A modo de complemento a la entrada anterior he de mencionar un artículo aparecido en el diario El Mundo que, por una vez, presenta las
razones del varón, en este caso el marido de la indultada que es el verdadero
maltratado y de muy mala manera. Por la mujer y por la justicia. También por
los medios, aunque hay que dar al César lo que es suyo y aplaudir que se haya
publicado este artículo, que enlazo:
Ello no borra de un plumazo, sea claro, la
trayectoria de este diario, como todos órgano de la propaganda feminista; pero
es obligado reconocer que aquí se han comportado correctamente, sin duda porque
este caso es ya demasiado descarado, incluso para los aberrantes estándares a
los que nos ha acostumbrado el lavado de
cerebro.
Los detalles adicionales
aportados confirman las consideraciones que hacía en el artículo anterior, y
ponen en evidencia la miseria de la clase política y especialmente de los
responsables de la “justicia” en este país; la que ya no se
puede llamar, con orgullo y plenitud, Justicia.
La caterva infame de mediocres y pusilánimes la ha destrozado. Políticos
totalmente dominados por la “opinión pública” que no es otra cosa que el
discurso intolerante y exclusivo de la horda feminista, que ha secuestrado completamente
nuestra sociedad.
Como anticipaba en la entrada anterior, el marido fue condenado por la patraña feminista del “maltrato
psicológico”, que en este caso consistía en haberla llamado estúpida e inútil (según
ella, claro, pero esto es lo de menos). Y por eso el hombre fue condenado a veintiún meses. La mujer por su parte no
sólo le ha lavado el cerebro a su hija para separarla del padre, no sólo ha impedido las visitas e ignorado las
resoluciones judiciales en este sentido, sino que se la indulta cuando, tras mucho tiempo y esfuerzo por obtener una brizna de justicia, se la había condenado a una (ridícula) pena de cárcel.
Este es el repugnante e inmoral
sistema en que hemos de vivir.
Vayamos al corazón del problema
dejando lo secundario. Seguramente la justicia no debería meterse en lo que se
dicen un marido y una mujer, seguramente ella ha dicho (y con certeza demostrada ella ha hecho) cosas peores, pero
esto es lo secundario. La cuestión es mucho más grave y odiosa.
El verdadero problema aquí es
que un sistema legislativo, judicial y penal que condena a un hombre a una pena, por pequeña que sea, por el hecho de llamar a su mujer estúpida o inútil, es una basura y no merece respeto ni reconocimiento. No es “imperfecto” solamente, sino un sistema asqueroso que no nos representa como varones, que por principio es enemigo nuestro, del que no podemos esperar justicia; no tiene legitimidad para
llamarse ni Justicia ni Estado de Derecho, sino que es sencillamente la imposición de una mafia hembrista a la que hay que obedecer, como a un gangster
que nos pone una pistola en la sien.
Naturalmente también sería una
basura si condenara a una mujer por llamarle inútil a su marido. Pero como
todos sabemos, antes de ver esto veremos a las ranas criar pelo, a los elefantes
volando y el fin de la corrupción en España.
Si llamar inútil a la mujer
merece veintiún meses de condena, la auténtica y odiosa violencia que esa mujer
ha cometido con el marido, separándole de su hija (también víctima), merece veintiún años de cárcel.
El vínculo del Padre con los
hijos es sacro. Las mujeres que separan al padre de los hijos merecen, además de ir a la cárcel, ser inhabilitadas de por vida para ejercer la patria
potestad.
MAX ROMANO
MAX ROMANO
2 comentarios:
Excelente Entrada Oso, Muchas gracias por el blog!
Muy buen texto, claro y conciso, repleto de verdades.
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