sábado, 17 de julio de 2021

PRIMERA LÍNEA DE NECROSIS. ODIO CONTRA EL HOMBRE BLANCO SEXUALMENTE NORMAL

 



Como prometido, comienzo el pequeño ciclo de artículos sobre las “líneas de necrosis” de un Occidente Enfermo, que forman el cuerpo principal de un pequeño ensayo aún no publicado.

La primera de estas “líneas” es el odio contra el hombre blanco sexualmente normal que, como todos sabemos, es la bestia negra del progresismo.

Un odio que se respira por todas partes: en los medios, en las producciones de la industria del entretenimiento, en el discurso público y en los llamados ambientes culturales. De una u otra manera, cualquier pretexto es bueno para echar fango sobre este gran malo de la película; una película que la corrección política actual nos proyecta en la cabeza continuamente. Una hostilidad omnipresente que repercute y se expresa en la falsificación de la historia, en el lavado de cerebro desde la infancia, en las mismas relaciones familiares.

Esta actitud está en la misma raíz de esa ideología hoy hegemónica que podemos llamar izquierda cultural o progresismo; confirma la ortodoxia de ese pensamiento único que pretenden imponernos a todos, el aro por el que se hacen pasar todos los partidos “respetables” en la falsa dialéctica democrática.

Dicho lo anterior, el odio contra el varón blanco se ve más en unos partidos que en otros y es evidentísimo en aquellos movimientos políticos cuya base electoral es, en grandísima parte, una masa de adolescentes mal acostumbrados y con edad cronológica para votar, resentidos por defecto y parásitos convencidos de que ellos lo valen. Un tipo humano regresivo y extraordinariamente difundido en una sociedad que aparece cada vez más infantilizada.

Quizá esto último nos da la clave para comprender una parte de este odio: analógicamente, es algo así como una especie de pataleta de niñato malcriado contra sus mayores y específicamente contra su padre, llevado al plano de la ideología. El hombre blanco sexualmente normal, en nuestro ámbito cultural, es el símbolo del padre y el odio contra la figura del padre permea esta sociedad, desde hace mucho tiempo.

Otro motivo de odio contra el hombre blanco es, naturalmente, que representa la historia, la expansión de la civilización europea que ha llegado a dominar la mayor parte del mundo y ha desarrollado en primer lugar la técnica moderna que todos los demás han adoptado. Por lo tanto la hostilidad hacia el hombre blanco es, también, expresión en general de un rechazo hacia la dinámica histórica en general; en nuestro ámbito particular de culturas de origen europeo y blancas, una hostilidad contra la propia historia y la propia civilización, siempre acompañado de cierto sentimiento de culpabilidad que algo o alguien nos ha metido en la cabeza.

¿Quién lo ha hecho? ¿Por qué y sobre todo cómo es que somos tan vulnerables a ese sentimiento de culpabilidad inducida?

Llegaremos a ello. Por ahora es suficiente ver detrás de las pataletas ideológicas, las estatuas pintadas y derribadas, los imbéciles blancos que se arrodillaban ante el movimiento terrorista callejero BLM y los que siguen haciéndolo en espíritu, y detrás de tantos otros fenómenos aberrantes, una y la misma cosa: el odio contra el hombre blanco sexualmente normal.

MAX ROMANO

viernes, 16 de julio de 2021

ONCE LÍNEAS DE NECROSIS PARA UN OCCIDENTE ENFERMO

 


 

El pasado sábado 10 de julio fui invitado a Valladolid para presentar mi segundo libro “Crónicas de un Occidente Enfermo” publicado por SND Editores, en el centro social El Alcázar. Agradable velada y excelente ambiente junto a varios amigos y camaradas, en este local que es tan insignificante por fuera como grande por dentro; no en los metros cuadrados pero sí en la voluntad, la ilusión y el corazón de quienes lo cuidan y gestionan.

Tuve ocasión de mencionar unos pocos de esos libros, autores y películas que, a modo de introducción e invitación a conocerlos mejor, reseño en este libro. Pero sobre todo pasé revista a una serie de temas que, juntamente, dan una visión de conjunto del mal de nuestra sociedad y he reunido bajo la metáfora sanitario-infectiva de Líneas de Necrosis. En el libro todas y cada una de ellas van apareciendo de una u otra manera, en la realidad cotidiana y en la crónica; ninguna está explícitamente mencionada en Crónicas pero es una manera de dar sentido a posteriori y organizar en la mente el torbellino casi caótico de noticias, tendencias, realidades que se presentan ante nosotros y van cambiando continuamente.

En algún momento del futuro publicaré un estudio, extenso y riguroso, analizando con detalles y hasta el fondo cada una de estas tendencias. Por ahora iré publicando en este diario una serie de once pequeños artículos dedicados a estas Líneas de Necrosis del Occidente enfermo. Para empezar he aquí la lista a modo de aperitivo.

 

El odio contra el hombre blanco sexualmente normal

La guerra contra la masculinidad

Igualdad de género, fanatismo igualitario en general

Hostilidad contra la polaridad sexual y las identidades definidas

Voluntad de degradación y de recrearse en lo más bajo. 

Incomprensión hacia el pasado y desprecio de la propia tradición

Obsesión por reducir todo a cálculo y mecanismo

Hundimiento de la natalidad europea, sustitución étnica

Pérdida de la propia tradición, nihilismo de la identidad

Construcción de un sistema de control total y represión de las ideas

Alienación mental que el progresismo pretende de nosotros

 

No publicaré los once de manera consecutiva, pero de aquí al final del verano creo poder asegurar que aparecerán todos. Un saludo a todos mis lectores y la recomendación de preparar desinfectantes, instrumentos de cirugía y antibióticos interiores, para cuando descubra alguna de esas líneas de necrosis naciendo dentro de sí mismo.

No podrá comprar esos materiales en ninguna tienda física y tampoco por internet, sino que deberá fabricárselos. Por supuesto no estará solo en esta tarea ni deberá partir de cero. Pero cualquiera que sea el camino elegido para escapar a la putrefacción interior, la parte más importante de ese trabajo no se puede delegar y cada cual debe llevarla a cabo por sí mismo.

MAX ROMANO