Una curiosa noticia que viene de Inglaterra: los servicios sociales retiran la custodia de un recién nacido a sus padres porque temen que se convierta en un obeso. Temor justificado: les han quitado ya la custodia de otros dos -gravemente obesos- y tienen otros dos niños con el mismo problema. Como su madre, gorda con avaricia. La noticia se puede encontrar aquí:
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/10/21/internacional/1256153747.html
Aunque en este caso parece clara una dejadez y falta de preocupación de los padres por la salud de sus hijos, diré enseguida que me parece una monstruosidad separar a un niño de su familia natural por este motivo.
La medida drástica de quitar la patria potestad a unos padres debería estar reservada exclusivamente para graves casos de abuso, violencia, maltrato. Nada de ello hay aquí aunque la situación de obesidad extrema en los otros niños objetivamente entrañe un riesgo para la salud, aunque los padres sean inconscientes y negligentes. Son dos tipos de situaciones distintas, y el Estado -aunque deba intervenir en estos casos por motivos de salud pública- debería arrogarse el derecho de romper una familia sólo en las situaciones arriba mencionadas. Dicho de otro modo, debería poner un límite a su intervencionismo, aunque tenga la mejor intención.
Y sin embargo lo que estamos viendo es justamente lo contrario. Un Estado, unos servicios sociales, un enjambre de expertos que no reconocen ningún límite a su misión de cuidar de nosotros. En este caso como en otros, ello puede parecer justificado, pero hace mucho se dijo eso de que el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones. Si reflexionamos sólo un poco es evidente la deriva totalitaria que esta actitud implica, en un futuro que ya está aquí. ¿Dónde se detendrá el celo de estos misionarios del moralismo salutista? Recuerdo un caso en Italia (distinto pero pertinente aquí) hace varios años, en el cual el estado secuestró a un niño y lo separó de sus padres porque tenían un nivel cultural muy bajo. Probablemente eran casi analfabetos, pero sólo un perturbado mental puede quitarle un hijo a sus padres por un motivo así. Recuerdo a los padres en un servicio del telediario, que no parecían comprender ni siquiera lo que les estaba pasando, el motivo por el que sufrían un tal atropello. Ignoro cómo terminó el asunto, pero el problema general es claro.
¿Cuál será el próximo paso? ¿Quitar los hijos a los padres por no ser éstos políticamente correctos, lo que en definitiva significa estar contra la ideología dominante en la sociedad? ¿Porque son racistas, homófobos, o cualquier otro epíteto que las mentes embotadas represente el mal absoluto? ¿Porque fuman o tienen el colesterol alto? Una vez superados ciertos límites cualquier abuso es posible.
Una observación final. Una sociedad que quita los hijos a sus padres porque están gordos pero permite que parejas homosexuales los adopten está totalmente enferma y en proceso avanzado de degeneración.
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