Como
probablemente los lectores sepan, hace un año se dictaron las sentencias contra
los imputados por el acto político patriota que consistió en una irrupción en
la librería Blanquerna de Madrid, para reventar una conferencia de carácter
separatista. Las condenas fueron entre seis y ocho meses (siendo condenas menores
de dos años no habría habido ingreso en prisión) por desórdenes públicos y
daños. Nadie resultó herido y hubo solo un par de empujones, en cuanto a daños
materiales sólo un cristal roto y un trapo separatista catalán arrastrado por
el suelo. Actuación de la justicia (con minúsculas) en verdad excesiva y ya
coloreada políticamente, pues no se cuentan las ocasiones en que grupos de
ideología izquierdista, separatista o antiespañola han reventado o intentado
reventar actos y han agredido, o intimidado, con una contundencia bien mayor.
Pero esta
sentencia no le bastaba a la acusación. No les bastaba a los abogados esbirros
del gobiernillo catalán, que querían ver a toda costa en prisión a los jóvenes
patriotas: querían una sentencia ejemplar para quien, con un coraje moral y una
dignidad superior a la suya en muchos órdenes de magnitud, se había atrevido a
estropear su repugnante aquelarre separatista. Y he aquí que recurrieron la
sentencia para llegar al Tribunal Supremo, porque no era suficiente que estos
jóvenes fueran condenados, los querían ver en la cárcel.
Y desgraciadamente
se han salido con la suya, el tribunal supremo ha ahora aumentado las penas de
manera que si algo no lo remedia (hay que esperar siempre en ello) estos muchachos
entrarán en prisión, codo a codo con los criminales verdaderos. En esa prisión
donde deberían estar, no sólo la mitad (y soy generoso) de la clase política
española por varios motivos, sino la entera plana mayor de los dirigentes
separatistas catalanes porque han violado repetidas veces la ley de manera
clarísima, ley que defiende la unidad de España.
Odiosa
sentencia por tanto, que se ha motivado con un agravante de nueva invención que
se llama discriminación ideológica… es
decir que dar un empujón y reventar un asqueroso acto separatista se considera
más grave, porque fue motivado por hostilidad hacia la ideología catalanista
(separatista llamando a las cosas por su nombre porque si no tenemos nada
contra lo catalán, sí contra el separatismo). Retorcido sentido del humor por
parte del tribunal supremo porque, efectivamente, existe aquí discriminación
ideológica y es la del propio tribunal. Quien asalta capillas motivado por un
rechazo ideológico de la religión cristiana puede irse de rositas, quien asalta
una librería motivado por un rechazo ideológico contra el separatismo catalán en
cambio merece ir a la cárcel.
Y esto
por comparar dos casos similares, en la escasa contundencia del acto y la
ausencia de daños físicos a nadie. Pero debemos también, para poner las cosas
en su perspectiva correcta, tener presente la violencia muchísimo mayor en
tantas ocasiones y tantos actos reventados (o intentados reventar) por parte de
la izquierda, de los propios separatistas catalanes y vascos.
Si eres
un cerdo antiespañol y odias la patria te está permitida una medida (bastante
holgada) de violencias e intimidaciones amparado por tu ideología, amén de
promover iniciativas separatistas ilegales e inconstitucionales. Si eres
patriota y defiendes España vas a la cárcel con el menor pretexto. No por un
vidrio roto y un empujón, evidentemente, sino por ser patriota.
Esta es,
qué duda cabe, discriminación ideológica.
Una comparación odiosa: estos muchachos pueden fácilmente pasar en prisión más
tiempo, mucho más, que el tiempo que permaneció entre rejas aquel menor que
asesinó vilmente a un guardia civil en un control de tráfico, atrapándole el brazo con
la ventanilla y arrastrándolo varios cientos de metros con el coche. El asesino
cumplió una pena de pocos meses y salió hace poco de la cárcel.
Creo que
sobran comentarios. Y los que se me ocurren prefiero no escribirlos.
Concluiré
afirmando mi apoyo total a estos muchachos víctimas de discriminación
ideológica, a todos ellos pero de manera especial a Pedro Chaparro, pues le conozco
personalmente, persona íntegra que representa lo mejor de la juventud
española, en medio de un auténtico estercolero de degeneración.
1 comentario:
Esto es orwelliano. Los patriotas que protestaron por el acto separatista; condenados, y los secesionistas que deberian estar condenados; libres. El mundo al reves; la verdad es la mentira, la mentira verdad, la justicia es injusta con los inocentes y hoy, a lo blanco lo llaman negro.
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