Después de tener abandonado el blog durante cierto tiempo, es hora de retomar la actividad. Empezaré poniéndolo al día con algunos artículos publicados en El correo de España y que no he publicado aún en el blog como suelo hacer.
En cuanto a la presentación del libro "Crónicas de un Occidente Enfermo" que hubiera debido celebrarse en Valladolid el 14 de marzo, fue anulada por el coronavirus y daré noticia cuando pueda realizarla.
La
relación entre los tres elementos del título, aparentemente lejanos entre sí, quedará
clara dentro de poco, así como el hilo nefasto que los une; juntos nos dan un
cuadro alegórico de la degeneración intelectual, ética y cultural que nos aflige.
Quizá
algunos lectores hayan visto un vídeo de hace algunos años, en el que unos
imprudentes soldados, en algún lugar de África, para bromear un poco entregan a
un mono un fusil de asalto, creo un kalashnikov.
Lo malo es que el simio no sólo empuña correctamente el arma, sino que también atina
a apretar el gatillo y empieza a disparar; los soldados tienen que salir
corriendo y ponerse a cubierto tras lo que el mono queda dueño del campo y
levanta triunfalmente el fusil sobre sus brazos.
Sea o no un vídeo preparado de antemano, nos quedaremos con la imagen porque su actualidad política es evidentísima: se trata de la precisa
representación de la última hornada de revolucionarios de salón que ha llegado
al gobierno, amenazando con escribir leyes y gestionar la cosa pública.
Creo
sinceramente que nunca habíamos tocado un nivel tan ínfimo como éste; aunque
tras cuarenta años de democracia habían conseguido poner el listón realmente
bajo, han logrado desfondarlo. No es que sean mediocres; es que son el fondo
del barril y van mucho más allá de la simple mediocridad. Gente además de
sectaria ignorante, inculta y fanática; estamos viviendo la venganza de los
últimos de la clase que se permiten imponer su nulidad a quienes son mejores
que ellos. Una chusma que está ahí aupada por la opinión democrática, bien es
cierto; pero esto jamás será un argumento a favor de la chusma sino un
argumento en contra de la democracia.
Como
ejemplo de lograda degeneración el eslogan “quiero llegar sola y borracha a
casa” jaleado desde el poder. Me parto de risa si esto es la liberación de la
mujer. Pero el aspecto trágico supera al cómico: uno se pasa años intentando
con esfuerzo educar a los hijos, enseñándoles que la verdadera liberación es de
la ignorancia y de la estupidez, para que esta morralla zafia y vulgar venida a
más se instale en el poder, usurpe la educación y sustituya el conocimiento con
el “coñocimiento” impartido en talleres pagados por todos nosotros.
El
sectarismo, voluntad liberticida y revanchismo barato se evidencian en las
primeras leyes que están cocinando, auténtico caldero de brujas repleto de
sapos y culebras: ley de educación, ley de libertad sexual, ley de memoria
histórica. Es decir: imponer en las escuelas y contra la voluntad de los
padres la basura de la propaganda LGTB y feminista, introducir con calzador la
estúpida igualdad de género, cumplir la agenda de los degenerados empeñados en
sexualizar a los niños. Perseguir penalmente a quienes discutan sus mentiras
sobre el franquismo y la guerra civil, imponiendo por decreto a todos su
incultura, ignorancia y mala fe histórica. Promulgar nuevas leyes para
perseguir todavía más al varón, pues no les basta esa Gran Basura que es la ley
de violencia de género, sino que necesitan más sangre, nuevas leyes escritas
desde el analfabetismo jurídico, la miseria intelectual y un pensamiento
formado por cuatro eslóganes baratos.
Hace
mucho tiempo que se veía venir todo esto; de hecho lleva sucediendo años, si no
decenios; pero ahora el lobo no sólo asoma la patita sino medio cuerpo; un lobo
más estúpido que malvado, pero no por ello deja de ser peligroso. Al contrario.
Dentro
de este cuadro lamentable, no pasaré por alto la trifulca grotesca que se ha
montado entre progres para reivindicar el “verdadero” feminismo. Una disputa
ridícula que asemeja una pelea de gallinas y de los gallitos castrados que les
hacen de comparsas, cuyo verdadero lugar sería un programa de telebasura; pero
por desgracia están en el Parlamento escribiendo leyes que se nos van a aplicar
a todos. Detrás de ello no debemos ver sólo una lucha feroz por repartirse el
pastel, sino que también hay algo más: una trifulca entre las feministas de
ayer mismo y las nuevas. Las de ayer, responsables de la infame LIVG, tenían
por lo menos (algo de) cultura jurídica y cultura en general, que usaron como
instrumento para encarnar en ley su inquina contra el varón; pero es que la
nueva generación ya no tiene cultura digna de este nombre, de ninguna clase. La
vieja guardia tenía ideas claras: sabían perfectamente lo que era un hombre y
lo que era una mujer; naturalmente para jodernos vivos a los hombres, pero
tenían claro quién era quién. Por eso mismo la ideología de género y todo ese
montón de mierda sobre las identidades sexuales les era, si no extraño, al
menos secundario; no habrían aceptado que alguien con barba y cataplines dijese
que “se siente mujer” emborronando así su visión sectaria y maniquea del mundo.
Las
novísimas hornadas, en cambio, tienen ya el cerebro podrido por la ideología de
género; creen o fingen creer en el “sexo no binario” y que cada uno puede ser
lo que quiera y en las tropecientas “identidades de género”. Han apurado hasta
el fondo una extraña copa de veneno, recorriendo un largo trecho de ese proceso
espantoso de degeneración cultural y degradación cognitiva (es decir que son
cada vez más ignorantes y más imbéciles); viven en un estado permanente de
confusión mental y negación de la realidad, en una oscuridad profunda de la
mente que ocultan con un lenguaje incomprensible, sazonado y realimentado con
el desprecio hacia todo aquello que signifique cultura o pensamiento elevado.
En
pocas palabras y volviendo a las feministas con su séquito de perrillos
falderos: las de antes eran más malas que estúpidas, las de hoy son más
estúpidas que malas. Máxima que vale en general, para la clase política, las
modas y las ideas que rigen nuestra sociedad.
Esta
prevalencia de la estupidez sobre la maldad no debe tranquilizarnos sino todo
lo contrario porque, como es sabido, un estúpido que alcanza una posición de
poder puede hacer mucho más daño que un malvado.
Tiene
más peligro que un mono con un kalashnikov.
MAX ROMANO
MAX ROMANO
1 comentario:
Gracias MAX por volver por aquí. Un placer como pocos leerte de nuevo. Brillántisimo título que captura la esencia de esa hécate de tres cabezas. Imbatible cúal Hércules frente a Gerión. XDXD
La verdad me hace siempre mucha gracia como la clavas con "la clava": histéricos monos para el intelecto, cobardes gallinas en lo ético/moral y el pináculo "cultural" y de civilización que proponen las feministas y que se alcanzará quizás cuando aprendan a usar Google maps.
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