domingo, 2 de marzo de 2014

SUBVERSIÓN EN UCRANIA





Vale la pena seguir con atención los acontecimientos de Ucrania, que se encuadran en la penetración hacia el Este de la OTAN – es decir el brazo armado del mundialismo anglosajón – y su vasallo la Unión Europea. Porque parece bastante claro que la revuelta en Ucrania que ha depuesto a su presidente Yanukóvich (elegido en 2010, recordemos, en elecciones por todos consideradas bastante correctas) ha sido fomentada por Occidente.

Han sido tres meses de protestas culminadas en una mini revolución, en la cual – como en toda revolución – grupos bien organizados y encuadrados han aplicado la fuerza en el momento oportuno y han dirigido a las masas o han canalizado su furia. No se quería esperar a nuevas elecciones para acabar con el gobierno, se tenía mucha prisa. Suponiendo que los ucranianos en general y en todo el país estuvieran tan hartos de Yanukóvich como nos dicen, porque quizás el presidente habría cambiado pero difícilmente se habría instalado en el poder un gobierno tan pro-occidental y anti-ruso.

¿Manifestaciones de masa espontáneas? ¿Una protesta ciudadana multitudinaria con una tal capacidad de combate, con policías linchados y edificios del gobierno quemados, porque no se ha firmado un acuerdo comercial con Europa? ¿Esto es lo que pretenden que creamos?

Por otra parte un movimiento de este tipo y con esta fuerza no sale de la nada, ni se le puede crear desde el exterior. Ciertamente existía mucho descontento en el país, y no se lo ha inventado Occidente. Pero lo que sí se puede es fomentar la subversión y aprovechar los conflictos existentes, según técnicas que han sido repetidamente empleadas en los últimos años y dejan muy lejos las técnicas de subversión comunista de la Guerra Fría.

La famosa subversión comunista de la segunda mitad del siglo XX, en efecto, se queda como algo superado y cosa de aficionados, bien poco en comparación con las modernas ONG’s y fundaciones regadas con los ríos de dinero del poder financiero internacional, con las técnicas se subversión a distancia a través de Internet, el espionaje telemático, y en fin los medios de comunicación de masas globales. Medios que, como comprende a estas alturas cualquiera que no se tape voluntariamente los ojos, siguen directivas ocultas y férreas que vienen de arriba, rígidamente alineados en una propaganda convergente.

Es totalmente evidente que se ha tratado, en esta pequeña revolución ucraniana, de una revuelta cultivada durante varios meses de agitación, canalizando un descontento popular existente. En su fase final llevada a cabo, en un momento bien elegido, con una estrategia militar de guerrilla urbana y tropas de choque bien encuadradas y adiestradas; una fuerza de choque que ha llevado el peso principal de los combates y tras la cual no es difícil adivinar las milicias paramilitares de partidos patrióticos, en primer lugar Svoboda que es el más combativo: Es un movimiento cuyas ideas desde luego no cuadran con la degeneración social propugnada por Occidente (comentaré esto después) pero que, en nombre de la lucha contra Rusia, ha combatido en un golpe organizado por Occidente.

Acompañando la lucha política sobre el terreno, en el frente virtual y mediático de la opinión pública los medios de comunicación afines han cumplido fielmente con la parte que tenían encomendada.

Naturalmente también los medios rusos presentan las cosas a su manera, pero tras haber leído varios artículos de una y otra parte debo decir que sus análisis son mucho más equilibrados y significativos, aun defendiendo generalmente el punto de vista ruso. Los medios occidentales en cambio raramente se elevan sobre el nivel de una burda propaganda y una tendenciosidad absolutamente falta de pudor.

La elección de las palabras nunca es casual: es curioso cómo en algunos artículos se habla del “pueblo” ucraniano que se ha rebelado y, en cambio, del “populacho” en Crimea que se siente ruso. Así como los medios hablan del autoproclamado gobierno de la región de Crimea, que no acepta el nuevo poder y terminará probablemente uniéndose a Rusia antes o después. Por lo visto no es autoproclamado el gobierno de Kiev que ha derribado con la fuerza el anterior, de manera totalmente ilegítima desde el punto de vista del sistema democrático.

Pero esto no es nada nuevo: quien tenga algo de memoria recordará cómo durante las guerras yugoslavas en los años 90 eran autoproclamadas la república serbia de Bosnia y la Krajina en Croacia (esta última invadida por los croatas que expulsaron a 700.000 serbios) porque se había decidido que estos últimos eran los malos. En cambio no eran autoproclamadas las repúblicas que se separaban de Yugoslavia y no era autoproclamado el Kosovo, porque Occidente les apoyaba.

Y no sólo son abiertamente tendenciosos los artículos generalistas, digamos para las masas, sino también en los que se presentan como análisis en profundidad, destinados a quien tiene la paciencia de leerlos. Es un signo interesante de que las élites occidentales empiecen a confundir la realidad y la propaganda. Pero es natural al fin y al cabo: quien admite defender sus intereses y los de su gente es siempre más honesto de quien hipócritamente se arropa de superioridad moral en nombre de pretendidos principios universales. Este último, con el tiempo, pierde hasta la capacidad de ver la realidad porque en mayor o menor medida termina creyéndose su propia propaganda.

Y los modernos misioneros occidentales del libre mercado, el orgullo gay, la ideología de género y la tiranía del neofeudalismo del dinero – que todo hunde la raíz en el mismo suelo como he comentado en otras entradas – se creen realmente los salvadores de la humanidad.

Volviendo a lo de Ucrania, subrayemos una vez más que ha sido a todos los efectos un golpe de Estado, resultado de una insurrección apoyada y fomentada por Occidente. Un ejemplo de este apoyo es el discurso inflamatorio de Bernard Henry-Lévy frente a la multitud en Kiev el 9 de Febrero. 


¿Qué se le había perdido en Kiev a nuestro conocido “filósofo” (además de apreciado consejero del gobierno francés y apologista de todas las recientes agresiones y campañas terroristas apoyadas por la OTAN como en Libia y Siria)? Pues iba a incitar a la rebelión contra el gobierno del país y a derribarlo con la fuerza.

Es superfluo indicar que si un agitador extranjero fuera enviado a Estados Unidos o cualquier otro país para incitar al derrocamiento del gobierno con la violencia, está bastante claro que sería inmediatamente arrestado y puesto de patitas en la frontera. Pero es que el Lévy ha sido sólo uno de los agitadores enviados por la Unión Europea y EEUU a Ucrania; otro ha sido el yanqui John Mc Cain que ha sido últimamente un habitual en los movimientos de oposicion ucranianos, sin olvidar en fin el grifo del dinero que seguramente habrá estado bien abierto.

Una vez hecha la jugada, ante la irritación y las acusaciones por parte de Rusia, Obama y otros políticos americanos han deplorado la “mentalidad de guerra fría” de Rusia que ve el mundo como “un tablero de ajedrez”, advirtiendo que se debe respetar la integridad territorial de los países y no intervenir con tropas.

No dejan de ser curiosos estos sermones viniendo de donde vienen, pero claro, hay que entenderlos y descodificarlos en cristiano. Lo que quieren decir en realidad es que la guerra fría continúa y el tablero de ajedrez existe pero sólo ellos pueden mover las piezas; que ellos pueden desestabilizar y subvertir un país mientras los demás deben estar atados de pies y manos, limitándose a aceptar los hechos consumados.

Sobre la soberanía y la integridad territorial harían mejor en callar, porque tiene cojones que digan esto quienes en los últimos quince años han invadido Irak y Afganistán, han agredido Serbia para quitarle una provincia y derribar su gobierno, han provocado una guerra civil en Libia interviniendo para dar la victoria a sus protegidos y han intentado hacer lo mismo en Siria, donde no han tenido escrúpulos en utilizar su franquicia de terrorismo islámico Al Qaeda® para subvertir y destruir el país.

Como podemos ver, la superioridad moral del Yes We Can y sus compadres es apabullante, cualquiera que no esté de acuerdo es un malvado o defiende oscuros intereses. Después de todo tiene el Premio Nobel, aunque se lo hayan dado porque es moreno.

La retórica democrática y derechohumanista se muestra, una vez más, por lo que es: una colosal verbena de cinismo e hipocresía.

Una mención especial merece la participación en la revuelta ucraniana de los movimientos nacionalistas como Svoboda, que han jugado un papel fundamental y representan también – especialmente el partido citado - una gran fuerza, sea a nivel electoral que en la calle con su combativa militancia. Este hecho se está pasando bajo silencio en los medios occidentales y no es difícil comprender por qué. La ideología de Svoboda en muchos aspectos está en línea con los movimientos patrióticos y antimundialistas de los países occidentales, su visión del mundo se basa en valores cristianos, rechazan el liberalismo y el capitalismo de la democracia occidental, así como como el culto del libre mercado.

Yo sí les invitaría a comer a mi casa, pero para la ideología que domina Occidente son impresentables desde la cabeza a los pies.

En efecto, su programa comprende, en lo social y económico, la inalienabilidad de la tierra y la restricción de su comercio, el control sobre la economía con un importante sector bancario estatal y controles sobre el Banco Central, la tendencia a la autarquía con la defensa del producto nacional y la protección de agricultura e industria, la propiedad pública de los servicios esenciales, la lucha contra el aborto, la defensa de la familia y el rechazo de la propaganda de las desviaciones sexuales. Así como criterios étnicos para la ciudadanía y el fomento de una educación patriótica.

En lo político la esencia de sus posiciones consiste en la oposición a Rusia y la eliminación de su influencia en Ucrania, un poco como una de las aspiraciones de los movimientos patrióticos en Occidente es la liberación de la OTAN y la influencia americana. Pero en el caso de Svoboda llegan a una rusofobia explítica y persecutoria hacia su propia población rusa o de habla rusa, con un programa agresivo de normalización lingüística que no sólo fomenta el ucraniano sino que quiere perseguir el ruso, y a la misma población rusófona o de etnia rusa – ignoro hasta qué punto es posible distinguir étnicamente rusos y ucranianos – así como varios otros puntos que traen a la memoria la “ley de memoria histórica” del Z-Infame en nuestro país.

En lo militar, evidentemente con un enfoque antirruso, aspiran al rearme convencional y nuclear, así como buscar la protección de EEUU y Reino Unido (evidentemente les resulta claro quién manda en la OTAN y que los demás “aliados” cuentan como un cero a la izquierda).

Nada habría que objetar contra buena parte de este programa, al contrario, muchas cosas me parecen excelentes y deseables, además de necesarias en cualquier movimiento de liberación europea.

Sobre la parte geopolítica de su programa, probablemente sean inevitables las posiciones antirrusas en un movimiento patriótico, dado el peso de la historia que tienen en común con un largo período de dominio ruso, y el desorden que dejó la disolución de la Unión Soviética. Por limitarnos a la historia más reciente, hubo un movimiento de resistencia antisoviético en Ucrania hasta bien entrados los años 50, apoyado por Occidente, y muchos patriotas ucranianos reivindican explícitamente el período de la Segunda Guerra Mundial en que un estado ucraniano satélite de Alemania combatió contra la Rusia de Stalin.

Las primeras acciones llevadas a cabo tras la toma del poder, como abolir la oficialidad de la lengua rusa en todas las regiones y abatir símbolos y monumentos relacionados con Rusia, indican el papel importante, si no principal, que tienen el nacionalismo y en particular Svoboda en la nueva etapa. Lo que quieren en primer lugar es dejar claro que son antirrusos, aunque con estas provocaciones esencialmente inútiles lo que van a provocar es una fractura del país, cada vez más si siguen a ultranza en esta línea. Y en el momento en que escribo estas líneas regiones enteras están mostrando su rechazo al nuevo gobierno, no solamente en Crimea donde las tropas rusas ya han intervenido. Veremos cómo sale al final todo esto.

Naturalmente es para utilizarlos como arma contra Rusia y en virtud de esta parte de su programa, que Occidente ha apoyado a los movimientos patrióticos ucranianos, a pesar de la afinidad de éstos con el “área” identitaria o – en jerga mundialista – de extrema derecha, en lo social y económico. De hecho si fuera un partido eun un pais occidental los pondrían de neonazis para arriba. Y quizá lo hagan cuando llegue el momento de desembarazarse de ellos.

Porque ese momento llegará si Ucrania o una parte de ella se estabiliza en la órbita occidental. Es difícil descifrar el juego que llevan Svoboda y los patriotas ucranianos. Porque seguramente Occidente les ayudará a separarse de Rusia y también a potenciar su ejército (aunque desde luego se pueden olvidar de las armas nucleares) pero si piensan que el Occidente de los “matrimonios” y las adopciones homosexuales, exportador de degeneración moral y social, les va a permitir una política de defensa de valores cristianos y tradicionales, van de culo.

Como también van de culo si piensan que van a dejarles controlar el Banco Central, la moneda y la economía, si creen que van a poder proteger la industria y la agricultura nacionales contra los tiburones de la especulación y las leyes del mercado, si creen que Ucrania va a conquistar así soberanía nacional y ser dueña de su destino. Muy al contrario, los expertos del FMI y de la finanza internacional ya están afilando los colmillos y se están relamiendo ante su nueva víctima, para ayudarla  - es decir hundirla hasta el fondo en la esclavitud de la deuda - con las habituales condiciones draconianas, que obligarán a Ucrania a malvender su sector público y a ceder hasta la última migaja de su soberanía monetaria y económica.

No creo que sea esto lo que quiere Svoboda ni lo que querría un patriota ucraniano. Quizá otros componentes del movimiento que ha tomado el poder, o falsos políticos nacionalistas, lo asumen y simplemente obren con engaño y mala fe. Pero suponiendo la buena fe al menos en una parte de los líderes del movimiento nacionalista, hay que pensar que estas cosas las han considerado y por tanto que su juego es utilizar a Occidente, que les apoya contra Rusia, manteniéndose en una especie de equilibrio a tres bandas para llevar adelante su ideario.

Pero es como mínimo muy dudoso que ellos solitos – aunque se crean el centro geopolítico de Europa como afirman – sean capaces de utilizar el poder de Occidente para sus fines; es bastante más verosímil que sean ellos los utilizados e instrumentalizados.

No es la primera vez que se utilizan movimientos o personajes que en teoría son ideológicamente hostiles al poder que actualmente domina Occidente: por ejemplo durante la disolución de Yugoslavia el presidente croato Franco Tudjman no tenía problemas en reivindicar el legado del movimiento nacionalista Ustacha, que gobernó el estado croata aliado de la Alemania nacionalsocialista. Tudjman era un revisionista histórico y no lo ocultaba. Sin embargo todo ello no impidió que cumpliera un papel útil en la disolución de Yugoslavia, impulsado por el odio antiserbio de forma muy parecida a como el odio antirruso impulsa el nacionalismo ucraniano.  Se le dejaba hablar con tal de que hiciera su parte y hoy, después de dos décadas, el señor Tudjman ya ha pasado sin que sus ideas hayan influido de manera relevante, y Croacia se ha integrado totalmente en el sistema occidental.

Asimismo los islamistas radicales serán todo lo antimodernos, antioccidentales y antiamericanos que quieran, pero evidentemente no crean preocupación ni representan una verdadera amenaza al sistema mundialista que los ha utilizado abundantemente y lo sigue haciendo. Había islamistas luchando en Bosnia contra los serbios, los ha habido en el derrocamiento de Gadafi, han sido enviados también a Siria para que luchen contra el gobierno de Assad.

Así, movimientos que serían llamados fascistas o neonazis en Europa son apoyados tranquilamente por Estados Unidos y la Unión Europea en Ucrania. No parece preocupar que participen en un gobierno o incluso que lo dominen: intentando hacer de adivino, la estrategia puede ser separar Ucrania de Rusia, sujetarla bien financiera y militarmente, para en un segundo momento neutralizar los movimientos patrióticos. 

Claro que todo esto puede salir bien o mal, existe un fermento europeo contra el mundialismo que está creciendo, y el tiro bien les puede salir por la culata. Todo depende, como siempre, de los hombres y de su lucha que es lo que da forma a la historia.

El futuro ahora más que nunca parece impenetrable y cargado de posibilidades. En el momento que escribo Rusia ha intervenido militarmente, por el momento en Crimea, y el futuro de la parte oriental de Ucrania, con abundante poblacion rusa, es incierto. Ciertamente quienes han desencadenado esta situación no podían esperar tocar las narices a los rusos tan de cerca sin que estos reaccionaran: ya lo intentaron a mucha menor escala y en un punto menos vital en 2008, en Georgia, con el resultado de una pequeña guerra resuelta en pocos días por el Ejército ruso.

Concluyendo ya, podemos extraer de estos acontecimientos una reflexión final sobre el límite de los movimientos nacionalistas europeos, y precisamente que si se quedan en la defensa del interés nacional, si su horizonte no va más allá, están condenados a ser instrumentos del mundialismo porque terminarán enfrentando antes o después unos países europeos con otros.

Evidentemente es inevitable que haya roces entre países vecinos por motivos históricos, políticos, económicos, que pueden llegar a ser enemistad; es la palanca sobre el cual aactuarán las fuerzas que dominan actualmente Europa, si el continente comienza a escapárseles de las manos. La antigua máxima divide et impera es siempre válida; el límite de las fuerzas identitarias y los movimientos patriotas en Europa es que si no logran sobrepasar el horizonte del interés puramente nacional no tienen ninguna posibilidad de ser un peligro para el sistema.

Pueden ser un peligro y una alternativa real sólo en el caso de que los antagonismos – que siempre van a existir – se subordinen a un patriotismo europeo – patria no como nación histórica, sino como tierra de los padres – que respete las peculiaridades de cada país sin imponerle a nadie modelos que le sean extraños, sin ninguna enfermiza y opresiva obsesión por reglamentar todo y controlar todo como la actual burocracia europea. Un patriotismo europeo que sepa contener en su interior los nacionalismos, y éstos sepan reconocer la prioridad de la idea europea, en un orden nuevo que aún se debe formular. De lo contrario el horizonte del nacionalismo europeo estará limitado con una cadena muy corta y la lucha contra el sistema estará destinada al fracaso.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicidades por el articulo,. Especialmente por la última parte y por el respeto mostrado por Svoboda, a quienes se está maltratando desde supuestos partidos camaradas.

Anónimo dijo...

Una entrada muy interesante, que refleja bien la situación de Ucrania y cuáles son los objetivos que tienen los promotores,otro ataque a Europa y a sus raíces.

Anónimo dijo...

Gracias. Ha sido una exposición brillante y muy aclaratoria de lo que está ocurriendo. Me habría gustado conocer su punto de vista respecto al papel que va a representar Yulia Timoshenko en todo este asunto porque, para mí, es una incógnita. Creo que es una pieza grande en la partida, pero no cuál. Igual pretenden utilizarla como alfil en el desarrollo del juego y resulta que es la reina...

Max Romano dijo...

La Timoshenko no debe verlo muy claro porque nada más liberada se ha ido fuera de Ucraina, parece que no quiere comprometerse demasiado o "quemarse" con este gobierno, en este momento. Pero yo pienso que aspira en efecto a ser la reina, y que está buscando el apoyo de Occidente para ello.

Aryan dijo...

Creo que es hora de aportar otro punto de vista (sé que soy considerado “herético” por los “identitarios” por no ser neofascista ni antiatlantista, pero la verdad me importa un bledo lo que piensen otros de mí: yo solo me fío de Dios y de mí mismo, como buen individualista cristiano, y al que no le guste es su problema, no el mío). Es cierto que Occidente ha jugado al juego geopolítico con lo que en teoría debería ser una cuestión interna de Ucrania, pero es que este es el comportamiento de todas las superpotencias de la Historia conocida (recordemos que la máxima de marras es de origen romano, quienes ya lo practicaban con los “bárbaros”). Veo varios errores en tu exposición, primero lo cierto es que el putinismo “identitario” es más bien una cosa occidental, los eslavos en general no tienen a Putin en muy alta estima, y hay testimonios de “identitarios” RUSOS que prueban lo que digo. Creo que muchas veces se tiende a idealizar lo que no se conoce y pensar que lo de fuera es siempre mejor que lo de casa, incluso llegando a ignorar la realidad expresada por los propios nativos del sitio idealizado, que digo yo se conocerán mejor a sí mismos que no unos fantasiosos extranjeros. Esta tendencia parece ser inherente a la humanidad pues ha estado presente a lo largo de la Historia, pero el problema de los “identitarios” es pensar (aunque sea de manera inconsciente) que son inmunes a las debilidades humanas que los hacen falibles, a pesar de que no hay ninguna razón objetiva para pensarlo (lo cierto es que, un individuo no tiene por qué carecer de inteligencia, cultura y moralidad para negarse a suscribir el neofascismo, por mucho que les pese a sus adherentes. La ideología política no lo es todo, lamentándolo mucho por aquellos sujetos de pensamiento sectario). Por otro lado, la actuación geopolítica de Putin con el tema ucraniano ha sido bastante torpe, y se ha cuidado más de dar una imagen “poderosa” al exterior que del bienestar de los rusos: por ej, la toma de Crimea evidencia una derrota táctica, ya que Crimea ya era suya de facto, con bases militares y una abrumadora mayoría étnica y culturalmente rusa, por lo que tener que pelear por aquello que ya le pertenecía es un signo de fracaso según el genio militar Sun Tzu, cuya filosofía aún sigue siendo tenida en alta estima por los estrategas actuales. Por otro lado, geopolíticamente Putin está centrándose demasiado en la oposición a Occidente, y olvidándose del dudoso “aliado” (con agenda propia) antiblanco y supremacista asiático de China, quién se le está colando a Rusia por la puerta de atrás, realizando sus planes de conquistar demográficamente el oriente ruso. Aunque como buenos mongoloides los chinos son más discretos y silenciosos que los occidentales, me parece una imprudencia la dejadez de Putin, quién está demasiado ocupado posando de chulito ante las cámaras contra los blancos occidentales para ocuparse de los sigilosos y arteros asiáticos que le están comiendo la retaguardia a su pueblo, lo cual bien podría llevar a un renacimiento del “Yellow Peril” como bien advertía Napoleón sobre el “despertar del dragón chino”. Un problema del culto al líder es que si no se aceptan críticas difícilmente se podrán remediar unos errores que ni siquiera son percibidos, pues la propia vanidad se interpone. Por otro lado, aparte de la geopolítica Putin haría bien en prestar atención a los problemas internos gravísimos que sufre Rusia, como la epidemia de alcoholismo, una esperanza de vida pírrica, los focos de sida y tuberculosis así como la poderosísima mafia que vender drogas realmente espeluznantes como el Krokodil, por no mencionar el problemón de los huérfanos que sobreviven en las alcantarillas de las grandes ciudades, y estos son solo una muestra que prueba que sin negar los problemas doméstico de Occidente Rusia también tiene los suyos, y no son precisamente irrelevantes.

Aryan dijo...

Así que cuidado con ver a Putin como el primo de Zumosol que va a “salvar a Europa” de la “degeneración sionista”, y a Rusia como un “paraíso identitario” y “la gran
esperanza blanca”: la realidad es mucho más compleja y aunque esta complejidad pueda resultar desalentadora, el sectarismo ciego no soluciona nada, pues por mucho que se haga la vista gorda los problemas siguen ahí y crecen por sí mismos como tumores. Por lo demás, diré que esto “cualquiera que no esté de acuerdo es un malvado o defiende oscuros intereses” también puede ser aplicado a ciertos neofascistas como los de SF, donde en la sección en español llegaron a defender a Corea del Norte y a condenar cualquier crítica como “infiltrados pagados por la FED y el sionismo”: mi intención es señalar que con hipocresía no se va a ninguna parte ni se forma “alternativa” seria alguna, pues para hipócritas ya están los gobernantes actuales. La verdad, si en el Reich se conducían así no me extraña que racialistas y gente decente como el científico Hans Eysenck (un genuino conservador anticomunista y problanco) hubieran de exiliarse, o conspirar contra el Führer como el conde Stauffenberg (le pese a quién le pese, un genuino patriota cuyo único “crimen” fue poner su lealtad a Alemania como pueblo antes que su lealtad a un partido político y al caudillo que lo comandaba). Por otro lado, tú mismo reconoces tácitamente lo ilusorio de cualquier proyecto europeísta en tus últimos 3 párrafos, ya que si la incompatibilidad entre europeos tiene suficiente consistencia en sus motivos para hacer que se maten entre ellos, y a no ser que pretendas que todos los implicados eran estúpidos, incultos e inmorales (lo cual sería un patético ejercicio de sectarismo), tal vez deberías replantearte la viabilidad del europeísmo más allá de una fantasía romántica de ciertos sectores políticos. Subordinar el patriotismo nacional al europeo es exactamente lo mismo que pide Merkel, una delegación de la soberanía, lo cual causa inevitablemente la formación de un criptoimperio con una metrópoli próspera y una periferia miserable (como nosotros en la UE). El caso contrario, la defensa prioritaria del interés nacional en caso de conflicto, conduce inevitablemente a la desestabilización de Europa, tal vez porque su unificación política no es sino un delirio absurdo. A lo sumo, un pacto diplomático común podría ser posible, y aún así no estaría exento de dificultades. El concepto de WN solo tiene sentido en un país de fundación reciente y hasta cierto punto paneuropea como USA (aunque la élite fuera anglosajona también estuvieron presentes holandeses, irlandeses, alemanes, italianos, ect), pero en Europa, con el enorme peso histórico, cultural y epigenético que separa radicalmente a sus gentes un denominador común tan raso como la raza biológica o una lejana afinidad cultural (que solo se evidencia cuando se contrapone a otros continentes) no son ni mucho menos suficientes. Y la Verdad tolera antes la extinción de una especie que la realización de un imposible, pese a quién le pese. Hay una tesis que dice que las 2 guerras mundiales, así como la Guerra Fría fueron un choque entre las naturalezas politizadas de celtas occidentales, germanos continentales y eslavos orientales. En mi opinión más bien todo fue consecuencia lógica de la frivolidad militarista con la que se inició la IGM, pero no descartaría que hubiera un cierto poso de inarmonía intrarracial que ejerciera al menos una cierta influencia. En fin, no pretendo convencer a nadie, solo expongo los hechos tal como los entiendo, y me sentiré satisfecho con que hagan reflexionar aunque sea a un solo lector silencioso, incluso aunque todo el mundo esté en contra mía: en cualquier caso, al haber expresado lo que considero la Verdad no tengo razón alguna para arrepentirme de mis palabras.
Saludos cordiales

Max Romano dijo...

Aryan

Yo no pienso que Putin se haya comportado torpemente en el asunto de Ucraina, todo lo contrario. POr el momento ha logrado deshaces el entuerto que hizo Kruschev dándole Crimea a Ucrania, y lo que pasará en el resto de Ucrania nadie puede decirlo. La torpeza ha sido de Occidente.

Y sí, tengo una alta opinión de Putin. No sé si es la "gran esperanza blanca" pero es un líder que está a años luz de los monigotes que tenemos en Europa y Occidente, alguien con visión clara que trabaja para el futuro de su nación. Cierto que habrá identitarios rusos contrarios a Putin, yo también los he oído hablar en alguna conferencia aquí en Madrid, pero la realidad es que es un líder que se opone al mundialismo anglosajón, política y moralmente, que hoy es la amenaza para la libertad y el futuro de los pueblos y el poder que oprime a Europa.

Cierto que no es su objetivo "salvar" a Europa, es un nacionalista ruso y esa es su agenda. Nos debemos salvar nosotros mismos, pero efectivamente Rusia y la idea de Eurasia son la esperanza y la base de un proyecto político que se oponga al mundialismo anglosajón y a la decadencia que exporta.

A pesar de la dificultad de construir un proyecto paneuropeo, y de los obstáculos que con razón mencionas, sigo pensando que este es el camino y es posible hacerlo de manera distinta a la actual UE, hay maneras y maneras de realizar una unidad superior y no tiene porqué ser la tiranía burocrática de la UE, que no es más que un gigante son cerebro instrumento de fuerzas ocultas.

Para hacerlo es necesario ciertamente un genio político y una generación que tenga la voluntad de hacerlo. Si esto no sucederá será el fin de la cultura europea ya en su fase terminal de decadencia. Pero comparto tu pesimismo ni tu concepción que llamaría mecanicista de la decadencia inevitable. Creo que la historia es libre y abierta, en todo dependiente de la voluntad humana.

Aryan dijo...

Max: lo que pasa es que aunque Crimea fuera ucraniana de iure, de facto seguía siendo rusa, como ya he explicado: Putin no ha conquistado nada, más se ha visto forzado a luchar por lo que ya le pertenecía. Pues cuando Occidente ha logrado que los neonazis ucranianos se partan la cara por sus intereses geopolíticos a pesar de no ser afines no me parece que sea “torpe” (aunque Barry Soetoro el chapero de gueto, alias “Obama” es un idiota patético que no inspira respeto a nadie). Putin usó lo de Kosovo para justificar su acción, poniendo en bandeja a China usar lo de Crimea cuando decida anexionarse Siberia: este tipo de “justificantes” son espadas de doble filo y torpezas cortoplacistas.

Que Putin es más consciente de la realidad que nuestros líderes no lo dudo, pero eso es como decir que Paco el del bar es más inteligente que ZP: tal como está el listón no es que sea meritorio. No es que haya identitarios rusos que a modo de minoría pintoresca se opongan a Putin, es que el “putinismo identitario” es predominantemente un movimiento occidental, lo cual resulta absurdo por las razones que he explicado antes. Putin ejerce una censura política no muy diferente de la sufrida por Varela. Pensar que el mundialismo es exclusivamente anglosajón es partidismo puro: el mundialismo se parece más al mundo de 1984, y el putinismo no es sino un disidente de Oceanía pensando que en Eurasia o Estasia está la esperanza, cuando son los mismos perros con distintos collares, y que compitan entre sí por ver cuál será el primer general del Anticristo/NOM no quiere decir que no sirvan al mismo amo aunque discrepen en la forma. Aunque no me gusta el régimen en el que vivo, tampoco me gustaría vivir en Rusia o en China, ergo no voy a hacer la vista gorda con estos solo porque Occidente tenga problemas graves.

Lo que Putin pretende a nivel geopolítico es restaurar la situación de la URSS, y no es que los eslavos no rusos (por no hablar de los bálticos) estén muy contentos con esa perspectiva, razón de que intenten apoyarse en Occidente. Decir “salvadnos” es como decir “invadidnos” que es como decir “esclavizadnos”: solo un necio imprudente actuaría así. La decadencia puede tomar muchas formas, igual que el mundialismo, y yo al menos no voy a mover ni un dedo para cambiar Oceanía por Eurasia, solucionar unos problemas para crear otros y encima quedarme con cara de gilipollas pensando “me he esforzado para nada, me han timado”. Si por defender la Verdad sin pactar con ninguna facción del Anticristo he de fenecer, sea, pues tal como está profetizado “quién pretenda conservar su vida la perderá, más quién la sacrifique (por Cristo/la Verdad) recibirá Vida Eterna”.

La UE es la consecuencia lógica de la tendencia de Alemania a postularse como centro de Europa, y de Francia a hacer de contrapeso a la misma. Como tras la IIGM su poder militar es pírrico, Merkel ha optado por la guerra económica, y ha ganado: ocurre que los PIIGS somos los damnificados por su triunfo. Por otro lado, de los que expones se deduce que tú deseas que haya una manera solvente a largo plazo, pero dado que los hechos indican lo contrario (incluso si en una crisis hubiera algún tipo de pacto ese se rompería enseguida, igual que tras las cruzadas los europeos nos dedicamos a guerras civiles), deberías al menos esbozar una propuesta que pueda ser analizada y calibrada.

Añade que también sería necesario que tuvieses razón en tus ideas, cosa que no está clara. Sé que es posible que lleguemos a la extinción, pero como he explicado la Historia está llena de extinciones y vacía de imposibles salvo por intervención Divina. Yo no soy “mecanicista” (tal vez algo determinista), pero observo que la Historia es una cadena lógica de causas y consecuencias, y que aunque la voluntad humana sea infinita la capacidad humana tiene límites, y no puede controlarlo todo. Además, mi pesimismo no me hace claudicar, ya que sigo predicando la Verdad en la medida de mis posibilidades, y dispuesto a resistir hasta la muerte.