.

No sé si te he felicitado el proximo año en otra entrada, pero por si acaso... ¡Feliz 2012!

Frel dijo...

Además en tiempos de la inquisición había listados de libros "prohibidos", cosa que ahora obviamente no hay, pero aquí radica la falsedad e incluso yo diría la ilegalidad en el tema y como no hay un listado de libros prohibidos no es lógico y tampoco justo que se encarcele a personas por el hecho de vender libros. El caso Varela es un caso latente, libros que molestan al sistema porque dan otra versión de la historia sobre hechos concretos, especialmente sobre el manido holocausto, con autores que han revisado la historia y demuestran con pruebas las falsedades que la historia oficial ha contado siempre, libros también sobre lo que fue el régimen NS desde otra perspectiva o libros que explican las verdaderas causas del segundo conflicto bélico mundial, porque existe el derecho a debatir sobre la historia, porque está abierta a un estudio constante. Pero hay algo en este tema que está claro y es que cuando los medios de masas lo están ocultando, censurando es porque se ha cometido una atropello total contra una persona y demostrando una vez más que no existe la libertad de expresión, vivimos bajo un régimen de totalitarismo ideológico,o sea, ellos mismos se delatan.

Max Romano dijo...

Hola Soldado

En efecto la Inquisición se creó con este objeto pero con el tiempo se ocupó también de procesos por herejía en sentido amplio, dentro de los cuales entra el de Galileo que me ha servido de ejemplo, y el de Giordano Bruno que no retractó y fue quemado.

De todos modos uso este término con intención polémica, no contra la Iglesia o la religión cristiana por cosas que sucedieron hace 400 años, sino contra la policía del mensamiento hoy y en nuestra sociedad.

Dicho esto, incluso los tradicionalistas católicos (entre lo que no me incluyo pero a quienes aprecio) creo que estarán de acuerdo en que la Santa Inquisición no es una parte de la historia de la Iglesia de la que estar muy orgullosos.

Sobre los revisionistas, son muy anteriores a Zapatero y su Ley de Memoria Histórica. El término hace referencia al método normal de la investigación histórica, que debe estar abierta a la revisión y la discusión a la luz de las pruebas y los estudios realizados. Método y principio que se admite para cualquier otro período histórico.

En rigor, revisionismo es poner en duda la versión o la interpretación de la historia que ha sido transmitida o aceptada. También la ley del Zapa es revisionismo pero del tipo más zafio y sectario, algo que no tiene nada que ver con el estudio de la Historia. La intención es simplemente la de cancelar y denigrar un entero período de nuestro pasado por motivos ideológicos.

Para dar alguna indicación al lector interesado en los estudios revisionistas, se puede consultar la página del Institute for Historical Review que tiene mucho material (de valor desigual), y yo aconsejo algún libro de Robert Faurisson y Jürgen Graf.

Las felicitaciones nunca sobran. Feliz 2012 también para tí.

schopena dijo...

Así es oso solitario, “disfrutamos” en nuestra “democracia” de una verdadera inquisición, aunque es verdad que la mayoría de la gente no es consciente de ella. Inclusive son ellos mismos los que se autocensuran sin ser conscientes de ello. Lo que me recuerda a Orwell cuando manifestaba en su obra 1984: “Cuando al fin te sometas a nosotros no habrá de empujarte el miedo, sino tu propia voluntad”, o Nietzsche: “La democratización de Europa tenderá a producir un tipo de hombre preparado para la esclavitud”.

En esta democracia inquisitorial se perseguir a las personas por negar ciertos sucesos de la Segunda Guerra Mundial, pero también se realiza contra sujetos que perciben y señalan el poder judío. Este poder judío en sus diversas facetas, militar, monetario o mediático puede ser perfectamente conocido y, sobre todo, se le debe respetar y temer, pero esta prohibido nombrarlo. Esta información no debe ser divulgada. Quien se atreva a ello es atacado por ese mismo poder y calificado, casi siempre, de antisemita. Hay muchos ejemplos de personas que apuntaron a ese poder judío y al instante se transformaron en enemigos. Existen hoy aproximadamente 44 personas condenadas a un total de 108 años de cárcel por expresar su opinión, estos señores no disfrutaron, en ningún caso, con la ayuda de, por ejemplo, “Amnistía Internacional”, un movimiento que se autodefine como defensora de los derechos humanos, independientemente de cualquier gobierno, ideología política o credo religioso, pero que en realidad solo se preocupa por los hijos del sistema y niega la existencia de la oposición.

Yo, personalmente, estoy arto de leer libros de la editorial de Pedro Valera, y puedo aseguraros que en ninguno de ellos se incita al odio o se pretende defender la superioridad de una raza con respecto a otras, defendiéndose, eso si, las diferencias existentes entre ellas. También se ponen en duda versiones oficiales sobre ciertos acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial con argumentos contundentes y pruebas científicas, como por ejemplo en el Informe Leuter, o las mentiras y los mentirosos que salieron a la luz en el proceso de Ernest Zündel. Y sobre todo se revela el poder judío a todos los niveles. Y sobre las listas de libros prohibidos, Frel, si existen. Cosa que en una verdadera democracia no debería ocurrir. Muchos de estos libros de la Librería Europa formaron parte de una lista de libros prohibidos, que fueron destruidos:

http://www.libertadpedrovarela.org/article-orden-de-destruccion-de-los-libros-de-libreria-europa-69446686.html

Como dice Spengler: “El bolchevismo no nos amenaza ya, nos rige”, o Engels: “El comunismo no considera a la democracia como un sistema adverso a el, sino un instrumento del cual puede valerse para sus propios fines, o Trotzky: “La democracia es un puente hacia el comunismo.”

Otro tema que es muy significativo es la dictadura de las minorías. El poder que alguien ha dispuesto que estas puedan ejercer es muy sospechoso, y que habría que analizar. Un ejemplo de ello es lo que esta sucediendo con el libro “Comprender y sanar la homosexualidad”, en el que la presión de los maricones a hecho que algunos comercios dejen de venderlo.

Por ultimo señalar que Pedro Varela ha demostrado ser un hombre de una integridad y una honorabilidad envidiables.
Por el contrario, todos aquellos jueces y periodistas que le juzgan y critican son de una moralidad y de un servilismo de lo mas despreciable.

Saludos y feliz año 2012 a todos.

Obstacle dijo...

En un par de ocasiones he intentado felicitarte en el blog del Velo rasgado pero no se por qué me ha sido imposible así que aprovecho este comentario para hacerlo.

Agradecerte además el trabajo de traducción que haces y espero que haya más gente -aunque tristemente no será en gran cantidad viendo como está el patio- que lo valore. Hay muy poca difusión sobre pensadores interesantes de corte a lo mejor no estrictamente evoliano, como me gustaría, pero sí del mismo tono crítico con la modernidad y ayuda tener un par de textos a disposición.

Un saludo y feliz año

Anónimo dijo...

Comentar que los libros perseguidos por los cuales la persona en cuestión está encarcelada no son leídos sólo por gentes que se identifique con el NS, hay muchas personas y afortunadamente cada vez más que sienten inquietudes en investigar sobre ciertas cuestiones históricas, sienten curiosidad por la revisión histórica, o sea, que nadie piense(y me refiero también al sistema que nos rige)que son sólo "cuatro extremistas locos". Este es el miedo que realmente tiene el sistema, a que cada vez haya más gente que sienta curiosidad por conocer hechos históricos falsificados a través del tiempo y que constituyen los pilares del nuevo orden mundial surgido después de la segunda guerra mundial y que actualmente continúa imparable hacia sus objetivos globalizadores.

Frel dijo...

Vamos a ve Schopena cuando me refiero a que no hay una lista de libros prohibidos es que a nivel oficial no la hay, por eso no tiene sentido señalar y condenar a alguien por vender libros además de carácter histórico y religioso. Esa lista que me indicas son los libros por los cuales se le acusa, pero son libros que el actual totalitarismo ideológico ha elegido para condenarlo, libros que como tú bien indicas en ningún momento incitan al odio,incluso algunos de ellos escritos por autores judíos(De carácter antropológico y que se han vendido en facultades universitarias, recomendado por profesores de psicología).

Frel dijo...

Les deseo a todos una Feliz Noche Vieja y un más que próspero año nuevo.
Feliz 2012.

schopena dijo...

Esta bien, Frel.
Mía es la culpa.
Gracias por la aclaración.

Saludos.

Anónimo dijo...

Aunque he conocido tu blog hace menos de un año, los artículos que has publicado, tanto en él como en el "Velo Rasgado" me han parecido, en todo momento, de un magnífico nivel. A mi juicio, has sabido tocar los temas de más hiriente actualidad con ecuanimidad, rigor y sin extremismos de ningún tipo, algo poco frecuente en el mundillo de los blog sobre "disidencia", harto propicios a sectarismos y enfrentamientos de todo tipo. Seguiré leyéndote, siempre que mi tiempo lo permita, durante mucho tiempo.

Un saludo. LEG

Anónimo dijo...

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